La imaginaci¨®n creadora
Escribe Charles Morgan -en Reflections in a mirror- que la imaginaci¨®n creadora no busca logros espec¨ªficos, pues es un lejano ideal continuo. Cuando imaginamos con amor, creamos lo que imaginamos. Y lo que entonces creamos posee un valor real y extenso, pero no posee nada m¨¢s. ?Qu¨¦ significa la palabra imaginar? ?Qu¨¦ es amor, en este sentido? ?Qu¨¦ es valor?
Sin buscar ejemplos, todos sabemos que la imaginaci¨®n -usada con codicia o resentimiento es est¨¦ril. La imaginaci¨®n creadora es un canto de amor; es decir, obra de Poes¨ªa. Y, en consecuencia, es un proceso mutuo; el producto de dos fuerzas que act¨²an rec¨ªprocamente: la fuerza de dar y la fuerza de recibir. Son dos deseos que deben impregnarse mutuamente. As¨ª, la funci¨®n de la imaginaci¨®n creadora consiste en producir un cambio espiritual, en alterar la naturaleza del hombre o, de la mujer, y ¨²nicamente este aspecto es de inter¨¦s actual para nosotros. Sin embargo -fij¨¦monos bien-, no es intelectual sino ext¨¢tica: es un acto mutuo, una aceptaci¨®n y una impregnaci¨®n amorosa. El amor es una condici¨®n suya, porque es la esencia del valor espiritual. Debe distinguirse de algo que se necesita y de algo que se desea. Debe distinguirse tambi¨¦n del sue?o y de la fantas¨ªa. Y la distinci¨®n es que todas esas cosas -necesidad, deseo, fantas¨ªa- son actos individuales o de autoconsideraci¨®n que el hombre o la mujer puede realizar dentro de s¨ª. Por el contrario, la imaginaci¨®n creadora -como el magnetismo- requiere dos polos -uno positivo y otro negativo- antes de que pueda existir. No es un arte individual sino rec¨ªproco: un dar y un recibir. Requiere una tensi¨®n comunicadora entre el dador y el receptor. Una forma de esa tensi¨®n es el arte.
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Hoy nos preguntamos: ?es moderno este escritor? ?Est¨¢ su obra en concordancia con el esp¨ªritu de su tiempo? Muchos cr¨ªticos van m¨¢s lejos e interrogan: ?reconoce que el horror a la guerra amenaza al mundo? ?Reflejan sus escritos esa obsesi¨®n? Si no, es un rom¨¢ntico y ha de ser condenado. Se formulan tambi¨¦n otras preguntas: ?,Pertenece el escritor a mi partido? ?Es de la izquierda o es de la derecha? ?Es un liberal o es un reaccionario? ?Ha sido un franquista o un exiliado? ?Ha estado preso o escondido? Estas preguntas van necesariamente ligadas a la modernidad que inquirimos. Si meditamos seriamente, observamos que talles preguntas son err¨®neas al juzgar la obra de arte. La cuesti¨®n no consiste en que sea Pol¨ªtica, rom¨¢ntica, naturalista, simbolista o escapista, sino en que sea o no una obra de imaginaci¨®n creadora. ?Contiene esa simiente que permite a los hombres imaginar creadoramente y que les permitir¨¢ hacerlo as¨ª de generaci¨®n en generaci¨®n?
Charles Morgan responde por nosotros: "Ninguna obra de arte es inmortal por s¨ª misma. Simplemente, juzgada por los modelos de sus contempor¨¢neos, su supervivencia y valor dependen no de lo que es, sino de la fuerza que posee para llegar a ser, Si ha de sobrevivir, si ha de permanecer joven, debe ser recreada continuamente en las mentes de quienes la reciben. Debe tener un nuevo significado para cada generaci¨®n de hombres". En otras palabras: su sentido permanece eternamente abierto. Si valoramos a Cervantes, no lo ser¨¢ por las mismas razones que obligaron a valorarle en el siglo XVIL Cervantes vive. Cervantes es un ejemplo de imaginaci¨®n creadora: llevaba dentro de s¨ª su semilla. Leemos su Quijote y nos suministra algo m¨¢gico que penetra en nuestra imaginaci¨®n despertando nueva vida. Lo que nos obliga a imaginar no es de ning¨²n modo lo que Cervantes imaginaba. Pero su genio conlleva ese algo que nos hiere dentro y crea una nueva vida independiente, impuls¨¢ndonos a imaginar por nosotros mismos. (Las Meditaciones de Ortega arrancaron de la obra cervantina. Y de ella, tambi¨¦n, la unamuniana Vida de Don Quijote y Sancho). Ese es el verdadero poder y la verdadera inmortalidad de un artista. Nada significa su popularidad. Y el milagro cervantino es aplicable a Shakespeare, a Racine, a tantos otros genios. Dostoievsky cuenta que un hombre, de rodillas ante una mujer, dec¨ªa: "No es ante ti ante quien me arrodillo, sino ante la dolorida humanidad en tu persona". He aqu¨ª un rel¨¢mpago de ese genio al que nos referimos.
La imaginaci¨®n creadora de toda obra aut¨¦ntica y genial encontrar¨¢ siempre respuestas para las preguntas de nuestro tiempo y de las ¨¦pocas venideras. Si la bomba de neutrones no alcanza a destruirla con quienes la poseen o la descubren.
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