Nicholas Johnson califica de "locura" la pol¨ªtica actual de la Administraci¨®n Reagan en materia de televisi¨®n
La pen¨²ltima jornada del seminario organizado por el Instituto de Estudios Norteamericanos de Barcelona enfrent¨® dos concepciones sobre la televisi¨®n. Bruce Fein, de la Comisi¨®n Federal de Comunicaci¨®n (FCC), intervino en nombre de la agencia gubernamental para defender el pluralismo en la propiedad de emisoras como garant¨ªa de la libertad de expresi¨®n y del "libre mercado de ideas". Nicholas Johnson, miembro de la FCC con la Administraci¨®n del presidente Lyndon B. Johnson, denunci¨® los efectos nocivos de la televisi¨®n y calific¨® de locura" la pol¨ªtica actual de la Casa Blanca.
Bruce Fein, abogado, ex fiscal general adjunto y actualmente uno de los siete miembros de la Comisi¨®n Federal de Comunicaci¨®n (FCC), asisti¨® al seminario de Barcelona en representaci¨®n de la agencia gubernativa FCC. Fein explic¨® detalladamente la legislaci¨®n e hizo hincapi¨¦ en los criterios para la concesi¨®n de licencias de emisoras de radio y televisi¨®n, cuyo pluralismo y diversidad de propietarios garantizan la libertad de expresi¨®n.El Congreso aprob¨® en 1934 la Ley de Comunicaciones, que implant¨® la obligatoriedad de licencia previa por parte del Gobierno y cre¨® la FCC, organismo- integrado por siete miembros y del que Fein forma parte como asesor legal. El ponente describi¨® a continuaci¨®n las competencias de la FCC. Entre ellas, clasificar las emisoras, establecer la naturaleza del servicio que han de prestar, asignar las frecuencias y su localizaci¨®n y garantizar que no existan interferencias.
El criterio pol¨ªtico que inspira a la FCC en la asignaci¨®n de frecuencias es asegurar "la diversidad ideol¨®gica" y de "puntos de vista ( ... ) procurando aumentar el n¨²mero de propietarios de los medios de forma que se ofrezca a la audiencia un amplio n¨²mero de opiniones independientes".
"As¨ª, el solicitante de una licencia que no posea otra emisora u otro medio de comunicaci¨®n de masas, como un peri¨®dico o un sistema de cable, es generalmente preferido a un peticionario que ya los posea". Ninguna persona, prosigui¨®, puede poseer m¨¢s de siete emisoras de televisi¨®n de ¨¢mbito nacional, ni m¨¢s de siete emisoras de radio, tanto en ondamedia como en frecuencia modulada. "Al incrementar el n¨²mero de los diferentes propietarios de los medios se enriquece el libre mercado de ideas", el debate de asuntos pol¨ªticos y otros temas de inter¨¦s p¨²blico. Las licencias para emisoras de televisi¨®n tienen validez para cinco a?os y se renuevan f¨¢cilmente.
Se prima tambi¨¦n, dijo, la propiedad de las minor¨ªas y de las mujeres "que poseen relativamente pocas emisoras". A?adi¨®, sin embargo, que la FCC fracas¨® en la articulaci¨®n de f¨®rmulas que sopesen y equilibren estos criterios y que, por ello, "persiste una amplia discreci¨®n en el proceso de selecci¨®n". La FCC estableci¨® en 1938 una reserva de frecuencias para emisoras no comerciales de car¨¢cter educativo, pero puntualiz¨®: "Hoy d¨ªa hay una reserva de aproximadamente 242 canales de televisi¨®n para este fin pero 137 canales no han sido objeto de solicitud". Las restricciones sobre la propiedad no afectan a estas emisoras educativas que, dijo, "languidecen especialmente en los mercados peque?os" a pesar de que el Congreso aprob¨® en 1967 fondos federales para subvencionarlas.
Fein abog¨® por la llamada "desregulaci¨®n", actual l¨ªnea pol¨ªtica de la Administraci¨®n norteamericana, que propugna una menor intervenci¨®n del ejecutivo. "La experiencia ha puesto en entredicho la idea de que las emisoras podr¨ªan despertar el temor de que dominen el di¨¢logo pol¨ªtico o gu¨ªen, unilateralmente la evoluci¨®n de los h¨¢bitos culturales", argument¨® Fein, "porque las emisoras no son monol¨ªticas en la propagaci¨®n de sus puntos de vista". Por ello, dijo, "un Gobierno democr¨¢tico no tiene inter¨¦s leg¨ªtimo en suprimir la palabra por el simple hecho de que se ejerza persuasi¨®n sobre la audiencia. La historia sugiere que el descubrimiento de la verdad, pol¨ªtica y de otro g¨¦nero, es m¨¢s posible cuando el Gobierno no reclama el poder de supervisar o guiar su b¨²squeda".
Bruce Fein pas¨® por la embajada de Estados Unidos en Madrid antes de pronunciar su conferencia en Barcelona. A?adi¨® que se entrevist¨® con el miembro del Tribunal Constitucional que discrep¨® de la sentencia dictada en el recurso de amparo presentado por Antena 3, grupo que pidi¨® se le reconociese el derecho a emitir por televisi¨®n. Asegur¨® que este magistrado -Francisco Rubio Llorente-, le hab¨ªa comentado la posibilidad de un cambio en el sentido del voto del Tribunal dentro de uno¨¦ dos a?os "porque cre¨ªa que los razonamientos empleados por la mayor¨ªa no eran s¨®lidos y no reflejan los conocimientos de las nuevas tecnolog¨ªas". Fein sostuvo a continuaci¨®n que el art¨ªculo 20 de la Constituci¨®n espa?ola permite la existencia de televisiones privadas.
Efectos de la televisi¨®n
La r¨¦plica de Nicholas Johnson hab¨ªa despertado gran expectaci¨®n. Johnson, profesor de Derecho en varias universidades, autor de numerosos libros sobre la televisi¨®n, columnista para una cadena de cien peri¨®dicos, presidente de la National Citizen's Communications Lobby, fue candidato al Congreso por el Partido Dem¨®crata y fue miembro de la FCC con la Administraci¨®n del presidente Johnson.Calific¨® de "locura" las propuestas de Fein, cuyos objetivos, dijo, son "convertir el mercado en un monopolio y quitar a los pobres lo poco que tienen para d¨¢rselo a los que m¨¢s tienen. Quieren reconocer a las emisoras el derecho a silenciar y censurar a las personas que discrepen de su postura. S¨®lo se puede partir de una regla base: que todo el mundo tenga acceso a la televisi¨®n".
Manifest¨® que la televisi¨®n es el instrumento de influencia m ¨¢s poderoso y que ocupa el puesto de honor en los hogares. "Tener la televisi¨®n es tener el poder", dijo, "y por eso dicen en Catalu?a que no se tiene autonom¨ªa si no se tiene televisi¨®n". Johnson dibuj¨¦ un panaroma desolador sobre los efectos de la televisi¨®n: "M¨¢s de 2.000 investigaciones efectuadas en EE UU demuestran la influencia nociva de la violencia que propagan las emisoras. La publicidad televisada incrementa en tres billones de pesetas el precio real de los productos que se anuncian. Las mujeres aparecen como meros objetos de atracci¨®n sexual y la televisi¨®n vende el cuerpo de la mujer por cent¨ªmetros. La cultura, el arte, el lenguaje, no ocupan lugar en la televisi¨®n porque no se miden por valores econ¨®micos".
"La televisi¨®n es un negocio que nada tiene que ver con los programas", prosigui¨® Johnson. "Las emisoras venden audiencias a los anunciantes. As¨ª, la audiencias de mujeres j¨®venes se venden a un precio mucho m¨¢s alto que las audiencias de la tercera edad. Los programas se hacen para atraer la publicidad y los ratings de audiencia no significan que a la audiencia le guste m¨¢s o menos un programa, sino simplemente que a la audiencia no le gusta ver la pared del sal¨®n". Johnson dijo que los ni?os ven unas 50 horas semanales de televisi¨®n y que un adulto de 65 a?os habr¨¢ pasado nueve a?os ante el televisi¨®n. "La televisi¨®n no s¨®lo influye en nuestras vidas sino que se ha convertido en nuestra vida. Podr¨ªan poner en nuestras tumbas este epitafio: vio la televisi¨®n".
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