Si los laboristas vencen en las elecciones, Gran Breta?a se desarmar¨¢ unilateralmente
![Soledad Gallego-D¨ªaz](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F59d0121e-34c2-42ae-9720-96991394acc9.png?auth=9618d8510e6d38fb4af0fc3320ebbd584c15c5aa49a79f467985675046e6d666&width=100&height=100&smart=true)
El pr¨®ximo d¨ªa 9 de junio los pacifistas de todo el mundo contendr¨¢n la respiraci¨®n. Por primera vez en la historia reciente un gran partido pol¨ªtico de Europa occidental, el Partido Laborista brit¨¢nico, acude a unas elecciones generales con un programa de defensa que recoge casi todas sus aspiraciones.
Si los laboristas ganaran las elecciones, lo que parece improbable, pero no es imposible, el Reino Unido no s¨®lo rechazar¨ªa la instalaci¨®n de euromisiles en su suelo, sino que destruir¨ªa su propia fuerza nuclear. La pol¨ªtica de defensa en Europa experimentar¨ªa un giro de 190 grados.Suceda lo que suceda el d¨ªa 9 de junio, el pacifismo habr¨¢ dado un gran paso. Durante las tres semanas que durar¨¢ la campa?a electoral brit¨¢nica los medios de comunicaci¨®n van a explicar ineludiblemente en qu¨¦ consiste la pol¨ªtica de desarme nuclear unilateral y por qu¨¦ es posible a los ojos, no de un peque?o partido verde reci¨¦n nacido a la vida pol¨ªtica, sino de una fuerza de tanta tradici¨®n como el Partido Laborista que ha venido ocupando el poder en el Reino Unido, altern¨¢ndose con los conservadores, durante m¨¢s de medio siglo.
Los tories presentan el programa de defensa laborista como enloquecido, na?f y precipitado, pero lo cierto es que la decisi¨®n de asumir la defensa del desarme nuclear unilateral no ha sido fruto de un repentino ataque de purismo moral, sino de una dura, agria y prolongada discusi¨®n en el seno del Partido Laborista. Los defensores del desarme unilateral no son s¨®lo j¨®venes militantes sin experiencia pol¨ªtica, sino figuras de la talla de Michael Foot, el l¨ªder laborista, que puede tener, y tiene de hecho, poca imagen como posible primer ministro, pero al que ni sus m¨¢s ac¨¦rrimos enemigos acusan de imbecilidad o de inocencia pol¨ªtica.
Cuando los laboristas aprobaron su programa de defensa sab¨ªan que sus propuestas iban a restarle votos en la hora electoral. Las encuestas de la opini¨®n p¨²blica indican que los brit¨¢nicos son mayoritariamente contrarios a la instalaci¨®n de los euromisiles, pero que rechazan tambi¨¦n mayoritariamente un desarme unilateral.
La propuesta laborista ha sido repetidamente explicada por Foot. "No pretendemos el desarme unilateral de Occidente frente a la Uni¨®n Sovi¨¦tica", afirma, "pero creemos que Estados Unidos y la URSS tienen suficiente poder nuclear como para que la desaparici¨®n de otros arsenales m¨¢s peque?os, como el brit¨¢nico, no suponga ning¨²n desequilibrio en la balanza. Al contrario, si la fuerza nuclear del Reino Unido desaparece, ser¨¢ un paso positivo hacia la distensi¨®n y facilitar¨¢ el compromiso entre los gigantes". Gran Breta?a, asegura el l¨ªder laborista, no debe abandonar la Alianza Atl¨¢ntica, de la que forma parte, y que garantiza su defensa, pero debe tomar iniciativas que propicien el desarme nuclear en un momento hist¨®rico en el que la situaci¨®n es extremadamente peligrosa "porque parece deslizarse a la deriva hacia el desastre". El Partido Laborista, si alcanza el poder, est¨¢ dispuesto a a colocar sus Polaris y Trident sobre la mesa de negociaciones de Ginebra.
La posici¨®n del Partido Conservador es, como en muchos otros aspectos, la antag¨®nica. Margaret Thatcher ha rechazado de plano la posibilidad de negociar en Ginebra la fuerza nuclear brit¨¢nica, tal y como propone la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y est¨¢ convencida de que la URSS se mostrar¨¢ m¨¢s conciliadora cuando los primeros Cruise norteamericanos se desplieguen en Europa occidental. La primera ministra brit¨¢nica ha apoyado desde el primer momento la posici¨®n negociadora norte americana, aunque en el seno de la OTAN, y al igual que otros aliados europeos, haya presionado a Washington para que acepte una soluci¨®n diferente de la llamada opci¨®n cero que Mosc¨² ha rechazado ya.
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