La nueva econom¨ªa
Los economistas tenemo s razones sobradas para sentirnos impotentes y casi frustrados al no poder encontrar salidas eficaces a la crisis que nos azota. Har¨ªa falta la genialidad de otro J. M. Keynes que, al igual que ¨¦ste en la d¨¦cada de los treinta, supiera encontrar las f¨®rmulas magistrales para reconstruir la econom¨ªa de los pa¨ªses occidentales. Pero la crisis de los ochenta no es igual que las anteriores. Demasiadas cosas han cambiado y, desgraciadamente, los Gobiernos contin¨²an aplicando recetas econ¨®micas que nada tienen que ver con la nueva econom¨ªa.
Progresivamente se ha ido evolucionando de unos sistemas caracterizados por el crecimiento con inflaci¨®n hasta la stagflation (estancamiento con inflaci¨®n) a la ¨¦poca actual de la slumpflation (recesi¨®n con inflaci¨®n). Ante esta situaci¨®n, todas las anteriores teor¨ªas econ¨®micas no sirven para solucionar los problemas de la nueva econom¨ªa. ?Qu¨¦ hacer ante esta situaci¨®n? ?Debemos aceptar la crisis, este drama del final del siglo XX? ?Un paro masivo en los pa¨ªses industrializados, unas monedas que se diluyen, una desindustrializaci¨®n creciente, un mayor proteccionismo y, en definitiva, un proceso de desmoralizaci¨®n colectiva? La historia y sobre todo la historia econ¨®mica, no nos sirve m¨¢s que para comprender mejor el presente, pero no caigamos en el error de pensar que antiguas recetas son v¨¢lidas hoy o de esperar sentados a que el futuro sea mejor. Afrontando el problema con realismo, debemos convenir en que esta no es la primera crisis con la que se enfrentan los pa¨ªses occidentales, que todas han sido superadas y que despu¨¦s de los ciclos depresivos vuelven otra vez los ciclos expansivos. ?Qu¨¦ hacer, pues, hoy en Espafta para mejorar la situaci¨®n econ¨®mica actual y acortar el per¨ªodo de adaptaci¨®n a la nueva econom¨ªa para iniciar el relanzamiento econ¨®mico sobre bases s¨®lidas? Dos caminos
Sin esperar el milagro de la nueva f¨®rmula magistral del Keynes contempor¨¢neo, dos son los caminos que hoy tenemos a nuestro abasto los espa?oles. En primer lugar, remediar los desajustes globales de nuestra econom¨ªa con acciones concretas. En segundo lugar, ser capaces entre todos (Gobiemo, empresarios, banqueros y trabajadores) de creer en un proyecto com¨²n capaz de generar la ilusi¨®n colectiva. .Los desajustes globales se manifiestan por la p¨¦rdida de presencia y peso de la industria espa?ola en la, demanda total del pa¨ªs, la industria deja de crear empleos y los productos industriales exportados no financian las importaciones que el pa¨ªs necesita (la balanza comercial de la industria agudiza su d¨¦ficit). En definitiva, pues, los principales desajustes globales de nuestra econom¨ªa, que causan la crisis econ¨®mica, se basan todos en una aguda crisis industrial. Producimos lo que no se demanda y demandamos lo que nuestra industria no produce. Por tanto, el adaptarnos a la nueva econom¨ªa exige un arduo trabajo en la reindustrializaci¨®n de Espa?a, que debe ser asumido por empresarios, trabajadores, banca y Administraci¨®n. Los empresarios deben invertir en adaptar sus instalaciones a las nueva: tecnolog¨ªas, en innovar, puesto que la innovaci¨®n es el ant¨ªdoto m¨¢s importante contra la crisis, en industrias de futuro y generadora: de beneficios y empleo, como la electr¨®nica, la inform¨¢tica, la telem¨¢tica, la bioindustria, la industria agroalimentaria o la industria del ocio y la salud. Pero para ¨ªn. vertir necesitan que toda la sociedad, y el Gobierno en particular realce la figura del empresario y del beneficio empresarial, se facilite la flexibilizaci¨®n de los mercados monetarios y del trabajo y st le otorgue el necesario estado de confianza imprescindible para la inversi¨®n y la creaci¨®n de puestoss de trabajo. Los trabajadores deben ser conscientes de que el puesto de trabajo no constituye una herencia ni un vitalicio, sino que debe ganarse y conservarse cada d¨ªa, con un trabajo duro, serio y consciente para producir con los niveles de productividad y calidad que exige hoy el comercio internacional. La empresa no es s¨®lo el empresario, sino que es un barco en el que vamos todos, empresarios, directivos, obreros y banqueros. Aprendamos en este aspecto de Jap¨®n, que con esta mentalidad ha logrado situarse en pocos a?os a la cabeza de la industria mundial. Los banqueros deben ir cambiando su escala de valores y creer m¨¢s en los hombres y en los proyectos con viabilidad futura que en un aval o una garant¨ªa. En este sentido deber¨ªan emular a sus colegas norteamericanos, mucho m¨¢s propensos a aportar capital riesgo a empresas con futuro y a empresarios capaces. Parece como si, en Espa?a, los banqueros s¨®lo est¨¦n dispuestos a prestar el paraguas cuando luce el sol. ?Cu¨¢ntas peque?as empresas y cu¨¢ntos miles de empleos se generar¨ªan si muchos profesionales o t¨¦cnicos tuvieran acceso a cr¨¦ditos bancarios de 10 o 15 millones de pesetas para iniciar su peque?o negocio, aportando sus conocimientos mec¨¢nicos, electr¨®nicos, inform¨¢ticos, etc¨¦tera? Por ¨²ltimo, la Administraci¨®n debe ser capaz de crear este marco capaz de generar empresas, empleos, investigaci¨®n, competitividad, exportaci¨®n y, sobre todo, confianza. El reciente Libro Blanco de la reconversi¨®n industrial y el Plan Cuatrienal son los primeros pasos, a mi juicio, positivos para crear este marco, que debe obtener la aprobaci¨®n, el consenso y la confianza de todos los dem¨¢s grupos sociales. Los 10 millones de votantes del partido socialista deben refrendar sin reservas su actuaci¨®n y su programa. Los que no votamos socialista, debemos aceptar democr¨¢ticamente la voluntad mayoritaria del pueblo y colaborar en la reconstrucci¨®n econ¨®mica de Espa?a, porque el pa¨ªs no puede esperar m¨¢s. Espa?a no puede esperar a las pr¨®ximas elecciones. 0 nos salvamos todos o nos hundimos todos. Y por encima de intereses de partido est¨¢n nuestros propios intereses, los de todos los espa?oles. Y esto es lo que el Gobierno debe hacer ver al pa¨ªs. He aqu¨ª una gran labor de marketing pol¨ªtico, que sea capaz de entusiasmar al pa¨ªs en una tarea com¨²n necesaria para provocar una gran ilusi¨®n colectiva. Espa?a es un pa¨ªs con potencial de crecimiento, los espa?oles nos caracterizamos por nuestra intuici¨®n, genialidad, laboriosidad y apasionamiento. Tenemos que lograr que entre todos erradiquemos el pesimismo, la impotencia y la falta de reacci¨®n. S¨®lo as¨ª., con acciones objetivas y concretas que reduzcan los principales desajustes de nuestra econom¨ªa y con una gran fe en todos nosotros y nuestro pa¨ªs, con confianza mutua y solidaridad com¨²n que sea capaz de generar una gran ilusi¨®n colectiva, podremos sacar adelante esta gran empresa que se llama Espa?a.
es economista y director de empresa.
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