Pinochet ofrece a los chilenos un poco de libertad y promete m¨¢s mano dura a quienes se le opongan
MART?N PRIETO ENVIADO ESPECIAL El presidente chileno, general Augusto Pinochet, anunci¨® en la noche del viernes, en una alocuci¨®n radiotelevisada a todo el pa¨ªs, un paquete de m¨ªnimas medidas liberalizadoras de su r¨¦gimen. El punto m¨¢s importante de sus promesas consiste en la ampliaci¨®n del cupo de exiliados que pueden regresar a Chile. Prosigue entretanto la tensi¨®n minera y se han producido nuevos arrestos de l¨ªderes sindicales.
De pie tras un podio, con cuatro edecanes a su izquierda, el general Pinochet pronunci¨® un discurso perfectamente definido en dos partes. En la primera, con tonos apocal¨ªpticos y voz exaltada, formul¨® una ringlera de amenazas contra quienes quieren perturbar el orden, pol¨ªtico.Acogi¨¦ndose en dos ocasiones ,"a la congoja econ¨®mica" que afecta al mundo, para justificar la ruina del pa¨ªs, descart¨® cualquier posible modificaci¨®n del proceso constitucional aprobado por refer¨¦ndum en 1980. Hablando siempre en primera persona y sin mirar jam¨¢s a las c¨¢maras, anunci¨® haber ordenado al ministro del Interior la adopci¨®n de medidas de dureza contra quienes alteren el orden p¨²blico y contra las autoridades universitarias que no ejerzan su autoridad en los campus.
Y prometi¨® todo el rigor de la ley para quienes alteren la libertad de trabajo y la vida pol¨ªtica. "Con el rigor que emana del mandato que la Constituci¨®n me otorga", dijo, "rechazo todo camino que signifique modificar la proposici¨®n que el pueblo aprob¨® en los hist¨®ricos comicios de 1980; y este rechazo comprende a aquellos que quieren desconocer la legitimidad de la Constituci¨®n, acortar los plazos o pretender darle un sentido distinto del que tienen". En la segunda parte de su discurso, elaborado con las medidas del palo y la zanahoria, Pinochet, con voz m¨¢s calmada, anunci¨® que "he ordenado que se revise inmediatamente el sistema de autorizaci¨®n para el reingreso de exiliados, de manera que puedan volver a su patria los que se encuentren en tal situaci¨®n y as¨ª lo soliciten, con excepci¨®n de los activistas, los terroristas y aquellos que han participado directamente en la campa?a contra Chile". El Gobierno de Santiago cifraba ayer optimistamente en menos de 10.000 el n¨²mero de exiliados reales.
En el mismo orden de promesas, Pinochet anunci¨® su prop¨®sito de continuar avanzando en el estudio y promulgaci¨®n de leyes org¨¢nicas constitucionales, y m¨¢s concretamente prometi¨® que ser¨¢ levantado el secreto que pesa hasta ahora sobre el trabajo de las comisiones legislativas, para que el pueblo pueda conocer el desarrollo de la discusi¨®n de las leyes. Finalmente, anunci¨® el levantamiento de la obligatoriedad de autorizaci¨®n previa para la edici¨®n y distribuci¨®n de libros.
Libertad para leer
En la mitad condescendiente de su discurso ha llamado la atenci¨®n un pasaje que puede dar alguna satisfacci¨®n a los que le reprochan lo corrupto de su r¨¦gimen, cuando afirma que "el Gobierno reitera su decisi¨®n de someter a los procesos judiciales que correspondan a quienes hayan desbordado la ley en el campo econ¨®mico".
Se estima en Santiago que esto es lo m¨¢ximo que se puede obtener del dictador.
Como Franco, sabe que carece de retirada. Pinochet o se mantiene en el poder hasta 1999, como promete, o sus propios conmilitones tendr¨¢n que organizarle una prisi¨®n de lujo en el pa¨ªs, porque no cabe ni el exilio ni una retirada digna y tranquila en el propio Chile. As¨ª las cosas, la oposici¨®n chilena se prepara para sufrir un aumento de la represi¨®n, dado que las jornadas nacionales de protesta continuar¨¢n indefinidamente.
La huelga del cobre se est¨¢ cumpliendo con variado ¨¦xito, y al margen de las guerras de cifras entre el Gobierno y los sindicatos ilegales, !lo cierto es que a los 800 despidos de la mina El Salvador ya hay que sumar otros 1.500 en El Teniente y La Andina, entre ellos el de Hugo Estivale, segundo de Rodolfo Seguel en la direcci¨®n obrera. Otros dos l¨ªderes sindicales, Sergio Troncoso, de la construcci¨®n, y Carlos Opazo, campesino, fueron detenidos ayer. La explotaci¨®n cuprifera de Chuquicamata, que anuncia para ma?ana su huelga de 24 horas, ha sido declarada bajo intervenci¨®n militar.
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