'La familia Tot' humor contra el invasor
La familia Tot, de Istv¨¢n Orkeny.Int¨¦rpretes: Fernando Romo, M¨®nica Ruffolo, Pilar Ruiz, Guadalupe Gonz¨¢lez G¨¹emes, Ra¨²l Perotti, Andr¨¦s Cienfuegos y ?scar Sosa, del GIT. Escenograf¨ªa y vestuario: Marisa Caminos. Direcci¨®n: Andr¨¦s Cienfuengos.
Estreno, plaza de las Vistillas, Madrid, 7 de julio.
Istv¨¢n Orkeny fue un autor h¨²ngaro sometido, por su edad, a todas las contracciones hist¨®ricas de su patria en los ¨²ltimos a?os: ten¨ªa seis cuando Hungr¨ªa perdi¨® la guerra en 1918, vio la revoluci¨®n burguesa -pas¨® a la Rep¨²blica-, el breve r¨¦gimen comunista de Bela Kun, el primer fascismo del almirante Horthy, la mutilaci¨®n del suelo patrio, la destrucci¨®n y ocupaci¨®n en la segunda guerra mundial, la llegada de los sovi¨¦ticos y la implantaci¨®n de un estalinismo que, a pesar del antifaseismo b¨¢sico de Orkeny, la proscribi¨®. Fue rehabilitado demasiado tarde: muri¨® en 1979, v¨ªctima de todos y, sobre todo, de la historia, dif¨ªcil de enfrentar para un hombre libre y de esp¨ªritu c¨¢ustico.
La familia Tot es una'par¨¢bola con influencia breclitiana, optimista, sobre el exceso y la inconsistencia del poder y la posibilidad de superarlo -mediante el procedimiento de cortar en cuatro pedazos con una guillotina al personaje abusivo- cuando haciendo un mal subjetivo puede alcanzarse un bien.
Es una farsa, con el sentido del humor tan generalizado entre los autores h¨²ngaros, cuyas. claves esenciales y representaciones hay que buscarlas en su ¨¦poca, aunque en la nuestra hay pa¨ªses y situaciones en los que tambi¨¦n se puede reproducir.
El Grupo Internacional de Teatro, predominante en los elementos latinoamericanos, da en Las Vistillas una representaci¨®n de artesan¨ªa. Unos paneles m¨®viles y unos lienzos procuran los necesarios cambios de escenograf¨ªa.
Actores y farsa
Los actores trabajan la farsa con la requerida exageraci¨®n de maquillaje, gesto y voz, ayudados por los micr¨®fonos que se han hecho imprescindibles en los espacios abiertos y por tanto poblados por las voces de vecinos, televisores a demasiado volumen, sirenas y barrenderos.
El p¨²blico apreci¨® las situaciones c¨®micas, se regocij¨® especialmente con el papel del invasor y aplaudi¨® al final a toda la compa?¨ªa.
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