Enzo Tortora
El 'rey' de la televisi¨®n italiana est¨¢ ahora en la c¨¢rcel, acusado de pertenecer a la Camorra y traficar con drogas
Enzo Tortora, 52 a?os, el m¨¢s popular presentador de la televisi¨®n italiana, ha sido trasladado a la c¨¢rcel napolitana de Poggioreale, donde se encuentran internados m¨¢s de 1.000 miembros de la nueva camorra organizada. A Enzo Tortora le acusan los jueces de pertenecer a esta gran organizaci¨®n delictiva, cuya lucha por conquistar la regi¨®n napolitana se ha cobrado en los tres primeros meses de este a?o cerca de 85 vidas. El presentador televisivo, un elegante hombre maduro con el cabello empezando a blanquear, ha sido detenido tambi¨¦n por tr¨¢fico de drogas.
ENVIADO ESPECIAL Enzo Tortora fue detenido en la madrugada del viernes en un se?orial hotel del centro de Roma, en V¨ªa del Corso. Cuando los telespectadores le vieron al d¨ªa siguiente en la peque?a pantalla, de la que era considerado como el rey, no daban cr¨¦dito a sus ojos. El que apareciera esposado, sin afeitar, con el pelo revuelto y escoltado como un vulgar delincuente por un grupo de carabineros era algo totalmente inconcebible.
Muchos nombres conocidos han ca¨ªdo en este ataque frontal de la justicia italiana contra la camorra napolitana, pero ¨¦ste es un caso muy especial. El hombre que mayor nivel de audiencia televisiva ha tenido en Italia -su programa Portobello era seguido por 25 millones de telespectadores- est¨¢ en la c¨¢rcel.
"Durante la guerra, y f¨ªjese que hab¨ªa noticias entonces, nadie compraba un peri¨®dico. Ahora, con la detenci¨®n de Tortora, los vendo a millares", coment¨® a este enviado un quiosquero, cuyo puesto de venta est¨¢ a pocos centenares de metros de donde fue capturado Tortora.
Tortora entr¨® en la Radiotelevisi¨®n Estatal Italiana (RAI) en 1951. Su popularidad empez¨® en los programas deportivos de televisi¨®n y creci¨® r¨¢pidamente, hasta que en 1969 fue despedido por permitirse criticar en directo a los dirigentes del ente estatal y considerar ileg¨ªtimo el monopolio televisivo.
Portobello
Fueron a?os de traves¨ªa del desierto, en los que se dedic¨® al periodismo escrito y termin¨® dos libros; uno de ellos, un panfleto contra la RAI, y el otro, humor¨ªstico, con el que consigui¨® el Premio Bordighera para este g¨¦nero.Volvi¨® a la televisi¨®n estatal en 1977 y reanud¨® su programa favorito, Portobello, con su esmoquin verde guisante y su mascota, unpapagayo a quien los concursantesten¨ªan que hacer hablar en un minuto de tiempo. Era un programa espect¨¢culo, en el que alternaba concursos, compra-venta de objetos y una especie de ustedes son formidables, que serv¨ªa para reencuentro de amigos y familiares en paradero desconocido o para recolectar en dos programas 25 millones de pesetas para la lucha contra el c¨¢ncer.
Moralista con tintes populistas, fustigaba en sus programas a los partidos, especialmente a los de izquierda, y no soportaba a los intelectuales progresistas.
Se ha definido como liberal -m¨¢s bien de derechas, aunque dice que se averg¨¹enza por el hecho de haber votado una vez a la Democracia Cristiana- y alternaba su trabajo actual -un programa electoral en una televisi¨®n privada- con la lectura.
Su casa de Mil¨¢n tiene una gran biblioteca en la que hay de todo: desde la historia de los papas hasta las obras completas de Lenin y Marx, pasando por los discursos del dictador fascista Benito Mussolini.
'Estoy destruido'
Sus amigos dicen que, con la intensa actividad profesional que desarrollaba, no saben de d¨®nde pod¨ªa sacar tiempo para cometer los graves delitos de los que es acusado.Un camorrista arrepentido afirm¨® a los jueces que Tortora recibi¨® una partida de droga valorada en ocho millones de pesetas para venderla entre sus amigos del mundo del espect¨¢culo y que particip¨® en reuniones con colaboradores del jefe de la nueva camorra organizada, Raffaele Cutolo, en las que se impart¨ªan ¨®rdenes y consignas del boss.
Nacido en G¨¦nova, a Tortora le gustaba m¨¢s la periferia que la capital italiana. Fue un estudiante normal en el bachillerato y en la facultad de Derecho, se ha casado tres veces y tiene otros tantos hijos. Cuando fue detenido afirm¨® que los jueces hab¨ªan cometido una enorme equivocaci¨®n. "Estoy destruido", dijo. Tuvieron que llamar a un cardi¨®logo para que le asistiera.
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