'El patriarca': "Nuestro sistema de recuperaci¨®n de drogadictos, el ¨²nico coherente y din¨¢mico"
Lucien Engelmajer, m¨¢s conocido como el patriarca, es el creador, animador y cabeza visible de una especie de iglesia laica que tiene por finalidad la lucha contra la drogodependencia, como sede el Chateau de Lamothe en Francia, y como ¨²nico dios a ¨¦l mismo. Se trata de un simp¨¢tico abuelo de 67 a?os al que su blancos cabellos y barbas le proporcionan un aspecto ciertamente patriarcal. Su organizaci¨®n El patriarca cuenta con 47 centros repartidos por Europa, quince de ellos en Espa?a, que acogen a m¨¢s de 2.000 antiguos toxic¨®manos. Son caser¨ªos, granjas, chal¨¦s de monta?a y casas en la ciudad, denominados en el argot interno de la instituci¨®n como lugares de vida.
Su visita a La Rioja, donde se encuentra situado uno de esos centros de recuperaci¨®n, ha coincidido con la celebraci¨®n de un rastrillo en el que durante tres d¨ªas se puede comprar una variada gama de objetos con el fin de recaudar fondos para la comunidad rural de El patricarca situada en Oteruelo (La Rioja). Durante el primer d¨ªa se recaud¨® 1.700.000 pesetas.El sistema de rehabilitaci¨®n de las comunidades fundadas por la asociaci¨®n El patriarca ha sido objeto de numerosas cr¨ªticas tanto por su m¨¦todos como por el poder que han ido adquiriendo. "Nuestro sistema", dice Lucien Engelmajer, no creo que sea el mejor; creo que es el ¨²nico coherente y din¨¢mico. En un terreno tan din¨¢mico como la droga, contentarse con tener diez camas para recuperaci¨®n de drogadictos no es una soluci¨®n, sino buscar ¨²nicamente la autosatisfacci¨®n".
El crecimiento de la comunidades de El patriarca es exponencial, seg¨²n su fundador. Desde 1965 recib¨ªa j¨®venes toxic¨®manos en su casa, pero hasta doce a?os despu¨¦s no comienza la expansi¨®n de los centros. En estos ¨²ltimos tres a?os se han abierto cuarenta comunidades nuevas, y en los pr¨®ximos tres a?os los centros que se piensan abrir son ochenta. "Si la situaci¨®n no se agrava, en siete a?os comenzar¨¢ a descender y en nueve a?os habr¨¢ desaparecido".
Lucien Engelmajer no se considera un visionario, aunque s¨ª un c¨®mico al que no le disgusta jugar el papel de profeta para el que se ha disfrazado. "Si decir que el hombre va a vivir a pesar de la droga es una profec¨ªa, en ese sentido yo soy un profeta. Pero no soy como los profetas.de la clase pol¨ªtica que creen poder cambiar el mundo diciendo que va a desapa recer el paro, que vamos a ser m¨¢s libres y que les votemos a ellos. En este sentido yo no me considero un profeta, me tomo por dios, ya que quiero transformar algo en el mun do. Y soy dios puesto que creo la vida en gente que no vive".
Sin t¨²nicas ni coronas, a este abuelo, padre de nueve hijos, no le asustan las etiquetas ni las cr¨ªticas oficiales ("la toxicoman¨ªa es algo que benefic¨ªa econ¨®micamente a los m¨¦dicos, a los psiquiatras, a los soci¨®logos, a los abogados, a los asistentes sociales..."). Piensa que la reinserci¨®n social de los toxic¨®manos es pr¨¢cticamente imposible porque la sociedad no est¨¢ hecha para rehabilitar a los marginados. M¨¢s bien al contrario, entiende que hay una din¨¢mica a rechazarlos por sus pecados pasados. Y se pregunta "?qui¨¦n no tiene defectos?. Hasta Dios tiene un defecto que es el de ser Dios".
No acepta que se equipare a su asociaci¨®n en sentido peyorativo con una multinacional de la lucha contra la toxicoman¨ªa. Su asociaci¨®n es multinacional como puede serlo la Iglesia, el socialismo o la masoner¨ªa, seg¨²n dice. Entiende el consumo de droga como una manipulaci¨®n con intereses pol¨ªticos y econ¨®micos. "Los que durante decenas de a?os han estado contra el opio del pueblo, ahora lo han sustituido por el opio para el pueblo".
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