Los problemas de Barcelona

En pol¨ªtica urban¨ªstica no es cierto que todos los caminos conduzcan a Roma, y menos cuando se procede de Nueve Barrios, del Besos o de Zona Franca. No se puede admitir, por lo tanto, que se podr¨¢ alcanzar una ciudad apta para vivir partiendo de la aceptaci¨®n, con peque?as correcciones en todo caso, del vigente Plan General Metropolitano. Si a esto a?adimos, adem¨¢s, que la mayor parte de las operaciones urban¨ªsticas importantes que ha desarrollado el actual Ayuntamiento lo han sido en el centro de la ciudad o en realizaciones de infraestructura viaria r¨¢pida, llegamos a la conclusi¨®n de que la pretensi¨®n municipal de conseguir una Barcelona, gran ciudad se est¨¢ realizando a costa de marginar a los barrios populares y evitando el enfrentamiento con los intereses del gran capital sobre la ciudad.La intenci¨®n municipal de hacer de Barcelona la capital cultural y tur¨ªstica del Mediterr¨¢neo, no logra esconder la falta de una decisi¨®n real para resolver buena parte de los problemas urban¨ªsticos de los barrios perif¨¦ricos. De todos modos, hay que reconocer que, ante la falta de una pol¨ªtica urbana definida, hay hechos (como que Joan Mir¨® done una escultura, o que se puedan celebrar los Juegos Ol¨ªmpicos del 92) que devienen definitivos sobre las decisiones de la pol¨ªtica urban¨ªstica municipal, frecuentemente con repercusiones positivas, pero desvinculados de lo que ser¨ªa un programa coherente y global. La estrategia del capital para lograr un ¨¢rea metropolitana funcional para sus intereses fue consolidada legalmente el a?o 76 con la aprobaci¨®n del Plan General Metropolitano. Desde entonces, y a pesar del cambio pol¨ªtico, siguen sin abordarse en profundidad un conjunto de aspectos del Plan que definen su filosof¨ªa central: segregaci¨®n espacial de la ciudad y la metr¨®poli (principalmente entre centro y periferia), la red viaria r¨¢pida, la imposibilidad f¨ªsica de establecimiento de equipamientos y zonas libres desde una perspectiva cualitativa... Ahora es necesario un programa de acci¨®n urban¨ªstica que, debidamente legalizado y ordenado en el tiempo, sirva de hilo conductor a la gesti¨®n diaria, cosa que no existe. Hace falta que el Ayuntamiento explicite el modelo de ciudad que plantea, pues aunque parece no coincidir exactamente con el definido por el Plan General -aunque tampoco parece que quiera romper con su filosof¨ªa central- si existiera ese dato podr¨ªan intervenir en el debate municipal otras organizaciones./