Amnist¨ªa, palabra m¨¢gica en Uruguay
Libertad, trabajo, salarios, amnist¨ªa. Estas cuatro palabras presidieron la concentraci¨®n del Primero de Mayo en Montevideo, considerada por los observadores m¨¢s imparciales como una de las mayores jam¨¢s vista en la capital y, ciertamente, el m¨¢s multitudinario D¨ªa de los Trabajadores de que tenga memoria el sindicalismo de Uruguay.La primera manifestaci¨®n de esas caracter¨ªsticas autorizada por las autoridades militares desde junio de 1973 rompi¨® el marco tradicional de la clase trabajadora, para convertirse en un acto de protesta multiclasista y un¨¢nime de toda la sociedad uruguaya. Si aceptamos el m¨¢s sobrio de los c¨¢lculos, eran 130.000 los asistentes, en una ciudad que no sobrepasa el mill¨®n de habitantes.
En un momento en que el Gobierno militar se encuentra extremadamente debilitado por las reiteradas y crecientes derrotas sufridas en cada oportunidad que ha realizado consultas electorales, y paralizado ante la cat¨¢strofe econ¨®mica en que ha desembocado su pol¨ªtica neoliberal, la manifestaci¨®n del domingo puede marcar el inicio de un cambio definitivo en la situaci¨®n pol¨ªtica uruguaya. Existe total coincidencia en se?alar que el pa¨ªs real ha ganado la calle para reclamar sin m¨¢s miramientos la restituci¨®n de los derechos democr¨¢ticos, la liberaci¨®n de los presos sindicales y pol¨ªticos y la rectificaci¨®n de la conducci¨®n econ¨®mica. En s¨ªntesis, el total desmontaje del r¨¦gimen actual.
El Gobierno, arrinconado
Cualquier desprevenido pudo entender que el Plenario Intersindical de Trabajadores, que agrupa a 47 sindicatos, es una organizaci¨®n obrera legalmente aceptada, pero no es as¨ª. Se trata de la organizaci¨®n que los trabajadores se han apa?ado, por encima o por debajo de la legalidad vigente, y a despecho de la represi¨®n, para expresarse y defenderse aut¨¦nticamente. No es otra cosa que la heredera de la antigua Convenci¨®n Nacional de Trabajadores, central ¨²nica disuelta por los decretos del r¨¦gimen militar en 1973. No obstante, las autoridades optaron por autorizar la convocatoria solicitada por el Plenario Intersindical y retirar las fuerzas de seguridad, con lo cual le concedieron a aqu¨¦l la legitimidad que de verdad tiene en la vida del pa¨ªs real. Los observadores pol¨ªticos en Montevideo no ven solamente a un Gobierno d¨¦bil: ven a un Gobierno arrinconado.
En el estrado que presidi¨® la concentraci¨®n se sentaba Jos¨¦ d'El¨ªa, presidente de la disuelta CNT, cuya captura fue recomendada en 1973. A su lado, dos sillas vac¨ªas simbolizaban, seg¨²n se anunci¨®, el lugar que debe ser ocupado por los que no pueden estar hoy aqu¨ª. Los trabajadores exigieron, p¨²blicamente, un asiento en la mesa negociadora que debe acordar, entre militares y partidos pol¨ªticos autorizados, las v¨ªas institucionales para la recuperaci¨®n de la democracia. La multitud exigi¨® la vigencia plena de la libertad, la liberaci¨®n de todos los presos, y en especial invoc¨® el nombre del general L¨ªber Seregni, l¨ªder del Frente Amplio, preso desde 1973, cuya liberaci¨®n es hoy solicitada por las m¨¢s altas personalidades del mundo.
Esta celebraci¨®n del Primero de Mayo, terminada sin el menor incidente, demuestra una vez m¨¢s la vocaci¨®n pac¨ªfica del pueblo uruguayo, cuya madurez pol¨ªtica no se expresa ¨²nicamente con un buen olfato para votar, sino tambi¨¦n con un certero sentido de la oportunidad para ganar la calle. Hace s¨®lo unos meses, el tema de cualquier tipo de amnist¨ªa continuaba siendo el primero de los proscritos uruguayos. Un alto jefe militar hab¨ªa declarado, alguna vez, que la palabra amnist¨ªa deber¨ªamos borrarla de nuestro vocabulario. Pasadas las elecciones internas de los partidos autorizados, con el triunfo de los sectores opositores, las convenciones de ambos partidos (Nacional y Colorado) adoptaron resoluciones sobre presos pol¨ªticos y sindicales.
M¨¢s recientemente, el semanario La Democracia, del sector inspirado por Wilson Ferreira Aldunate (que controla tres cuartos del Partido Nacional), ha dedicado amplios espacios a promover la idea de lo que se ha dado en llamar la amnist¨ªa rec¨ªproca. La experiencia brasile?a ha servido de inspiraci¨®n a esta idea, que parece destinada, seg¨²n declar¨® en Madrid el propio Ferreira Aldunate, a asegurar el destino nacional antes que cobrar cuentas. El perd¨®n mutuo de los agravios (que no el olvido) como ¨²nica forma de reconquistar la libertad. El Primero de Mayo tambi¨¦n la amnist¨ªa gan¨® la calle.
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