El equ¨ªvoco de la paz
EL CONSEJO Mundial de la Paz est¨¢ patrocinado por la Uni¨®n Sovi¨¦tica y estimulado por los partidos comunistas, lo cual no quiere decir que todos cuantos acuden a la conferencia internacional que est¨¢ celebrando en Praga (unas 2.500 personas de 140 pa¨ªses) sean comunistas o prosovi¨¦ticos. La URSS procura, por el contrario, que sean independientes o neutrales. Y esas personalidades, a su vez, no ignoran la procedencia de la organizaci¨®n: generalmente creen que, a pesar de todo, el esfuerzo merece la pena y cualquier tribuna es v¨¢lida para su ideolog¨ªa. No tienen razones para negarse cuando se les convoca, como en este caso, "por la vida, por la paz, contra la guerra nuclear". En algunos casos han acudido a Praga para a?adir sus protestas contra el mismo rearme sovi¨¦tico y para manifestar que su inter¨¦s por la vida incluye tambi¨¦n la lucha contra la represi¨®n: se han producido ya algunos incidentes al evocar la cuesti¨®n polaca y el yugulamiento de la primavera de Praga. Para muchos, el recuerdo de los tanques sovi¨¦ticos en Praga supone una de las impresiones m¨¢s grandes de su vida. (Incidentalmente es preciso se?alar que un lapsus calami hizo confundir en un reciente editorial de EL PA?S -El PSOE y el pacifismo- la conferencia de Praga con otra habida en Berl¨ªn organizada por el Instituto Russell. Valga la aclaraci¨®n, pues las consideraciones que all¨ª se hac¨ªan, v¨¢lidas para la convocatoria de Praga, resultaban cuando menos confusas en el contexto de dicho editorial.)Nada de esto impide que la URSS capitalice el movimiento por la paz. Su inter¨¦s se describe sumariamente como "un intento de dividir Occidente" y un esfuerzo para detener la potencia militar enemiga. No es m¨¢s que una parte de su objetivo. La URSS tiene mucha m¨¢s necesidad econ¨®mica que Estados Unidos de reducir el gasto de armamentos, y Estados Unidos ha contado siempre con que esa guerra econ¨®mica es m¨¢s da?ina para los sovi¨¦ticos que para ellos. El descontento social y la erosi¨®n del r¨¦gimen en la URSS por la falta de bienes de consumo es superior, aunque m¨¢s acallado, que en Occidente; dentro del malestar de su poblaci¨®n y la de los pa¨ªses del Pacto de Varsovia se incluye un desencanto profundo por el comunismo, que en cuanto puede se manifiesta, a despecho de los riesgos. Por otra parte, la URSS -y as¨ª est¨¢ expuesto claramente en su ya antigua doctrina sobre la coexistencia pac¨ªfica- cree que en un mundo sin guerra generalizada puede realizar mejor su pol¨ªtica expansionista que por la v¨ªa de la guerra. Esta amenaza expansionista es lo que esgrime Reagan para justificar su pol¨ªtica armamentista. Pero deslindar ahora qu¨¦ pa¨ªs se rearma como consecuencia del rearme del otro es una tarea imposible.
De todo ello nace un equ¨ªvoco funesto. Las razones por las cuales en sectores progresistas de Occidente la URSS aparece como defensora de un tipo de paz mundial y Estados Unidos partidario del rearme y de la contenci¨®n a cualquier precio corresponden a una estrategia de guerra fr¨ªa que da?a la imagen de Washington. Obedece, por lo dem¨¢s, a un concepto antiguo de la guerra y a una visi¨®n determinada del equilibrio del terror. La imagen que se tiene hoy de la palabra guerra (en su sentido total, nuclear) es tan sinceramente espantosa, tan aborreciblemente descrita, que nadie quiere correr su riesgo. Pero el caso es que, a pesar de los eufemismos, de las derivaciones sem¨¢nticas, de los juegos de lenguaje, Occidente se est¨¢ dejando arrebatar la propaganda de la bandera de la paz.
Se sabe que la URSS tiene intereses propios en el pacifismo; se sabe que los partidos comunistas occidentales lo utilizan muchas veces como sistema de pol¨ªtica interior para acusar las indecisiones o ambig¨¹edades de los partidos en el poder (como en Francia, como en Espa?a). Lo peor que puede pasar es que, sabi¨¦ndose, empiece a no importar; es decir, que la sed absoluta de paz, el terror al futuro, la sensibilidad a que la econom¨ªa y la sociedad se est¨¢n hundiendo por el rearme son de tal magnitud que se est¨¢n colocando ya por encima de conceptos ideol¨®gicos. Si al mismo tiempo se desalienta la defensa de los derechos humanos por acciones como las de Am¨¦rica Latina o las de ?frica del Sur, o las de Turqu¨ªa dentro mismo de Europa, se puede hacer cambiar, cuando se desea lo contrario, la inflexi¨®n de la opini¨®n p¨²blica en contra de la URSS y de los partidos comunistas. Estados Unidos tiene experiencia doloros¨ªsima de lo que puede suceder cuando se llega a que el concepto de paz supere a todos los dem¨¢s: ocurri¨® con la guerra de Vietnam, que rompi¨® su sociedad de una manera irreparable. Nuevamente la sociedad se rompe hoy por las cuestiones de rearme y nuclearizaci¨®n. La desuni¨®n de Occidente, y la ruptura dentro de cada pa¨ªs, podr¨¢ estar siendo aprovechada por la URSS, o aumentada o explotada, pero existe por s¨ª misma. Utiliza un viento que sopla con fuerza. El viento de quienes quieren la paz.
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