Un escritor, un psiquiatra y un cr¨ªtico certifican en Santander la buena salud de la novela espa?ola actual
ENVIADA ESPECIALEl escritor Juan Benet, el psiquiatra Carlos Castilla del Pino y el cr¨ªtico Ricardo Gull¨®n, profesor de la universidad de Chicago, analizan estos d¨ªas en el marco de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP), en Santander, diversos aspectos de la creaci¨®n literar¨ªa, dentro del curso T¨¦cnicas de la novela actual, que dirige el tercero de los mencionados. Aunque defendiendo a menudo puntos de vista opuestos, los tres coincidieron en asegurar que la salud de la novela se encuentra en un buen momento, no s¨®lo en lo que se refiere a creaci¨®n literaria, sino tambi¨¦n en cuanto a demanda por parte de los lectores. De ello dio buena prueba la masiva afluencia de alumnos de todas las edades, pero preferentemente j¨®venes, a dichas conferencias.
Dice Juan Benet que la inspiraci¨®n es una diosa provista de cuentagotas que, todo lo m¨¢s, al novelista le cede 10 palabras: "Todo lo dem¨¢s lo tiene que poner el agraciado con el premio". Benet, que en el transcurso de su conferencia estuvo elegante, c¨ªnico, perfecto y con frecuencia deliberadamente injusto, dijo tambi¨¦n muchas otras cosas dignas de inter¨¦s. Sobre todo, ley¨® un cap¨ªtulo in¨¦dito del primer volumen de su pr¨®xima trilog¨ªa, Herrumbrosas lanzas, que ver¨¢ la luz el pr¨®ximo mes de octubre. Leyendo con voz pausada y coloquial, como si la historia no fuese con ¨¦l, cont¨® los avatares de un pa¨ªs inventado, Regi¨®n, durante una guerra civil imaginaria que evidentemente es la nuestra. E introdujo en el aula a un personaje, el comandante Furtivo, sin que quienes le escuch¨¢bamos nos di¨¦ramos cuenta, as¨ª, de pronto, de que el comandante Furtivo no es otro que ¨¦l, el propio Juan Benet, que se empe?a en huir, en negarse a los dem¨¢s, en hurtarse a los cr¨ªticos y especialmente a quienes pretenden descubrir en su obra "varios niveles de lectura", t¨¦rmino ¨¦ste que le pone literalmente fren¨¦tico.
La cosa fue poco solemne. Ricardo Gull¨®n, feliz con la presencia del escritor, le present¨® en pocas y admiradas palabras. Luego Benet se dedic¨®, amable, asesinamente, a desmontar lo que Gull¨®n hab¨ªa dicho. Entre tanto, Carlos Castilla del Pino, quien por la tarde deb¨ªa hablar de Actualizaci¨®n de la investigaci¨®n psicoanal¨ªtica en el an¨¢lisis de la creaci¨®n literaria, lo escuchaba todo con irremediable socarroner¨ªa.
Benet estremeci¨® a su auditorio con la lectura de su prosa y luego le desconcert¨®, como era su intenci¨®n, con la exposici¨®n de su pensamiento. Se habl¨® sobre lectura e interpretaci¨®n, se atac¨® y defendi¨® a la cr¨ªtica literaria, porque el autor de Una meditaci¨®n se muestra francamente en contra de la cr¨ªtica que utiliza datos biogr¨¢ficos del escritor, mientras que Gull¨®n cree que no puede separarse al hombre de su obra y Castilla del Pino piensa que la biograf¨ªa la forman los deseos reprimidos, los sue?os inconfesados; en definitiva, las fantas¨ªas.
En una reuni¨®n entre ellos, Ricardo Gull¨®n, para quien Juan Benet es en estos momentos el novelista espa?ol de mayor inter¨¦s, defendi¨® a pecho partido los derechos del cr¨ªtico sensible, cient¨ªfico y riguroso; hay que decir en honor a la verdad que en este caso Benet no ten¨ªa m¨¢s remedio que darle la raz¨®n. Castilla del Pino les observaba a los dos como si fueran el oscuro objeto de su deseo psicoanal¨ªtico.
El comandante Furtivo, personaje literario de la nueva obra de Benet, que muere sin que su cuerpo sea hallado nunca y a quien se atribuyen en la novela acciones de leyenda, reencarn¨® nuevamente en su autor, quien durante la citada reuni¨®n se zaf¨® siempre que pudo de las cuestiones m¨¢s o menos, fr¨ªvolas planteadas. Hubo, sin embargo, una gran seriedad en Benet cuando asegur¨® a esta cronista que la novela, la narraci¨®n, goza de buena salud. Punto ¨¦ste, no obstante, que parece tenerle sin cuidado, decidido como est¨¢ en separar al narrador del autor y, en desconfiar de los escritores l¨ªricos, aunque mantiene cierta confianza en los ¨¦picos que no pretenden convertir en ¨¦pica su propia vida y que se limitan a contar bien lo que tienen que decir.
Juan Benet, en la reuni¨®n, situ¨® al autor de novela, al narrador, en su lugar exacto, que es el de quien cuenta algo que puedie haberle sucedido a ¨¦l o a los dem¨¢s, pero no cree que por ello es importante, sino que puede llegar a serlo si acierta, con el tono, la f¨®rmula, el estilo, la universalidad de su inter¨¦s. "Yo no soy m¨¢s que alguien que lleva una carta y la deposita en el correo", dijo.
En su charla de la tarde, Carlos Castilla del Pino analiz¨® al escritor como sujeto. Es decir, qu¨¦ pulsiones le llevan a escribir. Se refiri¨® a muchos autores en su charla, pero se centr¨® sobre todo en Dostoievski y en Kafka, figura esta ¨²ltima que le atrae especialmente, y se refiri¨® a los trabajos realizados por Freud sobre los mismos.
"Hay cuatro enunciados", dijo, "que son el autor, lo escrito, el argumento y el lector. De lo que menos se ha ocupado la psiquiatr¨ªa hasta el momento, a excepci¨®n de Freud, ha sido de la relaci¨®n entre el autor y lo escrito, es decir, el texto". Y de ello habl¨®, utilizando profusi¨®n de datos y conocimientos. "El texto es biograf¨ªa profunda del autor", a?adi¨®; "transformaci¨®n del deseo, reflejo de la frustraci¨®n".
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