Continuismo sovi¨¦tico
LA ELECCI?N de Yuri Andropov como presidente del Presidium del Soviet Supremo de la URSS pone fin a m¨¢s de siete meses de anormalidad; de vac¨ªo no en el poder, pero s¨ª en un cargo esencial, tanto en el plano jur¨ªdico como en el protocolario. Despu¨¦s de un largo suspense las cosas vuelven ahora exactamente a lo que casi todo el mundo hab¨ªa previsto ocurrir¨ªa en el momento de la muerte de Breznev: que se mantendr¨ªa la coincidencia en una misma persona del jefe del partido y del jefe del Estado; pr¨¢ctica relativamente nueva, inaugurada por Breznev en 1977, pero contraria al m¨¦todo que hab¨ªa funcionado en tiempos de Lenin, de Stalin y de Jruschov.En todo caso, la sorpresa de las recientes reuniones de los ¨®rganos m¨¢ximos de la URSS no ha consistido en la elecci¨®n de Andropov; una de ellas ha sido que el representante m¨¢s t¨ªpico de la burocracia brezneviana, Chernienko, ha reaparecido en un primer plano, presentando el informe ideol¨®gico ante el Comit¨¦ Central; y luego ha sido ¨¦l quien ha propuesto la candidatura de Andropov a la presidencia del Soviet Supremo. Es obvio, pues, que existe hoy un acuerdo firme entre estos dos dirigentes, que aparec¨ªan como los dos pretendientes a la sucesi¨®n en el momento de la muerte de Breznev; acuerdo que pone en manos de Andropov los poderes decisivos.
La principal sorpresa del Comit¨¦ Central -porque se refiere al tema m¨¢s candente de la actual fase en la cumbre sovi¨¦tica- ha sido que el Bur¨® Pol¨ªtico ha quedado intacto: no s¨®lo no se ha renovado, ni siquiera se ha completado. A primera vista, Andropov ten¨ªa condiciones ¨®ptimas para promover cuadros j¨®venes m¨¢s pr¨®ximos a ¨¦l. Por muertes y una dimisi¨®n, el Bur¨® Pol¨ªtico se ha reducido, en los ¨²ltimos dieciocho meses, de catorce a once miembros; por tanto, sin desplazar a nadie, hab¨ªa espacios para las promociones. Es algo que se daba por descontado en Mosc¨²; y circulaban incluso nombres como los de Dolgikh, Chervanadse, Ligachov... Nada de esto ha ocurrido. Pero mientras no se produzcan al menos ciertos rejuvenecimientos, hablar de la direcci¨®n sovi¨¦tica es hablar de una gerontocracia, de un continuismo anclado en el pasado y, por tanto, de incertidumbres de cara al futuro.
El continuismo ha sido tambi¨¦n el rasgo dominante en los diversos discursos pronunciados en las sesiones del Comit¨¦ Central y del Soviet Supremo. Andropov en concreto ha tocado una gama muy variada de temas: ha reconocido la necesidad de modificar una serie de aspectos que no marchan en la vida sovi¨¦tica, de elevar el papel de la tecnolog¨ªa moderna, de atender mejor necesidades apremiantes de la poblaci¨®n. Pero si se compara con otras intervenciones en meses anteriores, destaca c¨®mo ahora se reduce la expresi¨®n de la voluntad de efectuar cambios; se insiste en que ¨¦stos s¨®lo se podr¨¢n realizar poco a poco; se subraya la necesidad de disciplina, de observar las normas, de la eficacia y la responsabilidad. La estructura del pensamiento, incluso el lenguaje, recuerdan al pasado, aunque se evite citar nominalmente a Breznev. En ese marco, incluso una ley como la aprobada por el Soviet Supremo sobre derechos de los colectivos obreros en las empresas, que refleja sin duda una necesidad real de participaci¨®n creciente, aparece m¨¢s bien como acto de propaganda que como el inicio de cambios efectivos.
En el terreno internacional, el discurso de Gromiko ante el Soviet Supremo ha sido una repetici¨®n de posiciones conocidas; en un estilo de anatemas que no deja de recordar, en sentido contrario, algunos de los discursos acusatorios de Reagan contra la URSS. Pero sin ideas nuevas, sin un esfuerzo pol¨ªtico e intelectual por buscar nuevas soluciones. Dirigi¨¦ndose a Polonia, y sin duda tambi¨¦n a otros pa¨ªses del Este, Gromiko les ha recordado con dureza su pertenencia a la llamada "comunidad socialista" encabezada por la Uni¨®n Sovi¨¦tica; ha sido una forma de actualizar la doctrina de la soberan¨ªa limitada utilizada para justificar, en tiempos de Breznev, la intervenci¨®n en Checoslovaquia.
Nos encontramos en una situaci¨®n internacional particularmente compleja y peligrosa. Adem¨¢s de los factores inherentes al sistema sovi¨¦tico, que le dificultan comprender y asumir las novedades del mundo contempor¨¢neo, la pol¨ªtica de Reagan contribuye a reforzar en Mosc¨² las tendencias m¨¢s inmovilistas y anacr¨®nicas. Es dif¨ªcil saber hasta qu¨¦ punto ha habido por parte de Andropov, al acceder al poder, una voluntad de hacer algo nuevo. Quiz¨¢ fuera as¨ª. Pero los hechos demuestran la inercia de la burocracia, su capacidad de frenar, absorber, cualquier veleidad de cambio. Y se afirma el predominio del continuismo.
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