La declaraci¨®n de Williamsburg

Lo m¨¢s curioso en la declaraci¨®n que la cumbre de Williamsburg acaba de adoptar sobre los problemas de seguridad y de armamento es el asombro con que ha sido acogida por ciertos responsables. ( ... )Ahora bien, el gran problema del momento es indudablemente la negociaci¨®n de Ginebra sobre las fuerzas nucleares en Europa y el despliegue, que debe comenzar a fines de este a?o, de los curom¨ª siles americanos. Era normal que se evocase este tema por los jefes de Estado y de Gobierno presen tes, pues se encuentran a la cabeza de las fuerzas pol¨ªticas de sus pa¨ª ses respectivos, m¨¢s favorables a la firmeza en la defensa de los equ¨ªlibrios Este-Oeste. ( ... ) En cuanto a los franceses, tiene me nos razones de asombrarse, des pu¨¦s de haber tomado la posici¨®n de apoyar la decisi¨®n de la OTAN, de que se les invite a esta expre si¨®n de solidaridad colectiva. Sin duda, Francia, que no ha partici pado en esa decisi¨®n, puedelener buenas razones para desconfiar de que se le quiera hacer volver al aparato militar integrado de la alianza. Pero Mitterrand no pod¨ªa negarse a suscribir lo que ¨¦l mismo hab¨ªa dicho desde hace dos a?os en p¨²blico y que fue a predicar al Parlamento alem¨¢n en el mes de enero.

Sin duda tiene fundamento la preocupaci¨®n expresada por el ministro franc¨¦s sobre una eventual extensi¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica. ( ... ) Podemos interrogarnos si la extensi¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica, que no desea Cheysson, ya no es una realidad efectiva.

31 de mayo