Rechazo a la violencia
La Vanguardia(...) Probar la inviabilidad de la democracia era el gran objetivo de los etarras y de sus c¨®mplices, di rectos e indirectos. Y, cada crimen, una justificaci¨®n m¨¢s para la implantaci¨®n de un r¨¦gimen de orden, de cualquier signo, con de que los espa?oles no descubrieran y se aficionaran a las insustituibles y dignificadoras ventajas de una sociedad abierta. Fallidos estos intentos, con claras manifestaciones de voluntad popular expresada en las urnas, en las que la gran mayor¨ªa de vascos y espa?oles se pronunciaron por la moderaci¨®n y la convivencia pac¨ªfica en libertad, el terrorismo vasco, contando sin duda con los apoyos que encuentra en el exterior todo movimiento subversivo prototalitario, busca internarse en Catalu?a. A los estrategas de la acci¨®n terrorista les consta, porque ya tuvieron pruebas, de que aqu¨ª tienen dif¨ªcil asiento. Que nada es m¨¢s impopular entre nosotros que la violencia. Nuestro modo de ser lo rechaza de plano y la memoria hist¨®rica de nuestro pueblo dif¨ªcilmente olvida la tremenda tragedia que sobrevino a consecuencia de pr¨¢cticas criminales. Catalu?a sabe, porque lo ha sufrido en su propia carne, que la sangre trae sangre, y desde el primer d¨ªa del cambio de sistema se ha producido con extrema prudencia. La Generalitat, tanto bajo la presidencia de Tarradellas como de su sucesor, ha sido ejemplo vivo de equilibrio y moderaci¨®n.
Pero contra esa actitud sensata de todos los partidos pol¨ªticos, contra esta civilizada pol¨ªtica de aceptaci¨®n de la alternancia en el poder y de preservaci¨®n del orden y de la seguridad colectiva, va precisamente la acci¨®n terrorista. Esta se vale de la libertad de movimiento de que goza nuestra sociedad; libertad sin precedentes en la historia de Espa?a. Se vale, como los dem¨¢s terrorismos que act¨²an en Occidente, del f¨¢cil acceso a las nuevas tecnolog¨ªas y del poder mort¨ªfero de los modernos ingenios; y tambi¨¦n, con el fin de parecer omnipresentes, le es ¨²til la obligaci¨®n de informar. que tienen los medios de comunicaci¨®n en una sociedad abierta, y de esta manera conseguir mayor difusi¨®n todav¨ªa.
(...) Podemos advertir que los activistas etarras tratan tambi¨¦n de exportar a Catalu?a y a otros territorios esta forma de agresi¨®n a las instituciones y, s¨ªmbolos constitucionales. Hemos de estar alertas y guardar asimismo la cabeza fr¨ªa para no caer en esta nueva trampa de la provocaci¨®n. El objetivo perseguido, tanto en el caso de la colocaci¨®n de explosivos como en el del ultraje a la bandera, es id¨¦ntico: se trata de provocar enfrentamientos, de excitar los ¨¢nimos, de arrastrarnos a la lucha incivil. De todo esto tenemos asimismo muy vieja y dolorosa experiencia. Y se ha visto c¨®mo, en el primer ejemplo pr¨¢ctico acaecido en el balc¨®n de un municipio barcelon¨¦s, que no ha faltado la templanza y la presencia de ¨¢nimo. Este era el tipo de reacci¨®n espont¨¢nea que cab¨ªa esperar tanto de una autoridad catalana como de una poblaci¨®n consciente de que se le quer¨ªa instrumentar en favor de causas extra?as y de aventuras que la inmensa mayor¨ªa de catalanes y espa?oles tienen el firme prop¨®sito de que sean irrepetibles. (...)
6 de agosto
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.