Peligro de 'independencia' pol¨ªtica
Pretendo compensar o contradecir -como se quiera- a Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Ruiz, mi maestro en tantas l¨ªneas y mi amigo en muchas m¨¢s. Supongo que te sonreir¨¢s, pero tu art¨ªculo en este diario, el 25 de agosto, volv¨ªa sobre el viejo tema entre nosotros, pero ahora cara al p¨²blico. Y como ello podr¨ªa originar otro peligro, vaya con lo que bien conoces, pero sin tu maestr¨ªa y tu firmeza. Bien sabes de mi perplejidad, aunque tambi¨¦n...Tienes sin duda raz¨®n en la peligrosidad de lo que llamas endogamia pol¨ªtica, entendida como esa corriente en apuntarse pol¨ªticamente, con lo del carn¨¦ y todo, marginando por ello a quienes temiendo a la manipulaci¨®n mantienen en su polis su pimpante independencia, la cual no dice, por supuesto, que no les interese lo pol¨ªtico, pero siempre a su aire y como la mocita del cuento, sin compromiso.
JOS? MAR?A DE LLANOS
ENVIADA ESPECIAL
Asisto, m¨¢s que t¨² posiblemente, a este peligro actual de no pocos que para promoverse en lo que sea se apuntan a lo que sea y se carnetean porque "siempre fueron de tal partido". Cierto y triste, vergonzoso, pero tal caso bien de nuestros d¨ªas no lo dice todo. Tener una raz¨®n al analizar un hecho no entra?a -de aqu¨ª mis perplejidades- acertar en redondo con el juicioo definitivo. Dicha endogamia debe ser acusada, pero no menos -creo que m¨¢s- su contraria, la que denomino independencia en la polis. Los carnetados a lo loco y a lo sucio son desagradables y peligrosos, pero ?no lo son m¨¢s los descarnetados por aquello de la comodidad, del orgullito, de lo de "me las s¨¦ todas", "a m¨ª no me manipulan", "para disciplina ya tuve la de la mili".
Ambas corrientes se dan, pero sospecho que m¨¢s la segunda, la de "yo, de ning¨²n partido". Jos¨¦ Mar¨ªa y hermano, tomar partido es como tomar parte en esto primario del deber de hacer polis, lo que opino exige m¨¢s que aquello de pagar los impuestos, votar cada cuatro a?os y "usted, guardia, tiene raz¨®n". Los partidos -todos, no me refiero a ninguno- tienen pocos participantes; y entonces entre otros peligros entreveo algo semejante a lo que t¨² entreve¨ªas: la marcha hacia la autocracia, porque en pocas manos va a quedar el juego. La vera democracia creo que pide que a lo menos la inmensa mayor¨ªa del demos act¨²e, se mueva, no se limite a vivir en su clase pasiva, evitando de ese modo la mala partidocracia (unos pocos llevando todo el peso), atrio de la dicha autocracia, un se?or soberano ya por s¨ª. En la medida en que m¨¢s y m¨¢s compartamos la polis, y hasta ahora no se ha inventado otro medio mejor que el partidismo, porque es imposible y de parvulario que todo el demos piense igual y guste del mismo proyecto de sociedad, en esa medida, la de los varios partidos aglutinando ciudadanos, en ¨¦sa -y no en el mismo bipartidismo tan cantado hoy porque entre otros males tienta de enfrentamientos y guerras- encuentro bastante ajustadita a la vieja matrona de la polis griega, de la c¨ªvitas romana, de nuestra ciudadan¨ªa.
No, Jos¨¦ Mar¨ªa, no, amigos de todos los partidos (legalizados, por supuesto), no, tengo alergia o m¨¢s a una independencia dentro de la polis, la que tanto me han -nos han- celebrado. Lucir un carn¨¦ del color que sea junto al DNI dice no s¨®lo ser dem¨®crata fet¨¦n, sino hombre que carga con todas sus responsabilidades y hasta equivocaciones, pero sin eso de la neutralidad pol¨ªtica (los tales astronautas ?a la luna! que parece demasiado c¨®moda y un tanto pedante. Hay que tomar parte en lo que somos parte, as¨ª de sencillo si adem¨¢s de cabeza tenemos solidaridad y ning¨²n miedo a errar, como ninguna seguridad radical en que lo nuestro es lo ¨²nico. La otra figura es la del ciudadano espectador que desde los tendidos ve la corrida, y
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aplaude, s¨ª, o patea, pero de bajar al ruedo nada de nada. Y el ruedo, se?ores m¨ªos, es nuestra ciudad, y cuanto m¨¢s hagamos desde ¨¦l en bien de todos, m¨¢s ciudadanos seremos. En verdad que en tal ruedo hay jerarqu¨ªas desde el mataor hasta el monosabio (que como dice la palabrita ya no es tonto y se expone -vaya que se expone- a que le coja el cornudo). Y si prefer¨ªs ¨¢gora a ruedo, pues conformes, aunque temo m¨¢s a los traficantes que a los Miura.
Y por temor a ellos es por lo de al tendido, a lo del botell¨ªn y la almohadilla, "?so bestia, pero que eso no es torear, que lo haces rematadamente mal!". Y tan fresquitos y tan independientes y tan sabihondos, porque el tal p¨²blico soberano es el pont¨ªfice definitivo, por algo vota, paga y tiene sus derechos humanos. Todo menos hacer. ?No basta con gritar y criticar, y vivir tan a gustito independiente...?
Sudar, m¨¢s que lucir un carn¨¦, es no s¨®lo cosa de hombres; dir¨ªa, hasta grotesca e irreverentemente, estar bautizado en una parte de lo que formas parte, no content¨¢ndote con tu personal sabidur¨ªa ni ascendiendo hacia las nubes para bendecir o maldecir a todos. Hagamos ciudad, hagamos humanidad, cada cual con su herramienta, pero tambi¨¦n con su pensamiento. ?Que compromete? Por supuesto. Es decir, promete en compa?¨ªa. ?Que te disciplina? Pues muy poco (te lo digo, Jos¨¦ Mar¨ªa, desde dentro del partido; pero ?si ni como jesuita me han doblado jam¨¢s el espinazo! ... ), aunque reconozco que la disciplina, cierta disciplina, nos va bien porque nos impide creernos superiores y nos abraza con tantos necesitados de afecto, compa?¨ªa, camarader¨ªa, lo que quieras; todo menos eso del podio y la medallita porque "la verdad est¨¢ en m¨ª". ?Ah!, pero es "que te manipulan". Jos¨¦ Mar¨ªa, Jos¨¦ Mar¨ªa, que de esto sabemos t¨² y yo un poco: a cu¨¢ntos sin mala intenci¨®n -por ejemplo con la pluma- hemos querido manipular.
Es mucho m¨¢s noble ser manipulado, cosa que, por cierto, estoy esperando todav¨ªa que lo vea hacer o me lo hagan en el partido.
Perd¨®n. M¨¢s sencillos, m¨¢s perplejos, menos seguros, m¨¢s responsables, m¨¢s solidarios y, sobre todo, m¨¢s constructores aqu¨ª de la Ciudad como atrio del Reino. Y aqu¨ª s¨ª que nos abrazamos.
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