El 'juicio Urquijo , una carrera de obst¨¢culos, seg¨²n el fiscal y un atropello a las garant¨ªas procesales, seg¨²n el defensor
El juicio oral contra Rafael Escobedo, presunto autor del asesinato de los marqueses de Urquijo, iniciado el 21 de junio y visto para sentencia el lunes, estuvo marcado por los constantes incidentes procesales -entre ellos la desaparici¨®n de las piezas de convicci¨®n o pruebas- y de presuntas irregularidades, como la no incomunicaci¨®n de los testigos. El tribunal dictar¨¢ sentencia, con toda probabilidad, a mediados de la pr¨®xima semana. El fiscal pide para el acusado dos penas de 30 a?os cada una por dos delitos de asesinato con los agravantes de premeditaci¨®n, nocturnidad y morada propia. El abogado defensor solicita la libre absoluci¨®n.
Setenta y dos horas antes del comienzo del juicio, el presidente de la Secci¨®n Tercera de la Audiencia Provincial de Madrid, Bienvenido Guevara, sentenciaba severamente, a trav¨¦s de una conversaci¨®n telef¨®nica con un periodista de EL PA?S, que "con casquillos o sin ellos vamos a celebrar el juicio contra Rafael Escobedo". Iba a ser la aut¨¦ntica pauta de la vista oral, que despertar¨ªa una atenci¨®n sin precedentes.La vista oral nac¨ªa tocada. En realidad, seg¨²n uno de los cinco magistrados, Jos¨¦ Mar¨ªa Stampa traicion¨® al tribunal. En la misma antesala de la Sala Tercera, donde los magistrados descansan y deliberan en los descansos de la vista, el defensor hab¨ªa prometido a Guevara que los casquillos y la balas no iban a ser un problema. La propia oficina de Stampa ratificaba esta posici¨®n doce horas antes de la apertura del juicio con la declaraci¨®n de que no iba a solicitar la suspensi¨®n. Y as¨ª se llegaba al martes, d¨ªa 21, a las 10,30 de la ma?ana. Para esa hora estaba se?alada el comienzo de la vista.
No empez¨® a su hora, cosa que se repetir¨ªa en las once sesiones siguientes de ma?ana y tarde. Efectivamente, ese martes, 21 de junio, a los sesenta segundos de conducir al preso a la sala, Stampa pidi¨® la palabra para una cuesti¨®n previa; que constase en acta su protesta por la desaparici¨®n de las pruebas. Pero en el descanso del mediod¨ªa, despu¨¦s de haber interrogado al acusado el fiscal y haber iniciado su turno el defensor, Stampa confesaba en secreto al periodista que iba a pedir la suspensi¨®n del juicio esa misma tarde. Probablemente le indujo a romper el pacto los repetidos enfrentamientos verbales que hab¨ªa sostenido con el presidente, quien en la sesi¨®n matinal hab¨ªa calificado al acusado de delincuente excepcional y pedido que dejara de hacer comedia.
No prosperaron, sin embargo, las repetidas solicitudes de suspensi¨®n de la defensa, a todas las cuales se opuso el ministerio fiscal: Por la desaparici¨®n de los casquillos y las balas y el papel en el cual Rafael Escobedo escribi¨® de su pu?o y letra su primera confesi¨®n de culpabilidad; por la no comparecencia de una testigo que el defensor calific¨® de crucial (la ¨²nica persona que pas¨® la noche de autos con los marqueses difuntos en la finca de Somosaguas, la cocinera dominicana Florentina Dishney) y por la revelaci¨®n inesperada hecha por un inspector de polic¨ªa (no consta en el sumario de 800 folios) de que "pseudopolic¨ªas pretendieron hace unos meses apropiarse de los casquillos y balas objeto de la pol¨¦mica".
La supuesta libertad provisional de Escobedo
Stampa invoc¨® la Ley de Enjuiciamiento Criminal cuando se?al¨® que, ante una revelaci¨®n inesperada, se debe proceder a la apertura de una informaci¨®n suplementaria con la suspensi¨®n consiguiente de la vista. El abogado de Rafael Escobedo, que hizo constar en acta todas sus protestas a efectos de casaci¨®n, ha manifestado en varias ocasiones que piensa recurrir en todas las instancias posibles hasta llegar incluso al Tribunal Constitucional.En la mente de todos estaba la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que regula el r¨¦gimen de prisi¨®n preventiva y que obliga a poner en libertad provisional, sin fianza, despu¨¦s de 18 meses de prisi¨®n provisional, a aquellos encartados a los que se les piden penas superiores a los seis a?os y un d¨ªa, sin ning¨²n l¨ªmite. Excepcionalmente, y seg¨²n pueden determinar los jueces, esos 18 meses se pueden ampliar a 30. Incluso en el segundo de los casos, Escobedo tendr¨ªa que ser puesto en libertad, en caso de aplazamiento, a principios de octubre.
En caso de que hubiese sido suspendido el juicio hubiera sido imposible la celebraci¨®n del mismo antes de ese mes de octubre debido a los sesenta d¨ªas de vacaciones de los tribunales de justicia (desde el 14 de julio al 14 de septiembre) y a los nefesarios plazos de citaci¨®n, considerando la posibilidad de que para entonces tampoco hubiesen sido localizadas las piezas de convicci¨®n. El tribunal hab¨ªa zanjado la pol¨¦mica con su decisi¨®n de considerar v¨¢lidas las pruebas periciales de bal¨ªstica que hab¨ªa hecho el Gabinete Central de Identificaci¨®n de la Polic¨ªa en base a las pruebas, aunque no estuviesen fisicamente los casquillos y las balas disposici¨®n de la sala.
Como dato complementario, este peri¨®dico obtuvo unas declaraciones de quien hasta unos d¨ªas antes del juicio hab¨ªa sido secretario de la Secci¨®n Tercera, Jos¨¦ Valverde, seg¨²n las cuales el presidente del tribunal y el magistrado ponente, Alberto Amun¨¢tegui, ten¨ªan conocimiento a trav¨¦s de ¨¦l de la falta de las piezas de conv¨ªcci¨®n desde hac¨ªa un a?o, con ocasi¨®n de la remisi¨®n del sumario Urquijo desde el juzgado n¨²mero 14 de Madrid a esta secci¨®n de la Audiencia Provincial. Valverde a?adi¨® que con ocasi¨®n del se?alamiento de la vista, unos meses antes, volvi¨® a poner en conocimiento de los magistrados este extremo.
Las declaraciones de este funcionario -destinado ahora en la Sala Cuarta del Tribunal Supremo- le supusieron una recrimina ci¨®n de sus antiguos superiores y un careo con el periodista de EL PA?S, quien adem¨¢s fue convoca do por el presidente del tribunal un d¨ªa de descanso de la vista oral para ser informado de que tomar¨ªa medidas por una declaraci¨®nsuya publicada en este peri¨®dico: "S¨¦ que el juicio va a ser dif¨ªcil. Pero no estoy preocupado porque yo he toreado muchos grapos y etas". EL PA?S sostiene que dicha frase fue pronunciada, textualmente, el d¨ªa 8 de junio, en la misma sala y en presencia de otro de los magistrados del tribunal, y que luego fue reiterada en la larga conversaci¨®n telef¨®nica ya referida. En el careo el funcionario judicial se?al¨® que la informaci¨®n recogida por el pe ri¨®dico se ajustaba plenamente a sus declaraciones.
La ma?ana del ¨²ltimo d¨ªa de vista oral, la Cadena Ser ofrec¨ªa unas declaraciones de Bienvenido Guevara -recogidas por las agen cias Europa Press y Efe- en las que informaba que, aunque extraoficialmente, se le hab¨ªa informa do de que los casquillos y balas c¨ªtados hab¨ªan sido encontrados Hasta el momento nadie ha comunicado oficialmente tal noticia. El juicio continu¨® con normalidad el lunes 4 de julio. Incluso el abogado defensor hizo constar en acta nuevamente su protesta por la falta de estas pruebas.
Los testigos que pasaron la gorra
El rechazo de la prueba de bal¨ªstica por parte de la defensa (fue admitida una nueva prueba) y la incomparecencia de numerosos testigos de la defensa supuso ¨²nicamente el aplazamiento provisional de las sesiones. Varios testigos de fuera de Madrid (especialmente de Vitoria, Galicia y Zamora) convocados por la defensa abandonaron el palacio de Justicia, sin dietas y sin lugar de alojamiento despu¨¦s de subsistir los dos primeros d¨ªas a base de pasar la gorra. Cuando estas personas supieron que, en primera instancia, no pod¨ªan ser sino multados con 500 pesetas, abandonaron Madrid y se volvieron a sus lugares de origen.Los testigos (140 en total, aunque la defensa renunci¨® a 85) no estuvieron nunca incomunicados, sino que se movieron con entera libertad en el vest¨ªbulo de la sala de la Secci¨®n Tercera de la Audiencia Provincial. Fue m¨¢s que notable que todos los que quisieron, especialmente los testigos considerados importantes (los hijos de los marqueses, el administrador, el mayordomo, los amigos de Escobedo, el actual compa?ero de Miriam de la Sierra, los familiares del acusado), fueron informados puntualmente de lo que estaba ocurriendo en el interior. En alguna ocasi¨®n el testimonio de alguno de ellos hac¨ªa referencia a frases concretas o¨ªdas en la sala.
La no incomunicaci¨®n de los testigos provoc¨® una de los m¨¢s agrios intercambios verbales entre el presidente y el abogado defensor. Esta t¨®nica fue una de las constantes de las seis jornadas en las que se ha desarrollado. Una gran parte de los di¨¢logos fueron considerados por algunos de los juristas asistentes al juicio como extraprocesales y poco o nada habituales en este tipo de actos.
El propio Stampa declar¨® en repetidas ocasiones a los medios de comunicaci¨®n que consideraba que el tribunal se estaba comportando de forma parcial en contra de su defendido. En la sala declar¨® en cinco ocasiones -las dos ¨²ltimas en el informe final- que consideraba que no exist¨ªan las garant¨ªas procesales suficiente para el desarrollo de la vista, empezando por el hecho de Escobedo estuviese esposado constantemente.
En su informe final, el fiscal, Jos¨¦ Antonio Zarzalejos, se?al¨® que el juicio hab¨ªa sido una larga carrera de obst¨¢culos, aunque manifest¨® que se hab¨ªan dado las garant¨ªas procesales suficientes.
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