Un pacto para el empleo
A finales del pasado mes de abril, la Asamblea Europea estableci¨® en Bruselas las bases de un pacto europeo para el empleo, que trata de dise?ar una estrategia com¨²n de todos los pa¨ªses miembros de la Comunidad, a fin de poner en pr¨¢ctica un conjunto de acciones que puedan contribuir decisivamente a la creaci¨®n de puestos de trabajo y la lucha contra el paro, sin perder de vista el objetivo de la competividad.Con esta actitud -considerada todav¨ªa insuficiente- se trata de abordar, sin m¨¢s demora, el mayor problema de nuestro tiempo: los niveles de desempleo alcanzados, que, constituyen en estos momentos no s¨®lo la principal dificultad econ¨®mica existente, sino un aut¨¦ntico drama social que afecta, con la consiguiente frustraci¨®n, a un mayor n¨²mero de personas cada d¨ªa y se ceba de forma particular en la poblaci¨®n juvenil (m¨¢s de cinco millones de j¨®venes en busca de empleo en la CEE, que supone que m¨¢s de una de cada cuatro personas menores de 25 a?os en la Comunidad se encuentra en paro).
A urgir soluciones por parte de las autoridades correspondientes est¨¢ destinada la gran manifestaci¨®n contra el paro, convocada en Stuttgart, de cara a la reuni¨®n de los jefes de Estado y de Gobierno de los diez, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 6 de junio.
Espa?a, desgraciadamente, no, s¨®lo no es una excepci¨®n en este panorama general, sino que avanza peligrosamente (a pesar del triunfalismo con que se presentaron las estad¨ªsticas de marzo, en relaci¨®n con el paro resgistrado) hacia los ¨²ltimos lugares, no s¨®lo por el aumento en el porcentaje que representan los parados sobre la poblaci¨®n activa -casi un 18%, seg¨²n los ¨²ltimos datos-, sino tambi¨¦n por lo que supone la disminuci¨®n paulatina de dicha poblaci¨®n activa, cuya relaci¨®n con la poblaci¨®n total es muy inferior a la de los pa¨ªses miembros de la CEE.
Un a?o perdido
Sin embargo, pasa el tiempo y, a pesar del compromiso electoral del partido en el poder, no se ve ninguna medida que pueda hacer concebir la menor esperanza de que esta situaci¨®n vaya a cambiar en un plazo razonable.
Por el contrario, el retraso en la presentaci¨®n de los presupuestos, la ausencia en ellos de toda referencia de nueva pol¨ªtica industrial, la revisi¨®n a la baja de, los objetivos de crecimiento econ¨®mico y el estancamiento de la inversi¨®n p¨²blica y privada inducen a pensar que terminaremos 1983 en una situaci¨®n todav¨ªa peor de la que estamos y con un nivel de paro real sensiblemente superior.
Con ocasi¨®n de la comparecencia del se?or Boyer, aniediados de febrero pasado en la Comisi¨®n de Econom¨ªa, Comercio y, Hacienda, y tras escuchar del ministro que "1983 va a ser un a?o dif¨ªcil, pero no un a?o perdido", me permit¨ª disentir de sus palabras, diciendo que "si segu¨ªamos aguardando los presupuestos, y cuando ¨¦stos fueran aprobados era ya el verano..., los datos de este ejercicio estar¨ªan dados, y 1983 ser¨ªa un a?o sustancialmente perdido".
Pensaba, al hablar as¨ª, en ¨¦l enorme da?o que ya representaba para nuestra econom¨ªa la demora en la presentaci¨®n de los presupuestos, demora que el se?or Boyer justificaba por el dise?o y desarrollode una pol¨ªtica econ¨®mica .para aprovechar este a?o para crear las condiciones que permitan a nuestra econom¨ªa beneficiarse de la nueva fase expansiva en la que la econom¨ªa mundial parece que va a entrar".
?D¨®nde est¨¢ esa pol¨ªtica econ¨®mica capaz de superar la utilizaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria como instrumento ¨²nico de la lucha contra la inflaci¨®n? Hasta ahora no se ha visto una sola medida seria para fomentar la inversi¨®n y el empleo.
Ni se ha abordado la reducci¨®n de los costes financieros que el PSOE anunci¨® durante su campa?a electoral como objetivo prioritario de gobierno. Y cuando el presidente del Gobierno aludi¨® a nuevos caitales para la creaci¨®n de puestos de trabajo, todo lo que se le ocurri¨® fue la contrataci¨®n temporal, qua ya estaba en el Estatuto de los Trabajadores y que posteriormente fue reducida, por iniciativa socialista.
Tras el env¨ªo a las Cortes de un presupuesto descafeinado y en algunos aspectos regresivo, que deja sin explicar el porqu¨¦ de su retraso, todo parece haberse quedado en la devaluaci¨®n de la peseta y la modificaci¨®n de algunos coeficientes, que contribuye a elevar los tipos de inter¨¦s.
Esta p¨¦rdida de tiempo resulta tanto m¨¢s grave cuanto que la abrumadora mayor¨ªa parlamentaria de que dispone el Gobierno socialista le habr¨ªa permitido abordar en prof¨¢didad, sin necesidasd de caer en gestos, concesiones ni m¨¢s demoras, los problemas reales de nuestra econom¨ªa.
Cierto que la situaci¨®n se hab¨ªa deteriorado tremendamente en el ¨²ltimo a?o y medio, pero no es menos cierto que el Gobierno socialista es el primer Gobierno democr¨¢tico que, adem¨¢s de tener la Ventaja de esa gran mayor¨ªa parlamentaria a la que acabo de aludir, ha tenido la oportunidad de disefiar y establecer una pol¨ªtica econ¨®mic¨¢ en un clima de mejor¨ªa de las expectativas internacionales, tras los largos a?os de crisis, y tambi¨¦n el primer Gobierno que, en lugar de hacer frente a alzag del precio del petr¨®leo verdadaderamente espectaculares (el crudo ligero aument¨® casi 20 veces su precio en siete a?os), se ha encontrado, gratis et amore, con una disminuci¨®n del precio de los crudos del orden del 20%, con la enorme ventaja que esto supone, tanto de cara al saneamiento de la balanza exterior como en lo que se refiere a controlar las tensiones inflacionistas.
Un acuerdo amplio
Personalmente, hace a?os que vengo insistiendo en que la superaci¨®n de la crisis no depende de unas pocas acciones brillantes del Gobierno -ni de ¨¦ste, ni d¨¦ cualquier otro que pudiera haber en su lugar-, sino de un conjunto de numerosas peque?as acciones y de un esfuerzo tenaz y continuado que sea asumido solidariamente por todos. Pero al Gobierno le corresponde la responsabilidad de la iniciativa de ese esfuerzo.
Por creerlo as¨ª, el Centro Dem ocr¨¢tico y Social plante¨® ya en la campa?a electoral de las elecciones legislativas de octubre la necesidad de un acuerdo amplio, con participaci¨®n de todas las fuerzas parlamentarias y los representantes de los agentes econ¨®micos y sociales, con el fin de establecer un marco a medio plazo de pol¨ªtica econ¨®mica que permita despejar las inc¨®gnitas existentes para fomentar el ahorro, la inversi¨®n y la creaci¨®n de puestos de trabajo, al tiempo que mejorar nuestros niveles de competividad, apoyando los sectores m¨¢s din¨¢micos que puedan hacer el papel de locomotoras de nuestra econom¨ªa.
El Centro Democr¨¢tico y Social reiter¨® la necesidad de este acuerdo para superar la crisis, con ocasi¨®n del apoyo a la investidura del presidente del Gobierno, y lo ha vuelto a hacer en la campa?a de las municipales.
Se ha perdido ya mucho tiempo, habida cuenta del momento en que nos encontramos, y cualquier demora adicional nos puede hacer perder el tren de la nueva revoluci¨®n tecnol¨®gica, distanci¨¢ndonos paa siempre de los pa¨ªses industriales y limitando definitivamente nuestra capacidad de penetraci¨®n en los mercados exteriores.
Creo que la vida econ¨®mica espa?ola cuenta todav¨ªa con importantes bolsas de productividad remansadas en las empresas, tanto a nivel de infrautilizaci¨®n de la capacidad productora y de paro encubierto como de mejora de m¨¦todos y de posibilidades de innovaci¨®n tecnol¨®gica.
Se trata de instrumentar los medios adecuados, estableciendo de forma clara prioridades y reglas de juego y procediendo a sanear la estructura financiera de las empresas mediante una reducci¨®n del coste del dinero y unos niveles de endeudamiento m¨¢s racionales, y logrando, sobre todo, un cambio de actitud en los protagonistas del sistema, que se cunenta en dos pilares b¨¢sicos:
- La competividad de nuestras empresas y nuestros productos en un mercado cada vez m¨¢s internacional.
- La solidaridad de todos hacia los que no tienen puesto Je trabajo, como primera prioridad.
Espero que en las conversaciones anunciadas por el Gobierno para los pr¨®ximos d¨ªas con las centrales sindicales y las organizaciones empresariales se pongan las primeras piedras de este gran acuerdo nacional. Acuerdo en- el que todas las fuerzas pol¨ªticas y sociales deber¨ªan participar y a cuyo buen fin todos los espa?oles tenemos el deber de contribuir.
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