La Banca Catalana

La decisi¨®n del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos de adjudicar Banca Catalana a un consorcio de trece bancos privados, y la respuesta oficial del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda -que se ha enviado al Banco de Espa?a- de que no ejercer¨¢ el derecho de tanteo sobre el grupo, cierra la primera parte de una pel¨ªcula cuyas escenas m¨¢s interesantes comenzaron a desarrollarse a partir de la entrada del consorcio bancario catal¨¢n en el FGD.En esa primera fase ha quedado claro que, a pesar de las presiones de parte del electorado y de las centrales sindicales, el Gobierno no desea echar sobre sus espaldas una nueva carga en un momento en el que ya tiene sobre s¨ª a todo el grupo empresarial y bancario de Rumasa, que espera una soluci¨®n definitiva. Ejercer en este momento el derecho de tanteo y estatalizar Banca Catalana hubiera supuesto, en buena medida, avivar ciertos temores de nacionalizaciones en cadena, latentes todav¨ªa en diversos sectores del pa¨ªs, as¨ª como entre potenciales inversores extranjeros, que est¨¢n reconociendo, por otra parte, la moderaci¨®n y el pragmatismo de la pol¨ªtica econ¨®mica que sigue el Ejecutivo. Sin embargo, a casi nadie se le oculta que el importante volumen de fondos que hasta el momento ha costado el saneamiento del principal grupo bancario catal¨¢n (el FGD ya ha adelantado casi 150.000 millones de pesetas a un grupo con algo m¨¢s de 170.000 millones de recursos), y los que previsiblemente costar¨¢ todav¨ªa en el futuro, habr¨ªa permitido cuando menos justificar el derecho de tanteo por parte del Gobierno, tal y bomo contemplaba el programa del partido socialista para situaciones similares a la presente.

La decisi¨®n del Gobierno, siguiendo las recomendaciones de los rectores del Banco de Espa?a, deja paso, a partir de ahora, a la segunda parte de esta pel¨ªcula; en la que, como en los cl¨¢sicos del cine de suspense, quedan todav¨ªa bastantes inc¨®gnitas por desvelar. Parece cada vez m¨¢s claro que la oferta presentada p'or la banca privada se ha producido en un r¨¢pido contraataque -y nunca mejor empleado el s¨ªmil de que la mejor defensa es un buen ataque- para tapar el m¨¢s m¨ªnimo resquicio por el que pudiera servirse el Gobierno, en bandeja de plata, la nacionalizaci¨®n de Catalana, teniendo en cuenta las duras condiciones que se estaban planteando por los directivos de La Caixa, durante bastante tiempo el ¨²nico potencial candidato a hacerse cargo del grupo.( ... )

Sin embargo, a partir de ahora, queda por resolver una cuesti¨®n de primera importancia: lo que este consorcio de copropietarios espera hacer con Catalana, c¨®mo se va a gestionar este grupo, c¨®mo se adoptar¨¢n las decisiones e incluso cu¨¢nto tiempo permanecer¨¢ bajo el control de esta sociedad coparticipada. En la primera reuni¨®n mantenida por los presidentes de los grandes bancos tras la adjudicaci¨®n del grupo todav¨ªa no se ha podido encontrar una f¨®rmula globalmente aceptada para nombrar el consejo de administraci¨®n, ni presidente, ni cargos directivos, y tampoco parece que en esa reuni¨®n se pusieran de acuerdo en cuanto al modelo futuro de actuaci¨®n para el grupo. (...)

, 23 de mayo