Un juicio crispado
La crispaci¨®n del ambiente en que se est¨¢ desenvolviendo la vista oral del juicio s¨®lo es comparable a la extraordinaria expectaci¨®n que la misma ha despertado en el Palacio de Justicia de Madrid.La falta de los casquillos y de las balas, detectada antes de iniciarse las sesiones, no s¨®lo pesa en el ambiente, sino que es el punto de referencia de una gran parte de las actuaciones del abogado defensor, Jos¨¦ Mar¨ªa Stampa, quien en los descansos de la vista se queja frecuentemente ante los periodistas del trato discriminatorio que, en su opini¨®n, recibe por parte del tribunal.
Abogados que desarrollan eventualmente su trabajo en Las Salesas, y que aprovechan ratos libres para entrar en la sala de la Secci¨®n Tercera, dejaron entrever que, en su opini¨®n, el presidente del Tribunal interrumpe a veces al abogado defensor, con quien mantiene frecuentes di¨¢logos en tono tenso.
Recurso
En opini¨®n del letrado, que ya ha adelantado que piensa recurrir contra la celebraci¨®n de este juicio en instancias superiores, llegando incluso al Tribunal Constitucional, se hace cada d¨ªa m¨¢s necesaria la creaci¨®n de jurados.
A lo largo de estos dos d¨ªas se han podido escuchar en la sala di¨¢logos como ¨¦ste: "Deje el acusado de contar esta comedia" (presidente). "Si el presidente cree que esto es una comedia yo abandono inmediatamente la defensa; en todo caso ser¨ªa un drama" (abogado defensor). "Pertenecen ambos al mismo g¨¦nero literario" (presidente).
O bien ¨¦ste: "La Constituci¨®n ampara el derecho de mi defendido a tener todas las garant¨ªas; se?alo que se le piden 60 a?os" (ahogado defensor). "Estamos ante un delincuente excepcional" (presidente). "Yo no soy ning¨²n delincuente" (Escobedo). O incluso este tercero: "Protesto porque el polic¨ªa trata a mi defendido de t¨² y Escobedo llama de usted al inspector. Siempre es lo "sino, la polic¨ªa y el detenido" (abogado defensor). "Ser¨¢ mejor que le trate de t¨² que de marqu¨¦s" (presidente). Sin olvidar posibles provocaciones del abogado defensor al preguntar en una ocasi¨®n al inspector Romero: "Pero bueno, este informe qui¨¦n lo ha hecho, ?la polic¨ªa o el arzobispado?", o al se?a.lar, ante la explicaci¨®n de un segundo polic¨ªa que afirmaba que el casquillo acusador hab¨ªa salido en el lugar decimosexto entre los 215 estudiados en el departamento de Bal¨ªstica: "Como el gordo, sali¨® madrugador...".
En cuanto a la expectaci¨®n despertada por el juicio contra Rafael Escobedo bastar¨ªa se?alar que en el espacio destinado al p¨²blico, donde caben, sentadas, unas 100 personas, se agolpan hasta 150 personas, una gran parte de ellas en pie. Las aglomeraciones que se forman ante la puerta de entrada son impresionantes, sin que los numerosos guardias civiles lo impidan.
La deficiente ac¨²stica de la sala y el intenso calor que en ella se sufre (casi 40 grados de temperatura hab¨ªa en el interior en la tarde de ayer) no son condiciones ciertamente agradables. Como tampoco es l¨®gico que los asientos con pupitre destinos a los periodistas sean cubiertos por personas ajenas a esta profesi¨®n y que tienen preferencia antes de que puedan entrar en el recinto los abogados y los representantes de los medios de comunicaci¨®n.
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