La cooperaci¨®n Madrid-Malabo puede hacerse imposible con las condiciones ecuatoguineanas
El Consejo de Ministros estudi¨® ayer los acuerdos de la comisi¨®n mixta hispano-guineana, reunida en la capital espa?ola la semana pasada bajo la presidencia del subsecretario de Exteriores, Gonzalo Puente Ojea, quien advirti¨® que la actual cooperaci¨®n se ver¨ªa gravemente afectada en su volumen y estructura bajo la condici¨®n impuesta de retirar los aviones Aviocar C-212 que aseguran los enlaces y transportes del personal espa?ol en ese pa¨ªs africano.
Todo apunta en la direcci¨®n de confirmar una abierta lucha por el poder en la joven rep¨²blica, donde el clan de Mongomo, al que pertenece el presidente Teodoro Obiang, est¨¢ dividido respecto a sus tomas de posici¨®n internacionales y econ¨®micas, y s¨®lo mantiene como nexo de uni¨®n la pretensi¨®n compartida de prorrogar el statu quo que hasta ahora les ha garantizado el usufructo del poder en r¨¦gimen de monopolio. Esas son, al menos, las informaciones suministradas por los c¨ªrculos de la oposici¨®n ecuatoguineana en Madrid, que confirman medios de diversas canciller¨ªas.La llegada a Madrid, la pasada semana, de una representaci¨®n guineana integrada por 18 miembros, entre los que destacaban algunos de probada hostilidad a Espa?a, hizo imposible cumplir una tarea progresiva, pero permiti¨® a los interlocutores del palacio de Santa Cruz apreciar discrepancias notorias), encastillamientos individualistas, "de los que no cabe hacer ciencia", como se?alaba resignada y l¨²cidamente ayer un alto funcionario diplom¨¢tico a este diario.
Informaciones procedentes de Malabo indican que la solicitud inicialmente cursada por el Gobierno ecuatoguineano para el ingreso en la Uni¨®n Aduanera de Africa Central (UDEAC) y en la Banca de ?frica Central (BEAC), instituciones ambas hegemonizadas por Francia, s¨®lo ser¨ªa aceptada en Par¨ªs bajo sever¨ªsimas condiciones, que incluyen el dep¨®sito de las divisas guineanas en la banca nacional francesa y la introducci¨®n de una rigurosa disciplina econ¨®mica bajo directa supervisi¨®n de asesores del Gobierno galo.
El recelo que tales supuestos levantan en la capital ecuatoguineana explica la anulaci¨®n de la visita que deb¨ªa haber rendido a Malabo el presidente de la Rep¨²blica francesa, Fran?ois Mitterrand, como continuaci¨®n de la gira que le llev¨® al vecino Camer¨²n.
La exigencia de retirar los aviones operados por personal del ala 39 del Ej¨¦rcito del Aire, planteada por la delegaci¨®n guineana, produjo aqu¨ª sorpresa, acrecentada cuando se comprob¨® la dosis de actitud dr¨¢stica e inflexible de que iba acompa?ada. Adem¨¢s, la posici¨®n ecuatoguineana se ha interpretado entre los militares espa?oles en t¨¦rminos ofensivos, y para los 300 cooperantes la retirada de estos medios vitales de suministro y transporte alterar¨ªa de tal modo la atm¨®sfera psicol¨®gica de su trabajo, que resulta dif¨ªcil imaginarse c¨®mo podr¨ªan prorrogar su estancia bajo aquel suelo extranjero, sobre todo los destinados en el continente.
Espa?a no debe irse
El Gobierno del PSOE tiende, sin embargo, a considerar que Espa?a no puede retirarse sin m¨¢s de Guinea, su particular Tercer Mundo, en expresi¨®n de un miembro de la ejecutiva socialista, con el que tiene una deuda hist¨®rica, ideol¨®gica y pol¨ªtica, a la que habr¨¢ de hacer frente por encima de incomodidades e incomprensiones.
Los expertos espa?oles insisten en la conveniencia de encuadrar la asistencia y cooperaci¨®n con Guinea, sobre todo en el cap¨ªtulo econ¨®mico, en el marco de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, donde las medidas de disciplina quedan objetivadas y a salvo de las susceptibilidades inevitables entre una joven naci¨®n y su reciente metr¨®poli. Bajo esa concepci¨®n, podr¨ªa pensarse en el respaldo a la moneda ecuatoguineana, cuesti¨®n esta que inexplicablemente no ha sido planteada por los comisionados.
La representaci¨®n espa?ola en la comisi¨®n mixta no alcanza a comprender c¨®mo sus interlocutores de Malabo se cerraron en la exigencia de la retirada de los aviones, que puede bloquear las posibilidades de la cooperaci¨®n en su actual despliegue, sin plantear al menos alguna f¨®rmula alternativa capaz de prestar un servicio an¨¢logo alcanzable.
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