Jos¨¦ Guilherme Gonz¨¢lez Branco
Primer diputado 'verde' del Parlamento portugu¨¦s, es hijo de espa?oles
Jos¨¦ Guilherme Gonz¨¢lez Branco es una figura de excepci¨®n en el nuevo Parlamento portugu¨¦s, que celebr¨® su primera sesi¨®n el 31 de mayo: adem¨¢s de ser el primer y ¨²nico representante de los verdes portugueses, este hijo y nieto de espa?oles se declara con la mayor naturalidad "ib¨¦rico por el nacimiento y anarquista por las ideas". Con emoci¨®n y entusiasmo ocup¨® por primera vez su lugar en el Parlamento. Otra originalidad de este verde es la de deber su esca?o a un acuerdo preelectoral con la Alianza Pueblo Unido, el frente electoral dirigido por los comunistas.
Algunos piensan, como el mismo Franz Josef Strauss en Alemania, que "los verdes son como las sand¨ªas: verdes por fuera y rojos por dentro". Pero Gonz¨¢lez no teme que el pacto firmado con los comunistas le sirva para confirmar las sospechas de los que en Portugal piensan como Strauss. La ecolog¨ªa se ha puesto de moda y todos los partidos han incluido reivindicaciones ecol¨®gicas en sus programas electorales. Han tratado de ideologizar el movimiento verde y ganar a los ecologistas para sus capillas. Pero Gonz¨¢lez piensa que el movimiento es m¨¢s profundo, anterior, por sus ra¨ªces, a todos los partidos: en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, sobre todo, "los verdes entroncan directamente con la vieja tradici¨®n anarquista".Para ¨¦l, ser diputado significa tan s¨®lo la posibilidad de disponer de una tribuna para dar a conocer y enlazar entr¨¦ s¨ª a los muchos grupos dispersos que trabajan "en la base". Lo que cuenta es unir, federar estas comunidades de base profundamente ligadas a la vida local. Crear movimientos de opini¨®n para que "algo cambie" en este pa¨ªs donde "todo est¨¢ por hacer".
Los verdes portugueses son pocos: cuatro o cinco asociaciones, de unas 20 personas cada una, unidas en una "federaci¨®n de defensa del patrimonio natural y cultural". Nada que se compare siquiera, seg¨²n reconoce Jos¨¦ Guilherme, con los Amigos de la Tierra. Tal vez por ser tan modestos no pretendan competir o atacar a los partidos pol¨ªticos, sino atraerlos para proyectos alternativos "en materia de energ¨ªa, consumo, utilizaci¨®n de los desperdicios".
"Somos pueblos pobres que viven como ricos. Culturas antiguas invadidas por la civilizaci¨®n del pl¨¢stico", suspira el diputado unido de los verdes portugueses.
Tribunal ecol¨®gico
Su proyecto m¨¢s ambicioso es la creaci¨®n de un tribunal ecol¨®gico; la prioridad de las prioridades para los ecologistas ib¨¦ricos, seg¨²n Gonz¨¢lez, es el agua. Porque parte importante de la Pen¨ªnsula est¨¢ amenazada de desertizaci¨®n. Las aguas fre¨¢ticas est¨¢n en v¨ªa de agotamiento, y los r¨ªos, muertos."Y que no digan que la culpa es de los espa?oles, con sus f¨¢bricas y sus centrales nucleares. Hay r¨ªos que nacen en Portugal y que est¨¢n tanto o m¨¢s polucionados que el Tajo, el Duero o el Guadiana", precisa Gonz¨¢lez. "La poluci¨®n alcanza en Portugal un nivel incre¨ªble, a pesar de la poca industrializaci¨®n del pa¨ªs, porque no hay medidas de protecci¨®n, no hay concienciaci¨®n de las poblaciones y existe un enorme atraso cultural".
Gonz¨¢lez no es, obviamente, de los que piensan en Portugal que "de Espa?a, ni buen viento, ni buen casamiento". El abuelo paterno vino a principios de siglo procedente de Zamora -Formozellas, para ser m¨¢s precisos a instalarse en Lisboa al frente de un peque?o comercio de ultramarinos. "Tengo a¨²n mucha familia en Formozellas, pero hace a?os que ya no voy por all¨ª. La ¨²ltima vez que aparec¨ª en el pueblo, hace unos 10 a?os, estuve a punto de casarme con una chica del pueblo", recuerda Guilherme.
Padre pactista
Su padre hizo la mili en Zaragoza y regres¨® a Lisboa al principio de la guerra civil. "Era, como yo, un pacifista", dice. "Soy opuesto a la guerra, todas las guerras, no ¨²nicamente las nucleares. Si la gente supiera qu¨¦ horrible es la guerra, aun la m¨¢s primitiva, aun con saetas o con espadas, lo de las armas nucleares, vamos, ni se discutir¨ªa siquiera. La guerra, no. Ni nuclear, ni qu¨ªmica, ni bacteriol¨®gica, ni convencional. Nada. Todo puede discutirse menos la guerra".La madre de Guilherme es hija de campesinos del noreste portugu¨¦s, de la sierra de Estrela, y por esto el nuevo diputado del Parlamento de Lisboa dice, con cierto orgullo: "Me siento ib¨¦rico. Igual me siento en mi casa aqu¨ª, o en Formozellas, o en Galicia, o en Barcelona". Y a?ade: "Tambi¨¦n dej¨¦ un poco de mi coraz¨®n en Italia, donde estuve por causas laborales".
Este amigo de la naturaleza, de la cultura popular y de las viejas piedras (es arque¨®logo aficionado) tiene una profesi¨®n que parece m¨¢s destinada a formar tecn¨®cratas que ecologistas: ingeniero en inform¨¢tica, pertenece a los cuadros t¨¦cnicos de IBM. Pero sus tiempos libres los dedica a la animaci¨®n cultural. Cre¨® dos grupos, uno de teatro y otro de arqueolog¨ªa, en Amadora, ciudad-dormitorio de Lisboa.
Y debajo de este oc¨¦ano de cemento, que parece repeler la m¨¢s t¨ªmida vegetaci¨®n, ha descubierto tesoros, vestigios del Paleol¨ªtico, de la ocupaci¨®n cartaginesa y un acueducto romano de siete kil¨®metros que llevaba el agua hacia una villa romana recientemente localizada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.