La estrategia comercial hacia el Este y el desarme at¨®mico, principales temas pol¨ªticos de la 'cumbre' de Williamsburg
La Administraci¨®n Reagan, cuyos principales responsables han preparado a fondo al presidente a fin de que d¨¦ una buena imagen en los asuntos a tratar, ha querido esquivar el que esta nueva reuni¨®n de los pa¨ªses ricos sea una repetici¨®n de lo ocurrido en la anterior, en Versalles, en junio del pasado a?o.
Por aquel entonces, como en la actualidad, el gran ausente de la cumbre, el l¨ªder de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, protagoniz¨® el n¨²cleo del desacuerdo entre los aliados occidentales.
Fue la pol¨¦mica del gasoducto siberiano la que separ¨® a Reagan del resto de participantes. Estados Unidos incluso impuso sanciones contra las filiales en Europa de empresas norteamericanas que facilitaban tecnolog¨ªa para la construcci¨®n del gasoducto.
Al final, pasada la cumbre, el nuevo secretario de Estado, George Shultz, logr¨® convencer al reticente presidente Reagan de que el compromiso con los europeos era mejor que la confrontaci¨®n.
El gasoducto siberiano sigue en pie. Mientras, una empresa norteamericana, la Betchel, con buenos v¨ªnculos en la Administraci¨®n Reagan (Shultz y Weinberger fueron directivos) lanza un proyecto, apadrinado inicialmente por Espa?a, para construir un gasoducto transahariano que lleve a Europa gas natural de Nigeria y Argelia.
Comercio
Enterrado el litigio del gasoducto, Ronald Reagan plantear¨¢ ahora en Williamsburg los aspectos estrat¨¦gicos del comercio con el Este.Durante los ¨²ltimos meses, Washington ha intentado que los pa¨ªses de Europa occidental restrinjan las ventas de tecnolog¨ªa avanzada a la URSS y el bloque socialista, a fin de evitar su utilizaci¨®n con fines militares. Entre tanto, Ronald Reagan ofrece reanudar las exportaciones de cereales norteamericanos hacia la Uni¨®n Sovi¨¦tica, tras el fracaso pol¨ªtico de los embargos comerciales.
El presidente de EE UU tendr¨¢ ocasi¨®n de tratar con sus colegas, durante las entrevistas bilaterales, la situaci¨®n de las negociaciones de Ginebra entre sovi¨¦ticos y norteamericanos, destinadas a una reducci¨®n y control de armas nucleares, tanto en su versi¨®n de cohetes de medio alcance (euromisiles), como en misiles intercontinentales (START).
Reducci¨®n de misiles
Aunque hay unanimidad entre los aliados occidentales miembros de la OTAN en desplegar 572 nuevos misiles de crucero y Peishing-2, Washington y Mosc¨² parecen querer reducir el n¨²mero de misiles.Sin embargo, los sovi¨¦ticos quieren incluir en la negociaci¨®n la fuerza nuclear del Reino Unido y la de Francia, principio rechazado por Londres, Par¨ªs y Washington.
Ronald Reagan procurar¨¢ mantener su papel de l¨ªder en la cumbre, al margen de las diferencias que le oponen, sobre todo, al presidente socialista franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand.
El primer mandatario estadounidense tiene una aliada incondicional en la primera ministra brit¨¢nica Margaret Thatcher, una dama de hierro a quien Reagan admira.
Los problemas comerciales con Jap¨®n no enturbiar¨¢n el di¨¢logo de Reagan con Nakasone, dado el inter¨¦s de Washington por reforzar la potencia militar de Tokio en el Lejano Oriente.
Mejorar la imagen
Los otros participantes -Helmut Kohl, canciller de la RFA; Amintore Fanfani, primer ministro de Italia; Pierre Trudeau, jefe del Gobierno canadiense, y Gaston Thom, por la Comunidad Econ¨®mica Europea- probablemente permitir¨¢n a Reagan durante estos tres d¨ªas de la cumbre mejorar ante su p¨²blico y electorado la imagen de gran comunicador y l¨ªder de la primera potencia occidental.
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