M¨¢s Ella que nunca
El Festival de Jazz de Vitoria vivi¨® otro de sus grandes momentos con la actuaci¨®n de Ella Fitzgerald. En la primera parte actu¨® Ella con su tr¨ªo, y en la segunda con el guitarra Joe Pass, quien hizo tambi¨¦n un breve set en solitario.A diferencia del concierto del a?o pasado de Ella en Vitoria, en el que, por otra parte, fue muy interesante verla hacer uso de todos sus recursos de cantante experimentada que no puede equivocarse -seg¨²n canta Mel Torm¨¦-, esta vez vimos a Ella, si no en plenitud de facultades -lo que ser¨ªa imposible a estas alturas-, s¨ª en muy buenas condiciones de voz y arriesgando mucho m¨¢s que en otras ocasiones recientes.
Ella inici¨® su recital, como casi todos los de sus ¨²ltimos tiempos, en plan de primera dama de la canci¨®n, con temas de Porter y Gershwin y una sabia mezcla de The man I love y Body and sould, con alusiones diversas a otras canciones. Nadie m¨¢s legitimado para esto, porque Ella ha grabado el repertorio de los grandes autores americanos m¨¢s y mejor que nadie. Pero ¨¦sa es nada m¨¢s que una de sus facetas, y, de otro lado, su estilo en este comienzo pod¨ªa parecerse no tanto al suyo aut¨¦ntico como el de la gran rival, Sarah Vaughan.
Ella Fitzgerald
VII Festival de Jazz. Polideportivo de Mendizorroza. Vitoria, 19 de julio
Pero enseguida Ella pas¨® a cantar scat de su inimitable forma, hizo el gamberro con Old McDonald, nos explic¨® pr¨¢cticamente en un breve y divertido pasaje por qu¨¦ no canta rock, inici¨® un medley que parec¨ªa que iba a ser brasile?o pero luego admiti¨® canciones de todas las procedencias, tuvo un recuerdo para Billy Holiday, pas¨® de la suavidad de Misty a la energ¨ªa de Manteca, etc¨¦tera. En suma, tuvimos a Ella haciendo su propio papel, m¨¢s Ella que nunca. El tr¨ªo fue un apoyo extraordinario en todo momento: no cito nombres porque prefiero curarme en salud, pero son los acompa?antes que todo cantante desear¨ªa tener.
La segunda parte comenz¨® con la exhibici¨®n de Joe Pass, quien esta vez s¨ª estaba dentro del programa. Pass hizo un repertorio muy bonito con su habitual perfecci¨®n, pero se lo ech¨® a perder bastante la megafon¨ªa con unos curiosos ruiditos extraterrestres, aparte de que Pass no tiene esa cualidad que Ella posee en grado m¨¢ximo, y que un buen aficionado ha llamado "sentido de la complicidad". Adem¨¢s, la gente estaba deseando que volviera a salir la diva.
Y Ella regres¨® a cantar acompa?ada por Pass, quien parece transfigurarse en estos cambios de papel. El juego era atractivo y daba una nueva orientaci¨®n al concierto, pero ¨¦ste no pod¨ªa acabar con tanta intimidad. Y, claro, no acab¨®. Sali¨® de nuevo el tr¨ªo y se uni¨® a Ella y Pass para que todo culminara con una interpretaci¨®n conjunta que luego tuvieron que ser tres, ante las demandas del p¨²blico. La ¨²ltima fue B¨¦same mucho, de la que Ella afirm¨® no saberse la letra, y decirlo le sirvi¨® de letra. Para que se vea lo del sentido de la complicidad.
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