La doble medida de la 'doctrina Kirkpatrick'

La influencia de la embajadora Jeane Kirkpatrick en la Administraci¨®n Reagan, como consejera presidencial en los asuntos de Centroam¨¦rica, viene de muy lejos. Reagan descubri¨® a la profesora de la Universidad de Georgetown cuando, en ¨¦poca del Presidente James Carter, critic¨® duramente su pol¨ªtica liberal y sobre todo su pr¨¢ctica de condenar al ostracismo politico a los Gobiernos que violaban los derechos humanos.Kirkpatrick, experta en asuntos suramericanos, defendi¨® una filosof¨ªa pol¨ªtica que distingue sutilmente entre reg¨ªmenes pol¨ªticos autoritarios y los sistemas pol¨ªticos totalitarios. Entre dictaduras de derechas, o de izquierdas, para entendernos.

Cuando el presidente Reagan lleg¨® a la Casa Blanca recuper¨® a la profesora Jeane Kirkpatrick para ofrecerle el cargo de embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas.

La doctrina de Kirkpatrick se convirti¨® en realidad. Pronto la Administraci¨®n conservadora del presidente Reagan inici¨® maniobras de presi¨®n contra los sandinistas de Nicaragua, bloqueando cr¨¦ditos intemacionales o ayudas financieras bilaterales. Moder¨®, por el contrario, las cr¨ªticas hacia los reg¨ªmenes militares del Cono sur latinoamericano, simplemente porque los primeros, los sandinistas pertenec¨ªan a la categor¨ªa de totalitarios, mientras los segundos, Pinochet o Galtieri, entraban en el considerando de s¨®lo autoritarios.

Actualmente, en el caso de Centroam¨¦rica, la doctrina Kirkpatrick mantiene toda su vivencia. Ronald Reagan y su Administraci¨®n alegan repetidamente que en Nicaragua no se cumplen las promesas de celebrar elecciones libres, algo que los nicarag¨¹enses, lamentablemente, tampoco conocieron en la ¨¦poca de Somoza. Pero la Administraci¨®n Reagan no hace ninguna declaraci¨®n sobre el hecho de que tampoco hay elecciones libres, y antes las hab¨ªa, ni en Argentina ni en Chile.

Insiste la Administraci¨®n Reagan en el genocidio de los indios miskitos, desplazados de la zona fronteriza entre Nicaragua y Honduras. Pero nadie se rasga las vestiduras en Washington por las muertes y detenciones de manifestantes contra las dictaduras militares de Argentina y Chile. En el fondo, la Administraci¨®n Reagan es consecuente con la doctrina Kirkpatrick, s¨®lo contestada en los foros universitarios, donde la profesora encuentra oposici¨®n popular para poder seguir hablando.