Juan Pablo II se entrevista por sorpresa con Jaruzelski tras ser aclamado en Cracovia por dos millones de polacos
El Papa Juan Pablo II y el dirigente polaco, general Wojciech Jaruzelski, se reunieron ayer en Cracovia en una entrevista que dur¨® hora y media y que no figuraba en el programa de la visita papal. El encuentro, que desencaden¨® un aut¨¦ntico hervidero de rumores e intentos de interpretaci¨®n hasta pasada la medianoche en Cracovia, sucedi¨® al ¨²ltimo y m¨¢s imponente ba?o de muchedumbre del segundo viaje polaco de Juan Pablo II. Dos millones de personas asistieron a la misa celebrada por el Papa en la ciudad de la que antes fue arzobispo. Despu¨¦s de la ceremonia se form¨® una gran manifestaci¨®n con pancartas de Solidaridad que lleg¨® hasta la ciudad industrial de Nowa Huta. Ahora, todo el inter¨¦s est¨¢ centrado en la conversaci¨®n que hoy van a mantener el Pont¨ªfice y Lech Walesa.
La agencia oficial polaca Pap distribuy¨® al t¨¦rmino de la entrevista sorpresa entre Juan Pablo II y Jaruzelski, un comunicado en el que ambos expresan su esperanza de que la visita del Papa "favorecer¨¢ el desarrollo pac¨ªfico y favorable de la vida social en Polonia" y para reforzar la paz en Europa y en el mundo". Las dos partes, indica la agencia Pap, "han estimado igualmente que los contactos futuros entre el Vaticano y la Rep¨²blica Popular de Polonia servir¨¢n para el bien del Estado y de la Iglesia".:Este comunicado no ha evitado que una entrevista que en un primer momento parec¨ªa un gesto de continuaci¨®n del di¨¢logo entre la Iglesia y el Estado, adquiriese de pronto el car¨¢cter de un acontecimiento con tintes incluso dram¨¢ticos.
La conversaci¨®n tuvo lugar, seg¨²n la informaci¨®n difundida por la televisi¨®n polaca, "a petici¨®n del episcopado". Fuentes del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), comentaron a EL PA?S que la l¨ªnea mantenida por el Papa durante el viaje, con sus discursos y sermones duros, y elhecho de no haberse distanciado de las manifestaciones que acompa?aban a su visita, ha colmado el vaso de la paciencia de muchos dirigentes.
El Politbur¨® del POUP, que habitualmente se re¨²ne los martes en Varsovia, estuvo reunido durante dos d¨ªas y la sesi¨®n permanece abierta para continuar la discusi¨®n sobre los acontecimientos relacionados con la visita papal.
Las manifestaciones se repitieron ayer en Cracovia, donde miles de personas se movieron durante casi todo el d¨ªa por la ciudad y pasaron de la misa en Cracovia a la ceremonia celebrada por la tarde en Nowa Huta, a doce kil¨®metros, con pancartas y banderas del sindicato prohibido Solidaridad. En la celebraci¨®n de la tarde en Nowa Huta, en contra de lo ocurrido en actos anteriores con el Papa, no se retiraron las pancartas de Solidaridad. En un momento de su discurso el Papa cit¨® la palabra solidaridad -como sustantivo, no como nombre propio- y el p¨²blico le aplaudi¨®. Las c¨¢maras de la televisi¨®n captaron una sonrisa ir¨®nica del Papa.
Seg¨²n interpretaciones delPOUP, el encuentro entre el Papa y Jaruzelski, en el antiguo palacio real de Cracovia, la fortaleza del Wawel, se realiz¨® por la intervenci¨®n mediadora del primado de la iglesia polaca, Jozef Glemp, que tratar¨ªa de salvar la posible ruptura entre el Papa y las autoridades polacas.
Este sesgo cr¨ªtico de la visita del Papa deja abierta la puerta a varias interpretaciones. Todo puededeberse a una influencia exterior de los pa¨ªses aliados de Polonia, que habr¨ªan observado con inquietud el desarrollo de la visita papal, y pueden haber intervenido ante las autoridades polacas para exigir una actuaci¨®n en¨¦rgica. Otra alternativa es que las fuerzas conservadoras y ortodoxas dentro del POUP y del Politbur¨® pueden haber iniciado una ofensiva con el pretexto de las manifestacionesque acompa?aron a la visita papal. No faltan en Cracovia los que opinan que el encuentro supone un intento del general Jaruzelsky de recuperar el protagonismo pol¨ªtico que durante una semana habr¨ªa estado completamente en manos del Papa, en contacto permanente con las masas polacas.
El domingo pasado el portavoz del Gobierno polaco, Jerzy Urban, advirti¨® contra la tolerancia de las manifestaciones por parte del servicio del orden de la Iglesia. Urban se abstuvo de comentar los discursos del "hu¨¦sped" del Gobierno, pero la advertencia llevaba impl¨ªcita una amenaza relacionada con el levantamiento o mantenimiento de la ley marcial en Polonia, seg¨²n la marcha de los acontecimientos.
La autoridades esperaban una mayor moderaci¨®n del Papa en sus discursos, pero Wojtyla continu¨® en su l¨ªnea de hablar claro y con dureza. En sus discursos en la alta y baja Silesia, zonas particularmente conflictivas durante los ¨²ltimos meses, el Papa increment¨® el tono de sus intervenciones hasta l¨ªmites que las autoridades parecen haber considerado insoportables.
?Que pas¨® en Wawel?
La noche de ayer en Cracovia una multitud de varios miles de personas se congreg¨® bajo las ventanas del palacio episcopal, donde residi¨® el Papa durante su estancia en Cracovia. La gente gritaba: "?Qu¨¦ pas¨® en el Wawel?" (lugar del encuentro con Jaruzelski). El Papa respondi¨® con una pregunta: "?Por qu¨¦ me lo preguntais?. Podiais haber ido all¨ª y haberlo visto". Ante las risas de la gente el Papa a?adi¨®: "Bueno, lo que ocurre es que si no fuisteis all¨ª es porque no estabais preparados".
Durante la misa matutina, el Papa procedi¨® a beatificar a dos religiosos que tienen una historia significativa para los polacos, el carmelita descalzo, padre Rafael Kalinowski, y el hermano Alberto Climielowski. Los dos millones de fieles siguieron la misa con un silencio casi absoluto, s¨®lo roto por alg¨²n peque?o aplauso durante la homil¨ªa. En aquel mar de cabezas no se ve¨ªa ni una bandera, ni una pancarta subversiva.
?stas aparecieron como setas, empezando por las de Solidaridad, el sindicato prohibido, cuando al final de su serm¨®n el Papa, al hablar de los nuevos beatos, hizo una llamada, y esta vez con voz fuerte, a la victoria. "A Cristo Jes¨²s, pastor de los hombres y de los pueblos" dijo, "en nombre de su madre, por su jubileo de Jasna Gora le pido esta victoria".
Tras estas palabras, comenzaron a ondear miles de banderas de todo tipo y a escucharse los vivas al Papa. Por el aire empezaron a volar unos papelitos como tarjetas de visita, pero de papel de estraza.
Algunos llegaron empujados por el viento hasta el mismo altar del Papa. El mensaje que conten¨ªan era escueto: "Nuestra peregrinaci¨®n saldr¨¢ de...", lugar desde donde se pensaba realizar una manifestaci¨®n. Y as¨ª fue.
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