Despu¨¦s de leer tu art¨ªculo

(Permite que te tutee) El fin de las noticias del mundo, he decidido escribir a tu peri¨®dico, casi por necesidad. En ¨¦l, de alguna manera, se acepta la pertenencia a un militarismo como algo irremediable, se comprende la posici¨®n del Gobierno en este tema y se reivindica, digamos, el derecho a estar informados sobre el fin de las noticias del mundo.

Siendo lector habitual de EL PAIS y coincidiendo generalmente con la l¨ªnea informativa que sigue, el art¨ªculo me ha sorprendido primero y consternado despu¨¦s. Porque la cuestion que plantea, aun siendo entendida e incluso razonada, conlleva otras que merecen tener presentes.

Yo, en lo profesional, aspiro a poder seguir siendo lo que soy (si la crisis me lo permite), un t¨¦cnico en una empresa de Getafe, pero en lo personal a¨²n aspiro a seguir luchando por tener una sola moral, tanto para casa como para la calle. ?C¨®mo voy a explicar yo (tengo tu edad m¨¢s o menos, J. Luis) moralmente a mis hijos que estoy/estamos abriendo su futuro? ?Qu¨¦ futuro? ?C¨®mo decirles a ellos, tan contentos, tan orgullosos dir¨ªa, de su tierra, su Gobierno, sus gentes y su Rey, que la soberan¨ªa es algo que fue chamuscado, algo que se deduce y decide muy lejos de aqu¨ª, en Washington o Mosc¨²? ?De qu¨¦ sirve hablarles sobre la paz y los maltratados pacifistas? ?De qu¨¦ la protesta de los obispos americanos del norte, y la de tantos hombres y mujeres? ?Es esto el precio por votar? No lo creo, no lo quiero creer. Un pueblo como el nuestro, que ha mostrado su coraje el 28-O pasado frente a la intolerancia, se merece mejor suerte que la que parece aceptada. Nuestra juventud, que ahora hace un a?o vitore¨® a F. Gonz¨¢lez en la Ciudad Universitaria de Madrid por la paz, merece el coraje de ser defendida por quien fue all¨ª llamada.

De otra forma, s¨®lo nos quedar¨¢ el recurso de escuchar y esperar c¨®mo llega El fin de las noticias del mundo. /