Cuba: s¨ª, pero
Acabo de pasar tres semanas en la Perla de las Antillas, invitado por la Academia de Ciencias de Cuba. Di una docena de conferencias, convers¨¦ y discut¨ª con docenas de intelectuales y visit¨¦ varios lugares e instituciones. Me mov¨ª por mi cuenta cuantas veces quise, vi lo que deseaba ver y dije lo que pienso, con mi habitual falta de tacto. Critiqu¨¦ el dogmatismo, el atraso de la teor¨ªa econ¨®mica marxista, las oscuridades de la dial¨¦ctica, el descuido de la investigaci¨®n b¨¢sica y la falta de libertad de Prensa. Mi p¨²blico y mis interlocutores me escucharon con atenci¨®n y me discutieron con cortes¨ªa. Al despedirme, un miembro del Consejo de Ministros me dijo: "Vuelva, aunque no demasiado a, menudo". Volver¨¦ por los muchos s¨ªes y pese a los muchos peros. Los cubanos parecen felices: se les ve actuar apaciblemente, departir amablemente, acoger al extra?o con hospitalidad y sonre¨ªr a menudo, sin la tensi¨®n caracter¨ªstica de otros pueblos. Pero no ven problemas donde los hay y, por consiguiente, no protestan ni se afanan por resolverlos: son un tanto happy-go-lucky.
Es evidente que nadie pasa hambre. En particular, la poblaci¨®n campesina, que antes no com¨ªa carne ni huevos, ahora los come. Pero la isla a¨²n no se abastece completamente de alimentos. En particular, escasean las hortalizas y frutas, y la comida est¨¢ndar es excesivamente rica en almid¨®n y grasa.
El cuidado de la salud est¨¢ muy avanzado: hay policl¨ªnicos bien atendidos aun en lugarejos remotos, y nadie paga por la atenci¨®n m¨¦dica. (Llev¨¦ a mis hijos a uno de ellos sin aviso previo. Nos atendieron en seguida tres m¨¦dicos, que nos despacharon competentemente en cinco minutos. No hubo otros pacientes). Pero en algunos barrios falta agua, y en los ba?os escasea el jab¨®n. El resultado es que a¨²n hay casos de diarrea, aunque no tan graves ni frecuentes como, en otros pa¨ªses tropicales.
La educaci¨®n ha progresado enormemente: la asistencia a las escuelas primarias y secundarias es obligaroria y los alumnos estudian largas horas. Pero el nivel de conocimientos de la poblaci¨®n general es a¨²n bajo.
Los precios de los productos de primera necesidad son bajos, y muchos de ellos no han variado desde la revoluci¨®n. (Todos los medicamentos llevan su precio impreso. Los de mis hijos costaron un peso cada uno, o sea, unas 130 pesetas). Pero, al igual que en los dem¨¢s pa¨ªses socialistas, siempre hay colas en los comercios.
Todo el mundo parece tener televisores. Pero los programas de televisi¨®n suelen ser de un nivel art¨ªstico deplorable y los noticieros son aburridos y tendenciosos.
Hay peri¨®dicos y revistas bien escritos, en particular Granma, Bohemia, y El caim¨¢n barbudo. Pero est¨¢n mal distribuidos y su misi¨®n principal no es informar objetivamente, sino adoctrinar y movilizar.
Hay numerosas librer¨ªas que venden buenos libros a precios rid¨ªculos. (Por ejemplo, Tierra inerme, de la distinguida escritora Dora Alonso, tiene 234 p¨¢ginas bien impresas y cuesta 30 centavos, o 40 pesetas). Pero s¨®lo hay libros cubanos y sovi¨¦ticos recientes.
Los ni?os j¨®venes tienen un f¨ªsico espl¨¦ndido, resultado de una alimentaci¨®n adecuada, de la gimnasia y de al vida al aire libre; los reclutas parecen atletas. Pero, a partir de los 30 a?os de edad, las gentes ostentan vientres burgueses.
Todo el mundo participa de numerosas actividades sociales o de defensa. Pero hay exceso de locales dedicados a estas actividades, atendidos por funcionarios y empleados del Estado, que hacen poco m¨¢s que mirar televisi¨®n.
Todo est¨¢ planificado. Pero, de hecho, los propios cubanos reconocen que son finalistas, en el sentido de que tienden a dejarlo todo para el ¨²ltimo momento.
La ciencia aplicada y la t¨¦cnica son de nivel respetable, y est¨¢n tan planificadas como la producci¨®n, lo que es razonable. Pero tambi¨¦n est¨¢ planificada la investigaci¨®n b¨¢sica, que es tan implanificable como la poes¨ªa, la composici¨®n musical o la pintura.
La ciencia cubana es creaci¨®n de la revoluci¨®n: antes de ¨¦sta no hab¨ªa sino aficionados aislados. Pero la ciencia b¨¢sica est¨¢ muy poco desarrollada, tanto debido a la planificaci¨®n como al dogma marxista de la preeminencia de la pr¨¢ctica.
El poder pol¨ªtico se ha diluido radicalmente despu¨¦s de la profunda reforma de 1975, que descentraliz¨® el Estado e instituy¨® los ¨®rganos de poder popular. Hay, pues, democracia participativa, no s¨®lo representativa. Pero los propios dirigentes se quejan de que los delegados a las asambleas de poder popular, lejos de tomar iniciativas y de pedir cuentas a los dirigentes, esperan ¨®rdenes.
Se insta a intensificar la participaci¨®n popular en la administraci¨®n de la cosa p¨²blica y en la defensa. Pero en un negocio vi un cartel que rezaba: "Apoyarnos los editoriales de Granma", y en la puerta de un cuartel le¨ª la inscripci¨®n: "Comandante en jefe (Fidel): ?Ordene!". La democracia es incompatible con la obediencia ciega.
No hay criminalidad ni corrupci¨®n, no s¨®lo porque no hay miseria y porque la legislaci¨®n penal es rigurosa, sino tambi¨¦n porque los l¨ªderes del Gobierno dan ejemplo de pureza. (El Che dec¨ªa que en Cuba se puede meter la pata, pero no la mano). Pero hay abusos: por ejemplo, en el uso de veh¨ªculos estatales y en el cumplimiento de los horarios de trabajo.
Se insta a la gente a que se mantenga bien informada en cuestiones de econom¨ªa y de pol¨ªtica. Pero, puesto que no hay libertad de Prensa, de hecho el p¨²blico no est¨¢ bien informado.
El Gobierno ha emprendido una vigorosa campa?a para ahorrar energ¨ªa. Pero. las propias dependencias estatales son las que m¨¢s energ¨ªa despilfarran. Basta ver la enorme cantidad de veh¨ªculos estatales que ruedan por las calles y carreteras y las numerosas oficinas gubernamentales,. excesivamente fr¨ªas e iluminadas.
Hay plena libertad de creaci¨®n art¨ªstica. Tanto en literatura como en m¨²sica y artes pl¨¢sticas hay una gran variedad de escuelas, incluyendo el superrealismo. Pero no hay libertad creadora en ciencias b¨¢sicas ni en filosof¨ªa: en las primeras, debido al planificacionismo; en la segunda, porque se cree que la misi¨®n del fil¨®sofo no es tanto buscar conocimiento nuevo como defender la fe y demoler al infiel.
Los cubanos mantienen generosas y eficaces misiones m¨¦dicas y t¨¦cnicas en una treintena de pa¨ªses subdesarrollados: ofrecen un modelo de cooperaci¨®n internacional. Pero tambi¨¦n se han embarcado en algunas aventuras quijotescas, tal como el apoyo al independentismo boricua, impopular por impracticable, en el propio Puerto Rico.
Los cubanos se jactan, con raz¨®n, de haberse librado de la dominaci¨®n norteamericana que los oprimi¨® durante seis d¨¦cadas. Pero, debido a la permanente hostilidad de EE UU, han pasado a depender de la URSS a punto tal que se ven obligados a seguirla en lo bueno y en lo malo.
En Cuba no hay paro, mendicidad, adicci¨®n a drogas, prostituci¨®n, juegos de azar, loter¨ªas, ni ri?as de gallos. Pero... Y aqu¨ª no encuentro qu¨¦ contraponer.
En resumen, Cuba es una perla imperfecta. Pero es la perla de Am¨¦rica Latina. Es el ¨²nico pa¨ªs latinoamericano que ha progresado en todos los frentes, salvo en el de la libertad, en el curso de los ¨²ltimos 25 a?os. Es un modelo del que todos podemos aprender y que los cubanos debieran perfeccionar.
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