El editor de 'Stern' se querella contra el 'sabueso' periodista que 'descubri¨®' los falsos diarios de Adolfo Hitler.
Al mismo tiempo que la asamblea de redactores de la revista alemana Stern decidi¨® "pedir perd¨®n a los lectores" y se "averg¨¹enza" de lo ocurrido con los falsos diarios de Adolfo Hitler, el editor del semanario, Henri Mannen, ha presentado una querella criminal contra el redactor Gerd Heidemann por inminente sospecha de estafa.
Durante varias horas se reuni¨® en Hamburgo el pasado domingo una asamblea de redactores de Stern, a la que acudieron hasta corresponsales residentes en el extranjero. La asamblea de profesionales, que temen ver arruinado su prestigio por la publicaci¨®n de los diarios fals¨ªficados de Hitler, adopt¨® una resoluci¨®n difundida ayer. Los redactores de Stern dicen que "nos avergonzamos ante nuestros lectores por esa publicaci¨®n, aunque s¨®lo unos pocos de nosotros sab¨ªan de qu¨¦ se trataba y se ocuparon del caso".Desde que el redactor Heidemann ofreci¨® los diarios de Hitler a la direcci¨®n de la revista, se cre¨® en la redacci¨®n un grupo especial de trabajo, que se traslad¨® a otro edificio, donde continuaron bajo un secreto total las investigaciones. Dentro de la revista se cre¨® un fondo especial para financiar la labor period¨ªstica del grupo encargado de preparar la edici¨®n de los diarios.
La asamblea de redactores rcconoce en su resoluci¨®n que "fue irresponsable" el lanzamiento hecho de la publicaci¨®n de los diarios con la frase "hay que reescribir la historia del nazismo". La frase fue tomada del historiador ingl¨¦s Trevor Roper, que en un primer momento crey¨® en la autenticidad de los diarios y luego se retract¨®.
Los redactores dicen que aunque los textos hubiesen sido aut¨¦nticos, la forma de publicaci¨®n es inadmisible, declaran que Stern no es el lugar adecuado para publicar justificaciones del nazismo, y concluyen con un "pedimos perd¨®n por haber quebrantado esta norma, fundamental hasta ahora en Stern".
La figura del periodista que descubri¨® los diarios el sabueso m¨¢s duro que se pueda imaginar", Gerd Heidemann, de 51 a?os, de quien Stern afirmaba que "sus colegas dicen de ¨¦l que es el reportero m¨¢s implacable y refinado de Alemania", ha pasado a primer plano de la actualidad. El editor de Stern, Henri Nannen, present¨® ayer ante los tribunales de Hamburgo una querella criminal por la inminente sospecha de estafa.
Procedencia ignota
Desde un primer momento, Heidemann se neg¨® a citar sus fuentes de informaci¨®n. Amparado en el secreto period¨ªstico, que obliga a no descubrir la identidad de los informadores, Heidemann, en la conferencia de prensa del pasado 25 de abril, cuando se presentaron los diarios, se neg¨® a explicar de d¨®nde proced¨ªa el hallazgo.Este secreto, comprensible cara al exterior de la revista, lo mantuvo Heidemann respecto a la propia redacci¨®n de Stern, donde ni los directores sab¨ªan la procedencia de los documentos. Heidemann aseguraba que lo ocultaba para proteger la vida de las personas que le hab¨ªan facilitado el material.
Ayer, Henri Narmen, ante la sospecha inminente de estafa, present¨® querella criminal contra su redactor. En una nota publicada por la direcci¨®n de la revista se explica que "la querella se basa en que Heidemann mencion¨® como proveedor de los diarios una persona que con un alto grado de probabilidad no existe".
Al descubrirse la falsificaci¨®n, Stern lanz¨® un ultim¨¢tum a su redactor para que explicase la verdad. El editor, Nannen, explic¨® que Stern descubrir¨¢ ahora los entresijos de la falsificaci¨®n, porque ya no est¨¢ obligada proteger sus fuentes, cuando se ha comprobado que se trata de estafadores.
La revista de Hamburgo anunci¨® ayer en su nota que Heidemann y su mujer hicieron declaraciones contradictorias a la Prensa extranjera, y seg¨²n el estado actual de las investigaciones parece que investig¨® correctamente el accidente de avi¨®n en Boernersdorf y despu¨¦s fue v¨ªctima de un enga?o. Al final parece probable que ¨¦l mismo se enriqueci¨® ilegalmente".
Heidemann hab¨ªa explicado que los diarios de Hitier se encontraban en un avi¨®n que sali¨® de la canciller¨ªa del f¨¹hrer en los ¨²ltimos d¨ªas, antes de caer Berl¨ªn en manos del Ej¨¦rcito rojo. El avi¨®n fue derribado y cay¨® en territorio que hoy pertenece a la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, donde Heidemann inici¨® su b¨²squeda, con su "nariz de sabueso period¨ªstico".
Uno de los dimitidos directores de Stem, Peter Koch, declar¨® que supone que detr¨¢s de todo se esconde "una fea historia". A la pregunta de si sospecha que su colega Hcidemann est¨¦ implicado, Koch respondi¨®: "Quiz¨¢". El ex-director de la revista explic¨® que Hcidemann recibi¨® diez millones de marcos (560 millones de pesetas) para pagar a sus inflarmadores y proveedores, pero Koch ignora a d¨®nde fue a parar el dinero.
En torno a Heidemann se cierne la sospecha de que se trata de un nazi clandestino o, quiz¨¢ m¨¢s probable, de un periodista obsesionado con el tema del nazismo, que no vacil¨® en recurrir a toda clase de m¨¦todos para hacerse con informaciones sobre el tema.
Ayer, una revista de la competencia de Stern, Bunte Ilustrierte, difundi¨® una carta escrita por Heidemann al carnicero de Ly¨®n, Klaus Barbie, alias Altman, que actualmente se encuentra preso en Francia en espera del proceso por sus cr¨ªmenes durante la segunda guerra mundial en la ciudad francesa
Una carta pol¨¦mica
La redacci¨®n de Stern, en una nota publicada ayer, ni desminti¨® ni confirm¨® la autenticidad de la carta, que lleva la firma de Heidemann. En su carta a Barbie, el periodista le da el p¨¦same por la muerte de un hijo y se excusa por la publicaci¨®n de un informe firmado por ¨¦l en Stern, que hab¨ªa reunido en Sudam¨¦rica sobre nazis refugiados all¨ª. El informador se justifica ante Barbie con el argumento de que la direcci¨®n le oblig¨® a entregar el mater¨ªal, que ¨¦l no quer¨ªa ver publicado, y perjudic¨® a Barbie al llamar la atenci¨®n sobre su presencia entre los golpistas bolivianos en 1981.Heidemann escribe en esta supuesta carta a Barbie que "el asunto me resulta ente penoso, y mi mujer me ha hecho reproches durante varios meses. Si ni siquiera ella me comprende, mucho menos puedo esperar comprensi¨®n en usted y su esposa". El periodista lamenta que la publicaci¨®n de esos materiales pueda llevar a poner fin a la amistad entre los dos, precisamente en un momento en que tiene algo muy importante entre manos.
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