Recuerdo de 'Barbarroja' y 'Dimas'
En la zona leonesa de la sierra de Ancares viv¨ªa un lobo al que los habitantes de la comarca llamaban Barbarroja. Cuentan que Barbarroja era viejo y sanguinario, y que a lo largo de su larga vida hab¨ªa dejado sin ella a m¨¢s de un centenar de reses. Ahora este animal, con apodo de emperador o de pirata, acaba de aparecer muerto. Nadie lo ha matado, sino el tiempo, que logra lo que no lograron las batidas de los cazadores y las rogativas y novenas a san Antonio, que a todo recurrieron los asustados vecinos por ver si Barbarroja dejaba en paz a sus ganados.El temido animal de la sierra de Ancares restaura el prestigio del lobo como malvado de la historia. En los ¨²ltimos tiempos, los lobos no nos parec¨ªan tan malos porque F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente hab¨ªa conseguido transmitirnos a casi todos algo del mucho cari?o que por ellos sent¨ªa. Cuando ve¨ªamos por televisi¨®n jugar al doctor con sus lobos, nos parec¨ªa que era un hombre entre perros. Est¨¢bamos equivocados. No es que aquellos lobos fueran como perros para aquel hombre, sino que los lobos consideraban que aquel hombre era como un lobo para ellos. Y por eso le quer¨ªan: era lo mejor que pod¨ªa'ser.
Por el contrario, los hombres que no tienen una opini¨®n excesivamente ben¨¦vola de sus semejantes dicen que el hombre es un lobo para el hombre. Es un viejo pensamiento que suele citarse como original de Hobbes y que, seg¨²n aseguran quienes saben, ya estaba antes en el romano Plauto. Como es bueno hacer patria buena, yo a?ado que tambi¨¦n Graci¨¢n, al mismo tiempo que Hobbes, usa la idea en la primera parte de El critic¨®n. All¨ª, Critilo dice a Andrenio: "Dichoso t¨², que te criaste entre las fieras, y ?ay de m¨ª!, que entre los hombres, pues cada uno es un lobo para el otro...". Y concluye a continuaci¨®n: "Si ya no es peor el ser hombre". Es decir, el hombre es un hombre para el hofnbre. Formulaci¨®n que el doctor amigo de los animales (que consigui¨® ser un lobo para el lobo) seguramente habr¨ªa aceptado en su aplicaci¨®n al perseguido amigo: el hombre es un hombre para el lobo.
El bueno de Barbarroja vuelve a colocar las cosas en su sitio tradicional. Fue un lobo terrible, fiel al papel de malo interpretado en
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las f¨¢bulas y en las pel¨ªculas de Walt Disney. En ambas convertimos a los animales en caricaturas del hombre que habla por la boca de ellos... Otro intento humano es el de hacer que un animal haga el papel de otro. Ya en los circos, los pobres leones se ven obligados a hacer el tonto para ganarse la vida. Pero a veces queremos que un lobo haga el papel de perro. Es un deseo semejante a esos de fabricar l¨¢mparas con botellas, gomas de borrar que parecen caramelos, erigir catedrales en miniatura con huesos de aceituna o hacer que los famosos en algo ajeno a la canci¨®n graben un disco.
Ambrosio de Salazar -escritor murciano que vivi¨® en la corte francesa de Luis XIII- cuenta en su Thesoro de diversa lecci¨®n el caso de un lobato recogido en el monte y criado con el hombre: "Sali¨® tan casero y tan guardi¨¢n de casa que la guardaba mejor que ning¨²n perro, y tom¨® tanta voluntad y afici¨®n a su amo que jam¨¢s lo dejaba donde iba. Sucedi¨® que saliendo todos de casa y dejando al lobo en la guardia de ella, como otras veces sol¨ªan, alleg¨®se al establo y tom¨® amistad con las cabalgaduras, y entre otros jumentos hab¨ªa un asno, al cual degoll¨® y despu¨¦s, harto de su sangre y carne, se fue y nunca m¨¢s pareci¨®...". Y concluye Salazar: "La mala ?aturaleza siempre prevalece". Y claro est¨¢ que aqu¨ª no fue la mala naturaleza, sino la naturaleza tal como es: sin bondad ni maldad, que son categor¨ªas humanas. Lo que s¨ª fue malo es empe?arse en que un lobo hiciera de perro.
Hay un caso parecido de ayer mismo. Durante la dictadura de Primo de Rivera, Blas Infante vivi¨® en el pueblo onubense de Isla Cristina. Infante -conocido notario y andalucista notorio- era tambi¨¦n hombre aficionado a los animales, y poco antes de llegar a Isla Cristina hab¨ªa publicado unos Cuentos de animales. Por mediaci¨®n de un m¨¦dico del pueblo hizo amistad el notario con unos parientes y amigos de aqu¨¦l, vecinos de Villanueva de los Castillejos, otro lugar de Huelva cercano a Isla Cristina. Y un d¨ªa en que hablaban de animales, dijo el notario a sus nuevos amigos que un lobo criado como un perro se comportar¨ªa como si hubiera nacido perro.
Los castillejeros -que no hab¨ªan escrito cuentos sobre animales, pero que conoc¨ªan muy bien a los lobos, entonces abundantes por toda la comarca- dijeron que no. Insisti¨® el notario y pidi¨® que le buscaran un cachorro de lobo para demostrarlo. Al final, la cosa qued¨® en que le dieron una cr¨ªa de zorro, a la que Infante llam¨® Dimas en recuerdo del buen ladr¨®n muerto junto a Cristo. Dimas creci¨® en la casa, y hay una curiosa foto donde est¨¢ don Blas con su primera hija en brazos y un pie sobre Dimas. (Entre par¨¦ntesis, no resisto la tentaci¨®n de contar otra cosa del buen notario. Como la,gente del pueblo era simp¨¢tica y cari?osa, don Blas colocaba sobre el cochecito de la ni?a un cartel que dec¨ªa: "Si me quieres, no me beses"...) Esta verdadera historia termin¨® as¨ª: un d¨ªa, Dimas vio gallinas por primera vez y el atavismo dirigi¨® sus colmillos al lugar exacto. No dej¨® ni una viva, seg¨²n me cont¨® hace a?os no el notario, muerto antes de nacer yo, sino uno de sus amigos castillejeros.
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