El declinar de la hegemon¨ªa norteamericana en Am¨¦rica Latina / y 2
La imagen de Am¨¦rica Latina como una regi¨®n tercemundista y dominada por Estados Unidos ya no guarda relaci¨®n con las realidades modernas, dice el autor. En consecuencia, algunos c¨ªrculos europeos analizan a veces, la problem¨¢tica del subcontinente con categor¨ªas que ya no tienen vigencia. Esta situaci¨®n genera errores de an¨¢lisis que limitan los objetivos que se pretenden conseguir con medidas de pol¨ªtica exterior que, siendo bien intencionadas, no corresponden a la percepci¨®n que de sus problemas tienen los latinoamericanos.
Ayer nos refer¨ªamos a la importancia de la geograf¨ªa para comprender las relaciones de Am¨¦rica Latina y Estados Unidos. Ahora conviene analizar otros elementos.Es indudable que en el per¨ªodo que se extiende desde 1945 hasta 1965 la influencia norteamericana abarc¨® desde M¨¦xico hasta el cabo de Hornos. Hay que recordar que Estados Unidos alcanz¨® su apogeo de poder en 1945. Al t¨¦rmino de la segunda guerra mundial, las antiguas potencias industriales, Europa, Jap¨®n y la URSS, estaban destrozadas por el conflicto, y que, en esas condiciones, la econom¨ªa norteamericana prove¨ªa m¨¢s del 50% de la producci¨®n de manufacturas de todo el mundo. Por ello fue, por a?os, centro de la econom¨ªa internacional, l¨ªder indiscutido del bloque occidental, y su poder¨ªo apareci¨® como omn¨ªmodo, no solamente en Am¨¦rica Latina, sino en Europa o Jap¨®n.
Era obvio, sin embargo, que esa condici¨®n no pod¨ªa ser eterna, y en la medida en que los pa¨ªses devastados por la guerra comenzaran a reconstruir sus econom¨ªas, las bases del predominio absoluto de Estados Unidos ser¨ªan puestas en jaque. Y, tal como sabemos, en nuestros d¨ªas han surgido nuevos actores, internacionales, de tanta importancia en el campo econ¨®mico como Jap¨®n, la Comunidad Econ¨®mica Europea y los pa¨ªses exportadores de petr¨®leo. El proceso de descolonizaci¨®n llev¨® a la aparici¨®n de decenas de Estados que se integraron a las Naciones Unidas eliminando la hegemon¨ªa, en las votaciones, de las superpotencias. Es indudable que el panorama internacional de nuestros d¨ªas ya no guarda relaci¨®n con el esquema bipolar de 1945 y que, por el contrario, se caracteriza por su complejidad. Es obvio tambi¨¦n que esta situaci¨®n ha afectado profundamente las relaciones de poder entre Estados Unidos y Am¨¦rica Latina.
Entre 1945 y 1965, la hegemon¨ªa norteamericana fue evidente. Se suscribieron mecanismos de alianza militar como el Tratado Interamericano de Asistencia Rec¨ªproca (TIAR) y de colaboraci¨®n diplom¨¢tica, como los que reglamentaron la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA). Durante 1945 y los primeros a?os de la d¨¦cada de 1950, los pa¨ªses latinoamericanos votaron en la ONU siguiendo la jefatura norteamericana y se firmaron varios tratados bilaterales de cooperaci¨®n militar. Sin embargo, creci¨® la sensaci¨®n, en los medios dirigentes latinoamericanos, de que Estados Unidos estaba obteniendo todos los beneficios de esta alianza, ya que ni siquiera exist¨ªa una mayor colaboraci¨®n en materia de desarrollo econ¨®mico, a diferencia, de la situaci¨®n europea, donde el plan Marshall hab¨ªa sido un generoso programa de ayuda financiera.
'Declaraci¨®n anticomunista'
En los primeros a?os de la d¨¦cada de 1950, el Gobierno de Guatemala entr¨® en conflicto con la Casa Blanca -debido a su pol¨ªtica de reformas sociales-, y Estados Unidos solicit¨®, en la Conferencia Interamericana de Caracas, en 1954, el apoyo de los Gobiernos latinoamericanos a una declaraci¨®n anticomunista, por la cual se pretend¨ªa legitimar una eventual intervenci¨®n en Guatemala. La declaraci¨®n fue aprobada, pero, como contrapartida, se exigi¨® la celebraci¨®n de una conferencia de ministros de Hacienda americanos para estudiar las posibles medidas de ayuda econ¨®mica de Estados Unidos a Am¨¦rica Latina.
El a?o 1954 tiene gran importancia para el estudio de las relaciones entre Am¨¦rica Latina y Estados Unidos. En ese a?o o.currieron dos hechos de gran trascendencia posterior. El primero fue el derrocamiento del Gobierno de Arbenz, en Guatemala, gracias a la acci¨®n de la CIA. Con ello se abre una etapa de crecientes roces entre los Gobiernos latinoamericanos y el de Washington. En gran medida, la incapacidad norteamericana de negociar el problema guatemalteco fue el antecedente de las inestables relaciones entre los movimientos que propugnaban reformas sociales y la Casa Blanca. El segundo hecho fue la celebraci¨®n de la conferencia de ministros de Hacienda en Quitandinha, Brasil. Con este evento surge el tema de la colaboraci¨®n econ¨®mica como uno de los elementos de mayor conflictividad en las relaciones interamericanas.
A partir de 1954, la situaci¨®n de pasividad termina. En los a?os siguientes son derrocados varios dictadores que aparec¨ªan vinculados con Washington. Es el caso de Marcos P¨¦rez Gim¨¦nez, de Venezuela; Gustavo Rojas Pinilla, de Colombia, y Fulgencio Batista, de Cuba. Una ola de antinorteamericanismo se extendi¨® por el continente, y cuando el vicepresidente de Estados Unidos Richard Nixon visita Suram¨¦tica en 1959 se producen violentas manifestaciones.
Por otra parte, la popularidad de Fidel Castro en Am¨¦rica Latina cre¨® serias preocupaciones en el Departamento de Estado, ante la posibilidad de que todo el subcontinente adoptara pol¨ªticas de profunda hostilidad hacia Washington. Por ello, el presidente Kennedy intent¨® una estrategia de conciliaci¨®n con los movimientos reformistas democr¨¢ticos de Am¨¦rica Latina, adopt¨® sus programas de integraci¨®n econ¨®mica latino americana, de cambio social, y acept¨® una l¨ªnea internacional de mayor autonom¨ªa. Sin embargo, la muerte de Kennedy cambia esta estrategia, y con Jolinson se vuelve al apoyo de soluciones de tipo autoritario, que culminan con la invasi¨®n de Santo Domingo en 1965. Con ello se produce la ruptura entre los movimientos reformistas latinoamericanos y la Casa-Blanca. La pol¨ªtica exterior de Estados Unidos queda en Am¨¦rica Latina carente de apoyo pol¨ªtico civil.
El fin de la dependencia
El de 1965 es un a?o clave por los siguientes hechos: se produce la intervenci¨®n en Santo Domingo; en segundo lugar, se produce el incidente del golfo de Tonqu¨ªn, en Vietnam, y con ello, Estados Unidos se vuelca sobre Asia, abandonando su actividad en Am¨¦rica Latina. Con posterioridad a 1965, Estados Unidos entra en un per¨ªodo de inestabilidad pol¨ªtica que influye especialmente en sus relaciones internacionales. La crisis de Vietnam y la de Watergate inmovilizan la Casa Blanca durante los pr¨®ximos 10 a?os.
En Am¨¦rica Latina, a partir de la d¨¦cada de 1960, se produce un cambio espectacular en las relaciones con EE UU. El crecimiento econ¨®mico es importante, aumenta el intercambio con Europa, Jap¨®n y los pa¨ªses socialistas, disminuyen los Cr¨¦ditos norteamericanos de tipo gubernamental y en materia militar cesan en sus actividades muchas de las misiones estadounidenses; por otra parte, el Congreso, en Washington, disminuye a?o tras a?o el monto de la ayuda b¨¦lica e incluso se prohiben las ventas de armamento sofisticado a los pa¨ªses suramericanos.
A partir de 1968, con el ascenso de Velasco Alvarado en Per¨², incluso el estamento militar suramericano entra en conflicto con Estados Unidos. ?ste es un tema poco analizado, y en Europa subsiste la creencia de que los Gobiernos autor¨ªtarios suramericanos son aliados del Pent¨¢gono. Sin embargo, han sido m¨¢s frecuentes los conflictos que la colaboraci¨®n entre los sectores castrenses y la Casa Blanca. Durante el Gobierno de Carter fueron constantes los roces por problemas derivados de los derechos humanos y la intenci¨®n de Estados Unidos de impedir el desarrollo nuclear de los paises suramericanos. Como consecuencia, en la actualidad? los meintos de ayuda militar son casi inexistentes en Am¨¦rica del Sur, y sus fuerzas armadas cuentan con material b¨¦lico de procedencia europea, israel¨ª, sovi¨¦tica y una gran parte de fabricaci¨®n nacional.
Menor influencia
Pese a la revisi¨®n de la pol¨ªtica exterior llevada a cabo por el Gobierno Reagan, Estados Unidos no ha logrado restablecer el nivel de influencia que tuvo en la d¨¦cada de los cincuenta. Por el contrario, Am¨¦rica del Sur y M¨¦xico han logrado una importante autonom¨ªa en su pol¨ªtica exterior, y no piensan renunciar a ella. M¨¢s a¨²n, iniciativas como la del grupo de Contadora son manifestaciones de una intenci¨®n de reducir la hegemon¨ªa norteamericana, incluso en su zona de influencia tradicional en el Caribe y Centroam¨¦rica.
En resumen, la idea de que Am¨¦rica Latina es una zona dominada por EE UU ya no corresponde a la realidad. Por el contrario, en nuestros d¨ªas, el panorama intemacional es de una gran complejidad, y paises como la URSS, Jap¨®n, China, Israel, Sur¨¢frica, RFA y Francia est¨¢n asumiendo un papel activo en sus vinculaciones con Latinoam¨¦rica. Y si alguna tendencia es clara en los ¨²ltimos 30 a?os, es la declinaci¨®n de la hegemon¨ªa estadounidense en el subcontinente. Las relaciones de poder est¨¢n cambiando.
es profesor de relaciones internacionales y ex columnista de la revista Hoy, de Santiago de Chile.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.