'La fiesta del sainete', cien a?os atr¨¢s
Sale a escena un personaje cojo y el p¨²blico lanza una carcajada. El actor exagera el efecto -seg¨²n los c¨¢nones del antiguo oficio-, coge su pierna r¨ªgida con las manos y llena con ella el escenario. Cuando empieza a hablar, otra gran alegr¨ªa para el p¨²blico: es tartamudo. Una noche fresquita en La Vaguada, un c¨®mico haciendo de cojo y tarta mudo al mismo tiempo.En El sue?o dorado, de Vital Aza, obrita que tendr¨¢ ahora unos cien a?os m¨¢s o menos, se dan los elementos de su tiempo: la clase media fam¨¦lica, la ni?a casadera, la esperanza de un novio rico y la forma caracter¨ªstica de la literatura de consolaci¨®n: la gran riqueza no llega nunca, pero s¨ª un sueldecillo en una administraci¨®n de fincas r¨²sticas. La comicidad est¨¢ en el equ¨ªvoco en torno al posible novio rico de la ni?a.
El sue?o dorado, de Vital A za, y La real gana, de Antonio Ramos Mart¨ªn
Int¨¦rpretes: Antonio Vega, Maribel Rivera, Mery Leyva, Mar¨ª Carmen Duque, Valent¨ªn Gasc¨¢n, Francisco Grijalvo. Direcci¨®n: Manuel Gallardo. Estreno: La Vaguada. Madrid, 19 dejulio.
La fiesta del sainete es un t¨ªtulo sin duda excesivo para este programa doble de la Compa?¨ªa de Manuel Gallardo. La primera parte la llena el acto de Vital Aza; la segunda, La real gana, de Antonio Ramos Mart¨ªn (algo m¨¢s joven: fue hijo de Ramos Carri¨®n, colaborador asiduo de Vital Aza), que es un sainete madrile?o, un breve apunte costumbrista, con su carnicero y su verdulera de mal genio y las trampillas para casar a los chicos que han tenido un desliz. Parte de su posible gracia se ha perdido porque los actores no aciertan con el deje madrile?o. Es un tonillo que se ha perdido, dif¨ªc¨ªl de reconstruir. Pero el texto est¨¢ construido para ¨¦l.
Teatro de hace cien a?os. Con decorados de c¨®mo se hac¨ªa entonces el teatro, con una digna interpretaci¨®n de c¨®mo se supone que se hac¨ªa entonces, y que se mantuvo hasta hace alg¨²n tiempo. No se puede dudar de su eficacia, porque tambi¨¦n el p¨²blico es de hace cien a?os y se r¨ªe sinceramente, y sinceramente aplaude.
Saca el valor de sus 350 pesetas. El profesional, los autores que quedan, los directores que abundan, podr¨¢n ver, si a¨²n tienen capacidad de observaci¨®n, algunos de los secretos de lo que se llam¨® carpinter¨ªa teatral, oficio. Como el equ¨ªvoco doble en Vital Aza.
Podr¨¢n ver a actores de la vieja escuela distorsionar personajes -seg¨²n el texto- para arrancarles sus efectos, y como estos efectos, inveros¨ªmilmente, siguen funcionando en una sociedad donde la busca de novio tiene otro sentido -?lo tiene?- y el hijo natural representa otra cosa (o no).
Babelia
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