Ronald Reagan refuerza su papel como l¨ªder occidental ante la Uni¨®n Sovi¨¦tica en la negociaci¨®n sobre euromisiles
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, ha visto potenciado su papel como l¨ªder occidental ante la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el curso de la cumbre econ¨®mico-pol¨ªtica que re¨²ne en Williamburg (Virginia) a los l¨ªderes de las siete primeras potencias industrializadas del mundo capitalista. El presidente norteamericano evit¨® la confrontaci¨®n y logr¨® una casi total unanimidad en el tema de las negociaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Seg¨²n una alta fuente norteamericana, los aliados optar¨¢n por mantener una postura a la vez "firme y razonable" ante Mosc¨².La situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo y una serie de cambios importantes en el equipo de la Administraci¨®n Reagan encargado de las relaciones con Centroam¨¦rica (ceses de Thomas Enders y de Deane Hinton, subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos y embajador en El Salvador, respectivamente) completan los aspectos pol¨ªticos m¨¢s importantes del encuentro en Williamsburg.
El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, se?al¨® esta madrugada que habr¨¢ una declaraci¨®n conjunta sobre temas de defensa que es una confirmaci¨®n general de la l¨ªnea mantenida por Estados Unidos para negociar con los sovi¨¦ticos. "Estados Unidos y sus aliados no atacar¨¢n sino en caso de respuesta a una agresi¨®n", declar¨® Shultz, agregando que todos los pa¨ªses presentes en la cumbre est¨¢n dispuestos a negociar con la Uni¨®n Sovi¨¦tica sobre principios de igualdad.
Shultz agreg¨®, sin embargo, que en el caso de que no haya acuerdo, los pa¨ªses de la Alianza Atl¨¢ntica instalar¨¢n los euromisiles antes de finalizar 1983. "Todos los intentos de influir sobre la opini¨®n p¨²blica ser¨¢n vanos ya que la seguridad de los pa¨ªses occidentales es indivisible", agreg¨® el secretario de Estado norteamericano.
La cumbre concluir¨¢ hoy con un comunicado dedicado, principalmente, a la econom¨ªa. Los intercambios de puntos de vista pol¨ªticos entre los jefes de Estado o de Gobierno de las principales potencias industriales se gestaron durante las cenas y almuerzos privados, en los que s¨®lo participaron los siete grandes. Entre caviar americano y platos de cocina tejano-mexicana, los jefes de Estado dedicaron la cena del s¨¢bado al cap¨ªtulo de armas nucleares, el almuerzo del domingo a las implicaciones estrat¨¦gicas del comercio con el Este y la cena a la tensa situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo.
La cumbre de Williamsburg acabar¨¢, sin duda, mostrando la cohesi¨®n de los pa¨ªses miembros de la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN), incluido el presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, en la decisi¨®n de seguir adelante con el proyecto de instalaci¨®n de 572 nuevos misiles de alcance medio en el Reino Unido, RFA Italia, B¨¦lgica y Holanda, siempre y cuando haya, antes de fin de a?o, un "acuerdo intermedio" entre Washington y Mosc¨². Acuerdo que, en opini¨®n de EE YU, debe suponer un equilibrio entre las cabezas nucleares de. los actuales misiles SS-20 sovi¨¦ticos y los futuros Pershing 2 y de crucero norteamericanos.
En realidad, en la cumbre de Williamsburg, el ¨²nico asunto a, discutir con un calendario espec¨ªfico ha sido el de los euromisiles. Aunque el compromiso entre los aliados estaba decidido antes de Williamsburg, Ronald Reagan esquiv¨® en la actual cumbre el que surgan diferencias en un momento de capital importancia en negociaci¨®n con Mosc¨². Ninguna delegaci¨®n hizo puntualizaciones en tomo al asunto de los misiles, ni siquiera las que acuden a Williamsburg con hipotecas electorales de pol¨ªtica interior.
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, ha hecho gala de anfitri¨®n en Williamsburg con el apoyo en materia de armas nucleares de los ¨²ltimos votos del Congreso, que abren la primera l¨ªnea de fondos financieros para construir y ensayar los misiles intercontinentales MX.
La preponderancia de la pol¨ªtica de la Administraci¨®n Reagan durante la cumbre de Williamsburg origin¨®, incluso, ciertas cr¨ªticas de los periodistas franceses, un tanto decepcionados de la actuaci¨®n de Mitterrand.
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