El hombre que nunca traicionar¨¢ a Manuel Fraga
"Antes de que muevan a Fraga como l¨ªder tendr¨¢n que pasar pol¨ªticamente sobre mi cad¨¢ver. Fraga no podr¨¢ decirme nunca: '?T¨² tambi¨¦n, Bruto?'"-. Jorge Verstrynge Rojas, 34 a?os, responde as¨ª cuando alguien insin¨²a que ¨¦l podr¨ªa ser el delf¨ªn en Alianza Popular. "Fraga no est¨¢ cansado, aunque s¨ª es cierto que a veces estamos dolidos; parece que nosotros somos los involucionistas, cuando hemos dado f¨ªsicamente la cara para integrar a la gente en el sistema democr¨¢tico".Disfruta en su despacho semicircular, s¨¦ptima planta del edificio de Alianza Popular; dos secretarias y un secretario le protegen de las insistentes demandas, canalizan las constantes visitas de periodistas. ?Se siente orgulloso de haber llegado a su edad a secretario general del segundo partido de Espa?a, a convertirse en candidato del principal partido de la oposici¨®n a la alcald¨ªa de Madrid, de que todo el mundo le reconozca por la calle? "S¨ª, mucho". Su mete¨®rica carrera, desde que hace siete a?os se afili¨® a Reforma Democr¨¢tica, se debe a que "he trabajado como un negro, he contado con la confianza ilimitada de Fraga y con el apoyo de los medios de comunicaci¨®n".
Fraga ha sido siempre la sombra que le ha amparado en esta r¨¢pida carrera, tan inusual en la pol¨ªtica espa?ola en general, y en AP en particular. Le conoci¨®, como catedr¨¢tico, siendo estudiante en la facultad de Ciencias Pol¨ªticas, "y le admir¨¦ desde el primer momento por haber denunciado el caso Matesa". Para el joven estudiante falangista -"lo confieso, yo estaba en la derecha dura; pero dura intelectualmente; jam¨¢s me he pegado con nadie"-, admirador a¨²n hoy de Jos¨¦ Antonio, esta denuncia signific¨® un acto de valor. Verstrytige cuenta, en un libro propagand¨ªstico reci¨¦n editado por AP, que en una ocasi¨®n abuche¨® a Fraga cuando maltrataba verbalmente a un estudiante; pese a ello, se convirti¨® desde el primer momento en un fiel disc¨ªpulo del ex ministro de Informaci¨®n, entonces condenado a un cierto exilio pol¨ªtico.
"Con Fraga he tenido algunos puntos de desacuerdo. Pero mi grado de identificaci¨®n con ¨¦l es tal que siempre llegamos a un consenso". Para ¨¦l, Fraga es el ¨²nico l¨ªder posible para los conservadores -Verstrynge jam¨¢s emplea la palabra derecha. "No me gusta, est¨¢ vac¨ªa de contenido"-. Y no parece contemplar un futuro pol¨ªtico en el que el presidente de AP no est¨¦ presente. "?El futuro? No s¨¦, espero ser una persona cada vez m¨¢s conocida... La popularidad, aunque a nivel personal destroza los planteamientos de tu vida privada, a m¨ª es una cosa que me agrada. Es agradable, y m¨¢s a¨²n para un hijo de padres divorciados".
Se confiesa marcado por su infancia, hijo de un comerciante belga comunista y de una andaluza, que se divorciaron cuando ¨¦l ten¨ªa cinco a?os. Est¨¢ marcado tambi¨¦n por sus primeras vivencias en T¨¢nger, por sus primeras lecturas. Dice que fue el ambiente que se viv¨ªa en el norte de ?frica a comienzos de los a?os cincuenta el que condicion¨® sus primeros planteamientos ultraderechistas, que le llevaron despu¨¦s a defender activamente el imperio portugu¨¦s y a acercarse a las tesis falangistas de Sigfrido Hillers y del doctor Narciso Perales. "Eran planteamientos de juventud; tambi¨¦n Tierno fue trotskista de joven, y no por eso se puede decir ahora que lo siga siendo". "Yo me di cuenta de que el Estado sindical no era eso". Afirma que fueron su contacto con Fraga y los libros quienes moderaron sus postulados universitarios.
Ahora Jorge Verstrytige se enfrenta con el reto de su vida. Atr¨¢s quedan sus palabras de ¨¢nimo al Fraga desmoralizado tras las elecciones de 1979. Atr¨¢s quedan sus enfrentamientos internos con alg¨²n dirigente de AP -"no siga insistiendo en este tema", dice al periodista, "porque no pasa nada; siempre he distinguido entre las posibilidades que ten¨ªa alguna fuerza y las que no la tienen, las que no tienen futuro", agrega, refiri¨¦ndose, sin nombrarlo, a su contencioso con Fernando Su¨¢rez, actual vicepresidente de AP- .El reto, esta vez, es mucho m¨¢s importante. ?l no lo confiesa, pero sabe que si se confirman los resultados de las encuestas el futuro estar¨¢ lleno de sobresaltos.
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