La 'dimisi¨®n' de un directivo actualiza el debate sobre el profesionalismo en Francia
La dimisi¨®n, m¨¢s o menos fingida, por razones de incompetencia, de Michel May, presidente del primer canal de la televisi¨®n francesa escenifica de nuevo p¨²blicamente el complejo funcionamiento del monopolio estatal de radio y televisi¨®n en este pa¨ªs y lanza una vez m¨¢s al debate p¨²blico el pol¨¦mico tema del profesionalismo en la radiotelevisi¨®n estatal. El cuarto canal, que ser¨ªa inaugurado el a?o pr¨®ximo, puede ser un paso en el sentido de la participaci¨®n privada.
"?Vivan los profesionales!", exclamaba d¨ªas pasados un comentarista pro gubernamental (en el diario Le Matin) al evocar los problemas del canal maldito de la televisi¨®n francesa, es decir, del primero de los tres con que cuenta actualmente.Acababa de dimitir Michel May, el presidente de dicho canal, al que de hecho le forz¨® a darse de baja la denominada alta autoridad, organismo m¨¢ximo del monopolio del audiovisual. En los medios televisivos, como en los pol¨ªticos y period¨ªsticos, era de dominio p¨²blico la incompetencia de este alto funcionario que, hace menos de un a?o, la referida alta autoridad hab¨ªa nombrado presidente por tres a?os.
Las desgracias de un canal
El comentarista de Le Matin hablaba de las desgracias del primer canal (tres presidentes en dos a?os de poder socialista) en los t¨¦rminos que siguen: la elecci¨®n de May, como la de su antecesor Boutet (para el puesto de presidente del canal de televisi¨®n), proced¨ªa de una cierta idea muy extendida entre los socialistas, de acuerdo con la cual no es menester ser un especialista de la comunicaci¨®n audiovisual para dirigir un canal.Y peor a¨²n, proced¨ªa tambi¨¦n de una cierta desconfianza hacia el profesionalismo, considerado por muchos socialistas como una coartada de la derecha para enmascarar el control hip¨®crita de los medios informativos. De aqu¨ª a pensar que un alto funcionario pol¨ªticamente seguro puede ser un buen presidente de televisi¨®n no hab¨ªa m¨¢s que un paso, que fue franqueado r¨¢pidamente".
El mismo comentarista propone, como ejemplo probatorio de lo contrario, el caso del presidente del segundo canal, Pierre Desgraupes, del que todos alaban su labor (ha superado la audiencia del primer canal, que antes figuraba en cabeza) y del que se recuerda que es un profesional de la peque?a pantalla con m¨¢s de un cuarto de siglo de pr¨¢ctica, que le permite el conocimiento y el manejo del medio.
Conviene recordar que el monopolio de radio y televisi¨®n en Francia, desde que los socialistas accedieron al poder, depende directamente de la alta autoridad, un organismo compuesto por nueve miembros.
La estructura primera del monopolio hace de cada canal, as¨ª como de la radio estatal, una sociedad dirigida por un presidente. La alta autoridad nombra los presidentes de las sociedades, y, gen¨¦ricamente, su labor debe garantizar la independencia respecto al Gobierno del ente radiotelevisivo.
Poder pol¨ªtico
De sus nueve miembros, seis est¨¢n nombrados por el poder pol¨ªtico -socialista actualmente-, y los otros tres, por el presidente del Senado, Alain Poher, que pertenece a la oposici¨®n conservadora liberal.En 1984, el monopolio franc¨¦s dar¨¢ un paso importante con la puesta en marcha del cuarto canal, que se llamar¨¢ Canal Plus (canal m¨¢s).
Sus programas, originales, ser¨¢n realizados en parte por sociedades privadas, y cada d¨ªa se ofrecer¨¢ un filme diferente con menos de seis meses de vida, lo que ya crea un conflicto entre el representante del Estado (este canal lo controla un colaborador del presidente Fran?ois Mitterrand) y los industriales del cine.
Seg¨²n el proyecto actual, ese cuarto canal s¨®lo lo podr¨¢n usar los abonados (con una cuota de unas 2.000 pesetas mensuales) mediante el empleo personal de una clave.
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