Guinea Ecuatorial no cumple lo pactado con Espa?a
La indolencia de las autoridades de Malabo sobre el caso del sargento Mik¨® puede poner en peligro las relaciones entre Madrid y la ex colonia
ENVIADO ESPECIALA nadie en Malabo se le oculta que Espa?a exige, por todos los medios sensatos a su alcance, el cumplimiento de las condiciones pactadas, y nadie duda tampoco que el esquema de cooperaci¨®n espa?ola con Guinea Ecuatorial puede verse muy seriamente afectado de ahora en adelante si el Gobierno de Malabo no se aclara al respecto.
Sin embargo, Malabo deja que la situaci¨®n se dilate sin salida, nueve d¨ªas despu¨¦s de la entrega a las autoridades guineanas del sargento Venancio Mik¨®, padre de siete hijos, que permanece custodiado por soldados marroqu¨ªes en un cuartel del parque m¨®vil que las tropas del Ej¨¦rcito de Marruecos, bajo el mando del comandante Saad, tienen en el centro de la ciudad de Malabo.
El pacto
Seg¨²n lo pactado, el c¨®nsul espa?ol en la capital ecuatoguineana podr¨ªa visitar asiduamente al sargento Mik¨®, al cual se le facilitar¨ªa asistencia m¨¦dica por parte de un m¨¦dico espa?ol. Igualmente, entre las condiciones pactadas y firmadas por Malabo figuraba la de conceder al sargento rebelde garant¨ªas de un juicio justo, y, en caso de que resultara condenado a muerte, el presidente Obiang Nguema se compromet¨ªa a conmutar esta pena por otra inferior. ,
Nada de esto parece asegurado. Con una indolencia similar a la exhibida en otras ocasiones, Malabo parece hacer caso omiso de las exigencias de Espa?a, y se limita: a repetir que "el asunto se arreglar¨¢
La verdad' es que el supuesto golpe de Estado, realizado en la primera decena del mes de mayo, en el cual parecen haber participado altas personalidades pol¨ªticas del r¨¦gimen, es presentado ahora de un modo m¨¢s suave. Han desaparecido. acusaciones muy graves que pesaban sobre personalidades tan importantes como Florencio May¨¦, ex vicepresidente del Gobierno y actual embajador en las Naciones Unidas.
En un telegrama difundido por la televisi¨®n ecuatoguineana en d¨ªas pasados, Florencio May¨¦ negaba cualquier vinculaci¨®n al golpe y mostraba su adhesi¨®n al coronel-presidente Teodoro Obiang Nguema. Este dato tiene una importacia que no puede subestimarse. Preludia que el banquillo de los acusados, golpistas se va a reducir mucho.
Por lo que puede apreciarse, May¨¦ Ela, un hombre con buenas relaciones internacionales, ha sido rehabilitado. No obstante, no se espera que acuda al llamamiento de regreso a la capital ecuatoguineana. En Madrid estudian algunos de los hijos del ex vicepresidente, que ha sido tambi¨¦n el hombre con mayor rango militar dentro de la Marina guineana y art¨ªfice del ¨¦xito del golpe que derroc¨® a Mac¨ªas Nguema el 3 de agosto de 1979.
Se desconoce cu¨¢ndo se celebrar¨¢ el juicio a los golpistas, aunque no se descarta que la exclusi¨®n de esta causa de personalidades acusadas inicialmente de participaci¨®n en el golpe pueda implicar un aplazamiento, incluso por tiempo indefinido, de la vista p¨²blica. Todo indica que, en caso de celebrarse el juicio,, ser¨¢n personajes de segunda fila los que se sentar¨¢n en el banquillo, a excepci¨®n del ex ministro de la Presidencia Carmelo Owono y del teniente Pablo Ebama.
Las gentes de Malabo mantienen una actitud de esperar y ver respecto del supuesto golpe. No se ha producido muestra alguna de afecc¨ª¨®n o desafecci¨®n, hecho que se interpreta como un signo de esceptitismo. El pa¨ªs atraviesa dificultades econ¨®micas, y los aumentos de precios, el estancamiento de las condiciones de vida y las dudas sobre la cantidad de cacao que se recoger¨¢ en esta cosecha presentan un cuadro muy poco halag¨¹e?o. Sobre este marco sombr¨ªo no se concibe c¨®mo las autoridades de Malabo pueden actuar indolenteniente respecto al caso Mik¨®, incumpliendo las condiciones pactadas con Espa?a. La cooperacion espa?ola, valorada aqu¨ª por todos como muy necesaria, arriesga a medio plazo su desaparici¨®n.
Los 332 cooperantes espa?oles trabajan en todas las ¨¢reas ministeriales, desde las de Defensa y Seguridad hasta la educativa o la de radio y televisi¨®n. Desarrollan programas de asesor¨ªa al Gobierno local en materias complejas, y brindan sobre todo una infraestructura a Guinea Ecuatorial, pa¨ªs que carece casi al completo de un aparato o columna vertebral estatal.
Presencia espa?ola
Adem¨¢s, la presencia de los cooperantes espa?oles cumple aqu¨ª una funci¨®n de reencuentro cultural de los pueblos de ambos pa¨ªses, entre los que existen lazos reales que, pese a que fueron muy seriamente da?ados durante la dictadura de Francisco Mac¨ªas, se manifiestan vigorosamente.
En la calle principal de Malabo existe un centro cultural espa?ol,dirigido por Germ¨¢n de Granda, que cuenta con centenares de socios, una biblioteca siempre llena y un moderno edificio remozado sobre el de un instituto ins talado all¨ª anteriormente. Desarrolla m¨²ltiples actividades sobre las culturas ecuatoguincana y espa?ola, si bien hay todav¨ªa algunas reticencias por parte de las personalidades locales a dar conferencias. Se proyectan pel¨ªculas, se organizan exposiciones art¨ªsticas y se re¨²ne a los grupos musicales locales en conciertos y festivales. "Uno de los objetivos m¨¢s importantes consiste en que se hable y se escuche el espa?ol", dice De Granda, autor de varios estudios antropol¨®gicos sobre Guinea Ecuatorial.
Una constructora espa?ola levanta en las afueras de la capital insular un centro de capacitaci¨®n profesional de 4.100 metros cuadrados-, que se inaugurar¨¢ el pr¨®ximo 12 de octubre; estar¨¢ regido por espa?oles y ser¨¢ uno de los mayores de ?frica.
La cooperaci¨®n espa?ola en Guinea Ecuatorial lleva aparejadas diversas dificultades: los criterios de seleci¨®n del personal cooperante, normalmente bien remunerado, han sido puestos en duda en ocasiones, pero el resultado global no es negativo. Se han hecho muchas cosas, esto no lo pone en duda nadie. La distribuci¨®n de la cooperaci¨®n, que correspondi¨® a las autoridades de Malabo en buena parte y que fue malversada en ocasiones, parece hoy m¨¢s racionalizada por parte espa?ola. Los ecuatoguinean¨®s de a pie, ven con muy buenos ojos la, presencia espa?ola, sobre todo porque de ella ha sido erradicada cualquier actitud neocolonialista.
Algunos de los jefes de las ¨¢reas de cooperaci¨®n desarrollan una pol¨ªtica de acercamiento real con personalidades del pa¨ªs. Ello complementa la laboriosa gesti¨®n diplom¨¢tica, de nuevo cu?o, des¨ªplegada por la misi¨®n espa?ola que encabezan Norberto Ferrer y un pu?ado, de j¨®venes funcionarios, todo lo cual contribuye grandemente a materializar la amistad y a limar los roces que se producen.
Reparto de poder
Algunos, se inclinan a pensar que el reparto del poder dentro del r¨¦gimen local ha sufrido un reciente y profundo cambio en las ¨²ltimas fechas. El poder ha experimentado en Malabo una nuema distribuci¨®n, de la cual ha quedado fuera una parte del grupo de Mongomo.
Sin embargo, algunosde sus integrantes, como el poderoso Isidoro Eyi, han consolidado fuertemente sus posiciones. El joven director de la Seguridad del Estado, que fue secretario de Informaci¨®n en el primer Gabinete del presidente Teodoro Obiang, es visto hoy en Malabo como la eminencia gris del Gobierno. El alto funcionario ha adoptado posturas inflexibles respecto. al caso Mik¨® y se opone a que rec¨ªbalas visitas convenidas.
Algunas autoridades locales ciudan de que el presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, visite Guinea Ecuatorial el pr¨®ximo 23 de junio, como se hab¨ªa previsto en un principio. S¨ª se sabe, en cambio, qu¨¦ su esposa, Danielle, visitar¨¢ Malabo en las fechas citadas. Los dirigentes ecuatoguineanos insisten en su deseo de que el presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, visite pronto Malabo, pero este deseo. no resulta muy congruente mientras Malabo no adopte- medidas que allanen la crispaci¨®n que hoy existe entre esta capital y M¨¢drid.
La situaci¨®n causada provoca desagrado entre los espa?oles que viven en Guinea Ecuatorial. La falta de respeto a los compromisos oficiales puede materializarse, seg¨²n creen, en un deterioro del trato, hasta hoy aceptable, que reciben los cooperantes y t¨¦cnicos espa?oles. La paciencia de la mayor parte de ¨¦stos se ve hoy alterada por algunos brotes de fastidio y, en caso, de rabia.
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