Las mujeres norteamericanas, conservadoras y republicanas, creen que el presidente Reagan "es un hombre peligroso"
Las 2.000 delegadas del National Women's Political Caucus, reunidas el pasado fin de semana en la ciudad de San Antonio (Texas), declararon pr¨¢cticamente la guerra electoral contra el presidente Ronald Reagan, a quien calificaron de "hombre peligroso" que "no debe presentarse para su reelecci¨®n". Por el contrario, los cinco aspirantes del Partido Dem¨®crata a la presidencia de EE UU recibieron los aplausos de la convenci¨®n nacional pol¨ªtica de las mujeres, cuando insistieron en que, de ser elegidos, nombrar¨¢n a m¨¢s mujeres en puestos de responsabilidad, resucitar¨¢n la enmienda para la igualdad entre la mujer y el hombre, reducir¨¢n el gasto de defensa y evitar¨¢n una intervenci¨®n militar en Centroam¨¦rica.
"No tenemos ning¨²n comentario particular" dijo, lac¨®nicamente, el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, en reacci¨®n a los duros ataques femeninos de las 73.000 mujeres miembros de partidos pol¨ªticos (dem¨®crata o republicano) representadas en el National Women's Political Caucus. Pero, inquietos por la p¨¦rdida de influencia entre el voto femenino (que representa el 53% del cuerpo electoral norteamericano), la Casa Blanca ha encargado a uno de los principales consejeros del presidente, Michael Deaver, que reorganice una estrategia republicana para remediar la mala imagen del presidente Reagan entre el electorado femenino."Esta Administraci¨®n ha nombrado varias mujeres entre los altos cargos", comentan en la Casa Blanca, capeando el temporal del descontento femenino. En realidad, los problemas de Reagan con la mayor¨ªa de mujeres norteamericanas comenzaron antes de que Reagan llegara triunfalmente a la Casa Blanca. Empezaron durante la convenci¨®n republicana, en julio de 1980, en Detroit, cuando Reagan rompi¨® con la tradici¨®n del partido, que durante 40 a?os hab¨ªa apoyado la iniciativa de una enmienda constitucional, destinada a equiparar los derechos de la mujer a los del hombre, la famosa Equal Rights Amendinent (ERA). Reagan tambi¨¦n se mostr¨® contrario al aborto, legalizado en EE UU desde hace diez a?os, a pesar de las continuas enmiendas presentadas al Congreso por grupos ultraconservadores que desean reformar, o anular, el aborto.
El descontento femenino en 1980
Pero en la campa?a electoral de 1980, ante un presidente dem¨®crata, Jimmy Carter, muy desprestigiado, la debacle de los rehenes norteamericanos en Ir¨¢n y la degradaci¨®n de la econom¨ªa en EE UU, el descontento femenino no pes¨® en la balanza electoral, que dio una espectacular victoria a Reagan. La situaci¨®n puede cambiar de cara a la pr¨®xima elecci¨®n presidencial de noviembre de 1984, de ah¨ª la preocupaci¨®n de la Casa Blanca.La se?al de alarma viene por la personalidad de la presidenta del National Wornen's Political Caucus, la republicana Kathy Wilson, al calificar, sin matices, que "Reagan es un hombre peligroso" para los intereses de las mujeres norteamericanas, y que, por consiguiente, "no debe presentarse para su reelecci¨®n" en 1984. De las 2.000 delegadas de la convenci¨®n en San Antonio, republicanas y dem¨®cratas, casi ninguna apoy¨® la pol¨ªtica de la actual Administraci¨®n. Por el contrario, fueron muy aplaudidos los cinco hombres dem¨®cratas que luchan por lograr el nombramiento en la convenci¨®n de su partido como candidato presidencial.
"Yo soy un feminista", afirm¨®, entre grandes aplausos, el ex vicepresidente Walter Mondale. "Estoy aqu¨ª porque necesito y pido vuestra ayuda", no ocult¨® Mondale al potencial electorado femenino. Mondale prometi¨® que, si es elegido presidente, propondr¨¢ una mujer en la vicepresidencia y nombrar¨¢ "m¨¢s cargos femeninos importantes que ning¨²n otro anterior presidente". Mondale, que figura entre los preferidos como posible candidato dem¨®crata, prometi¨® resucitar la enmienda del ERA (rechazada el pasado a?o a falta de una mayor¨ªa de dos tercios, entre los 50 parlamentos locales de los Estados de la Uni¨®n).
En t¨¦rminos parecidos se expresaron los dem¨¢s candidatos dem¨®cratas, el senador y ex astronauta John Glenn, el senador californiano, Alan Craston, el senador por Carolina del Sur, Ernst Hollings, y el senador por Colorado, Gary Hart. Este ¨²ltimo, el m¨¢s progresista y joven de los aspirantes dem¨®cratas a la Casa Blanca, roz¨® casi el abucheo de la convenci¨®n. cuando protest¨® airadamente, con reminiscencias machistas, el que la moderadora femenina del debate recordara que hab¨ªa acabado si tiempo de palabra. Hart pidi¨® posteriormente disculpas, por si acaso debe contar con el cortejado voto femenino, que puede ser vital en noviembre de 1984.
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