Indiferencia ante la tolerancia del 'top-less' en las playas gaditanas

La permisividad anunciada por el Gobierno Civil gaditano en materia de top-less, o desnudo semi-integral, no ha causado sensaci¨®n en las f¨¦minas usuarias de la prenda -o mejor no usuarias- en las playas del extenso litoral de la provincia de C¨¢diz. Al fin y a la postre, despojarse de la parte superior del biquini no es una cuesti¨®n de Estado, se piensa, y tan s¨®lo el tiempo convertir¨¢ en normal lo que ya lo es en otras zonas tur¨ªsticas espa?olas.

Contrariamente a lo que pudiera intuirse, el dejar hacer del gobernador civil de C¨¢diz, Salvador Dom¨ªnguez Mart¨ªn, no ha levantado voces airadas ni admoniciones condenatorias contra los pechos desnudos de las mujeres. La vida veraniega contin¨²a discurriendo apaciblemente bajo el sol, el refresco nocturno de las brisas del Atl¨¢ntico y con un cierto bostezo para los amantes de algarab¨ªas nocturnas, ya que el turismo gaditano es plenamente familiar y reposado.Todav¨ªa quedan cercanos aquellos d¨ªas en los que la aparici¨®n de una pareja de la Guardia Civil, prism¨¢ticos en ristre, provocaba desbandadas entre los amantes del nudismo. Esto ocurr¨ªa en el refugio predilecto de estos aficionados al sol y al aire integral, en la playa de los Ca?os de la Meca, pr¨®xima a las localidades de Vejer de la Frontera y Barbate. Para los despistados y los lentos en taparse las partes pudendas, se proced¨ªa con el rito de la requisa de documentaci¨®n, que concluir¨ªa con una multa gubernativa. Eran los tiempos en los que gobernaba la UCD y cuando en la sede del Gobierno Civil, ubicado en la plaza de la Constituci¨®n de la capital provincial, se amontonaban las sanciones.

Pero no todas las culpas habr¨ªa que apunt¨¢rselas a los gobernantes centristas anteriores, ya que, como bien es conocido por la opini¨®n p¨²blica gaditana, uno de los mayores inquisidores contra este tipo de desmadres es el alcalde socialista de Barbate, Seraf¨ªn N¨²?ez, nada amigo -como as¨ª lo ha mantenido p¨²blicamente en varias ocasiones- de este tipo de desmanes que, para su desgracia, ocurr¨ªan en su propio t¨¦rmino municipal.

Con la llegada de los calores de julio, el representante de la Administraci¨®n central en la provincia ha aconsejado a los mandos de las fuerzas de seguridad del Estado que sirven en el litoral gaditano, que fueran permisivos con el top-less, mientras no se produjeran situaciones de esc¨¢ndalo p¨²blico. El nudismo es ya otra cuesti¨®n, cuya pr¨¢ctica ha quedado reducida oficialmente a una peque?a parte de la playa de los Ca?os de la Meca -acotada al efecto-, una zona de dif¨ªcil acceso para el voyeur de turno y que requiere ciertas habilidades monta?eras cuando la marea se encuentra en pleamar.

Bailarinas de C¨¢diz

La noticia, quiz¨¢ en raz¨®n de la curiosidad, salt¨® a los medios de comunicaci¨®n. A partir de entonces en el Gobierno Civil gaditano se han recibido numerosas consultas de diferentes puntos de Espa?a, inquiriendo sobre la ley en la que se hab¨ªan basado para aplicar la permisividad. Evidentemente, tal ley no existe; nada proh¨ªbe el desnudo semi-integral, aunque tampoco nada lo permite. Se trata de una cuesti¨®n moral y, como tal, admite la interpretaci¨®n, o al menos as¨ª lo entiende Salvador Dom¨ªnguez al explicar su postura en una conversaci¨®n que mantuvo con este peri¨®dico.Esta permisividad es un apartado m¨¢s en la antigua tradici¨®n liberal de C¨¢diz. Cuando, hace muchos siglos, C¨¢diz era una importante ciudad del orbe romano, una de sus principales exportaciones a la capital del imperio fueron sus bailarinas, que, a tenor de lo que cuentan los historiadores, causaron sensaci¨®n entre los prohombres amigos de la juerga que gobernaban entonces en lo que hoy se denomina la ciudad eterna.

Por esta tierra han desfilado civilizaciones y culturas; Espa?a se abri¨® a Am¨¦rica, en ella se moderniz¨® el pa¨ªs con las Cortes de la Constituci¨®n de 1812 y se instituyeron los carnavales, en una mezcla de raigambres antillanas e italianas. Tal c¨²mulo de acontecimientos vienen a ense?ar que en esa tierra gaditana siempre se han asimilado estas situaciones, y sin esc¨¢ndalos. C¨¢diz, con el peso de sus 3.000 a?os de historia a cuestas, ha conseguido ahormar fama de liberal, de ah¨ª que pr¨¢cticamente nadie pretenda rasgarse las vestiduras ante lo moderno de cada momento, caso aplicable al hecho de desprenderse de la parte superior del biquini. Ahora bien, ?c¨®mo ha sido acogida la permisividad entre las personas directamente implicadas?

Ciertamente, y el visitante lo podr¨¢ comprobar estos d¨ªas, el top-less no est¨¢ muy arraigado en las playas del litoral gaditano, por lo dem¨¢s muy masificadas durante los meses de verano, principalmente en la costa occidental, donde se ubican centros de turismo familiar nacional como Chipiona, Sanl¨²car de Barrameda, El Puerto de Santa Mar¨ªa y la propia capital. La pr¨¢ctica se reduce al tapadillo, que dicen por aqu¨ª, o en las playas menos visitadas de la costa oriental, pr¨¢cticamente limpias de urbanizaciones costeras, por otra parte, y pr¨®ximas a la embocadura atl¨¢ntica del Estrecho. Caso aparte es el mencionado de los Ca?os de la Meca.

La sensaci¨®n comentada es la de que en esas playas masificadas, invadidas por la tortilla, la sand¨ªa y la chiquiller¨ªa, va a ser cuesti¨®n de tiempo el que se asimile el desnudo pectoral femenino. Pesa sobre el tema cierta moralina mojigata, y como el esp¨ªritu apaciguado de la tierra lo da, tampoco es cuesti¨®n de ser m¨¢s modernos que nadie para ponerse en cuesti¨®n de d¨ªas a la altura de la Costa del Sol, o de las de Ibiza, por poner dos ejemplos que est¨¢n en la mente de cualquier tertuliano.