Las acusaciones son "falsas y rid¨ªculas", afirma el embajador Cajal

De "falsas, rid¨ªculas y sin fundamento" calific¨® el embajador de Espa?a en Estocolmo, M¨¢ximo Cajal, las acusaciones formuladas por el nuevo hombre fuerte de Guatemala, general ?scar Humberto Mej¨ªa, en el sentido de que Cajal "colaboraba con la subversi¨®n" mientras estuvo al frente de la representaci¨®n diplo m¨¢tica espa?ola en Guatemala. Fue en enero de 1980 cuando se produjo la matanza protagonizada por las fuerzas de seguridad guatemaltecas en su asalto a la Embajada de Espa?a."Cuando yo sal¨ª de la embajada", agrega Cajal, "despu¨¦s de los tr¨¢gicos sucesos de todos conocidos, dije que la actuaci¨®n de la polic¨ªa hab¨ªa sido brutal e irresponsable. Ahora, con nuevas informaciones que han ido surgiendo desde entonces, podr¨ªa agregar que adem¨¢s fue premed¨ªtada".

"Jam¨¢s tuve los contactos con la guerrilla o la subversi¨®n que menciona el general Mej¨ªa, y menos a¨²n en el contexto de los acontecimientos ocurridos en nuestra representaci¨®n diplom¨¢tica. Soy un profesional que conoce sus obligaciones, y por tanto nunca me inmiscu¨ª en los asuntos internos de Guatemala, aunque por supuesto, y como una de las obligaciones de mi cargo, procur¨¦ siempre estar lo mejor informado posible de cuanto all¨ª suced¨ªa'.

"El asalto a la embajada", contin¨²a Cajal, "no se puede justificar ni aun en la hip¨®tesis de que las acusaciones del general Mej¨ªa tuvieran alg¨²n viso de realidad. Lo que hace cualquier Gobierno civilizado en tal caso es declarar persona non grata al embajador que haya transgredido u omitido el cumplimiento de la Convenci¨®n de Viena".

"Lo que sucedi¨®", prosigue diciendo el ahora embajador en Suecia, "es que el Gobierno quer¨ªa acabar con todas las personas que hab¨ªan ocupado la embajada, para evitar que denunciaran y llamaran la atenci¨®n internacional sobre las atrocidades cometidas por la represi¨®n en la zona de Quich¨¦. De ah¨ª la actitud de los sucesivos militares que han ocupado el Gobierno en Guatemala".

No cabe, pues, la posibilidad de error o imprevisi¨®n en la intervenci¨®n de las fuerzas policiales contra la sede de la embajada espa?ola.

"En los momentos previos a la tragedia habl¨¦ con el vicecanciller; otro tanto hizo el entonces ministro Marcelino Oreja con su colega guatemalteco. Por medio de un meg¨¢fono reiter¨¦ mi petici¨®n de retirada de las fuerzas policiales para poder negociar con los ocupantes una soluci¨®n viable, con la ¨²nica condici¨®n de garantizar la vida de aqu¨¦llos. Pero las autoridades jam¨¢s quisieron aceptar esto. Afortunadamente, estaban presentes los medios de informaci¨®n de muchos pa¨ªses y millones de telespectadores pudieron ver c¨®mo hab¨ªan ocurrido las cosas en realidad".