Peligro n¨²mero uno
Ahora que se acaba de conmemorar un nuevo aniversario de la masacre por los EE UU de las poblaciones indefensas de Hiroshima y Nagasaki, convendr¨ªa hacer un examen de conciencia y preguntarse hasta cu¨¢ndo el mundo occidental va a seguir rindiendo obediente pleites¨ªa a una naci¨®n levantada a costa de la m¨¢s salvaje explotaci¨®n y exterminio de los pueblos del c¨ªnicamente llamado Tercer Mundo.La historia de EE UU es rica en atrocidades, y as¨ª, desde sus poco idealistas comienzos (independen cia basada en intereses meramente comerciales) hasta su actual po sici¨®n de amo y se?or de gran parte de los cinco continentes, ha fundamentado su progreso sobre el aniquilamiento de los grupos ¨¦tnicos minoritarios en territorio propio y la expansi¨®n hacia todos los confines del planeta.
Hoy el tiempo nos ha devuelto una vez m¨¢s la evidencia de otra inequ¨ªvoca realidad: al igual que arrojaron sin dudarlo dos bombas at¨®micas, causantes de acaso el m¨¢s fr¨ªo genocidio en la historia de la Humanidad, tampoco tendr¨¢n inconveniente en repetir tal haza?a cuantas veces requieran sus particulares intereses. Truman o Reagan, poco importa, s¨®lo -son los nombres visibles de un inmenso entramado -criminal.
Y mientras los japoneses recuerdan espantados su. holocausto, el Gobierno espa?ol contin¨²a actuando a las ¨®rdenes de la todopoderosa potencia, contemplando con est¨²pidos ojos de asombro c¨®mo el d¨®lar sube vertiginosamente, de forma proporcional al aumento del paro y la miseria.
Al otro lado del Atl¨¢ntico, en las ciudades de EE UU, los j¨®venes seguir¨¢n patinando al ritmo de una m¨²sica que intenta ocultar el tremendo drama de millones de peque?os cuerpos que jam¨¢s podr¨¢n divertirse, como tampoco pudieron los destrozados ni?os de Hiroshima y Nagasaki. /
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