Internacional conservadora
SE EST? celebrando en Londres la reuni¨®n constitutiva de la International Democratic Union (IDU); es decir de una internacional de partidos conservadores de varios continentes. Choca encontrar ensamblados los t¨¦rminos internacional y conservadora: durante mucho tiempo, desde el siglo pasado, internacional era, por definici¨®n, algo rojo y nefando; pertenecer a una internacional era traicionar a la patria. Pero en las ¨²ltimas d¨¦cadas han ido apareciendo nuevas asociaciones internacionales de diversas ideolog¨ªas. En el fondo, es una consecuencia de la presi¨®n de los hechos: aspectos decisivos de la vida econ¨®mica y pol¨ªtica desbordan los marcos del Estado nacional; se produce una internacionalizaci¨®n objetiva de la vida humana.La reuni¨®n de Londres, con mucho aparato de propaganda, tiene como objetivo concreto ampliar una uni¨®n que hasta ahora era europea a un ¨¢mbito mundial; la incorporaci¨®n fundamental es la del Partido Republicano de EE UU, representado por el vicepresidente Bush, y asimismo la del partido que gobierna el Jap¨®n, el liberaldem¨®crata. No se puede separar la creaci¨®n de esta nueva internacional de fen¨®menos pol¨ªticos m¨¢s generales, que se podr¨ªan resumir diciendo que estamos asistiendo a una ofensiva a escala mundial de las fuerzas conservadoras. Sin duda, existen diferencias entre pa¨ªses y regiones, pero la victoria de Reagan ha ido acompa?ada de una consolidaci¨®n en el Jap¨®n del Gobierno conservador. En Europa, al lado de importantes avances socialistas, no ser¨ªa serio subestimar la victoria de Kohl en Alemania y el triunfo de Margaret Thatcher en el Reino Unido, que ha sumido adem¨¢s al laborismo en una crisis de la que tardar¨¢ en salir.
Se observa en estos avances una reivindicaci¨®n mucho m¨¢s abierta de las se?as de identidad conservadoras. Ya no estamos en la ¨¦poca en que todo el mundo quer¨ªa ser centro porque era la forma segura de tener votos. Hoy, los votos son atra¨ªdos muchas veces por actitudes netas: Reagan o Thatcher, en la derecha; Mitterrand o Papandreu, en la izquierda... La hondura misma de la crisis crea una necesidad de soluciones claras, o al menos, de ilusiones en respuesta de ese g¨¦nero. Los progresos de la derecha no parten tanto de un pragmatismo pol¨ªtico como de un esfuerzo ideol¨®gico bastante eficaz. El caso m¨¢s evidente es el del Reino Unido: el balance econ¨®mico de los conservadores no era nada brillante, no ofrec¨ªan soluciones originales, pero Margaret Thatcher ha logrado presentar valores y soluciones tradicionales como algo nuevo, como un proyecto de futuro. El problema de fondo es la crisis, el fracaso del Estado de bienestar. Este fracaso (y el vac¨ªo en este terreno de las respuestas de los partidos de izquierda) ha permitido a la derecha aprovechar un sentimiento muy general contrario a las excesivas intervenciones del Estado, y revalorizar as¨ª una ideolog¨ªa de privatizaci¨®n y de individualismo, aunque en la pol¨ªtica real los Gobiernos conservadores, mediante una militarizaci¨®n creciente y por otras v¨ªas, refuercen de hecho el peso del Estado sobre los ciudadanos.
La reuni¨®n de Londres tiende, en el ambiente de la victoria conservadora brit¨¢nica, a estructurar unos est¨ªmulos mutuos entre las fuerzas conservadoras de los diferentes pa¨ªses. Todo ello, en el marco de los pa¨ªses desarrollados, de pa¨ªses que han sido de una u otra forma usufructuarios del dominio colonial. Uno de los rasgos de la nueva internacional es la ausencia de los pa¨ªses del Tercer Mundo. En cuanto a las actitudes pol¨ªticas que va a defender, se centrar¨¢n en el apoyo de las posiciones de la Administraci¨®n Reagan en los principales problemas internacionales; concretamente en la cuesti¨®n de Am¨¦rica Latina, de los armamentos, de las relaciones Este-Oeste.
Se trata de crear una especie de contrapeso al papel que desempe?a la Internacional Socialista. El inter¨¦s demostrado por el Partido Republicano de EE UU en favor de esta iniciativa, cuando la tradici¨®n de dicho partido es aislacionista y no ha participado nunca hasta aqu¨ª en asociaciones internacionales, se explica sobre todo por la situaci¨®n dif¨ªcil de falta de apoyos en el exterior a la que tiene que hacer frente Reagan en Am¨¦rica Central y en otras zonas de su pol¨ªtica.
Otro objetivo de la internacional creada en Londres es absorber en un conjunto m¨¢s amplio a los partidos del ¨¢rea democristiana, que hoy constituyen una internacional propia. Se han creado as¨ª situaciones muy diversas. Mientras el canciller Kohl ha asistido a la reuni¨®n de Londres, la Democracia Cristiana italiana ha tomado sus distancias. Lo m¨¢s significativo es la ausencia de los partidos democristianos de Am¨¦rica Latina: son partidos que necesitan enfrentarse con la pol¨ªtica de EE UU, que en una serie de casos -Chile, Argentina, etc¨¦tera- est¨¢n dedicados a la recuperaci¨®n de la democracia, al lado de partidos de izquierda, frente a dictaduras militares.
Ni estas contradicciones ni otras que existen entre las realidades nacionales van a ser superadas por la existencia de una internacional conservadora. Manuel Fraga podr¨¢ estar en una misma internacional con Margaret Thatcher, pero, ?obtendr¨¢ acaso con ello que ¨¦sta acepte considerar en serio la devoluci¨®n de Gibraltar a Espa?a? Despu¨¦s de la ceremonia de Londres, muchas cosas van a quedar igual que antes.
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