Susan Sontag: "Para m¨ª el cine es una historia de amor, y mi marido es la literatura"
La autora de 'Contra la interpretaci¨®n' participa en los cursos de la Men¨¦ndez Pelayo en Santander
Ensayista, novelista y tambi¨¦n directora cinematogr¨¢fica, la norteamericana Susan Sontag, de 50 a?os, se encuentra en Santander para presentar su ¨²ltima pel¨ªcula -Excursi¨®n sin guia-, basada en un relato suyo contenido en el volumen Yo, etc¨¦tera, y hablar de las relaciones entre el cine y la literatura, dentro de uno de los seminarios que se est¨¢n desarrollando en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo. La autora de Sobre fotograf¨ªa, que en los a?os sesenta se hizo mundialmente c¨¦lebre con su libro de an¨¢lisis Contra la interpretaci¨®n, explica en esta entrevista cu¨¢les son sus actuales relaciones con el cine, la cultura y la vida. Para ella, dice, "el cine es una historia de amor y mi marido es la literatura".
A las dos de la madrugada, sentada en una terraza del Sardinero, acompa?ada por unos pocos amigos, Susan Sontag tiene, como hace seis horas, la mirada inquisitiva y ese frecuente revoloteo de melena con el que puntea su curiosidad. Ya no lleva el pelo gris que le dej¨® la cruel -y superada- enfermedad cancerosa que la condujo a escribir un estudio autobiogr¨¢fico apasionante, titulado La enfermedad como met¨¢fora, pero se ha dejado un ancho brochazo de nieve sobre la sien derecha y eso acent¨²a todav¨ªa m¨¢s la agudeza acharolada de sus ojos sin maquillar. Susan Sontag: un talento infatigable y una silueta muy alta, muy esbelta, desma?adamente envuelta en prendas masculinas de color crudo, balance¨¢ndose sobre unos grandes pies metidos en viejas zapatillas de deporte.Resulta bastante impresionante acercarse a alguien que ha escrito tanto y tan bien sobre los temas que han marcado nuestras ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Resulta impresionante, especialmente, porque te han dicho que Susan es una mujer de fuerte car¨¢cter, poco dada a la entrevista. Quiz¨¢ por eso, quien esto escribe se hace proteger por el grupo de amigos de Sontag que estos d¨ªas convergen en Santander: Juan, Goytisolo y Monique Lange, Vicente Molina Foix, Guillermo Cabreza Infante y Miriam G¨®mez, Joseph y Patricia Losey y el realizador argentino Edgardo Cozarinsky, con quien Susan mantiene desde hace a?os gran amistad; tanta, que le ha prestado ya dos m¨¢quinas de escribir. Le muestro a la escritora americana un ejemplar de este ¨²ltimo t¨ªtulo en su edici¨®n castellana, y se la ve encantada: "Qu¨¦ buen papel, qu¨¦ bonito color el de las p¨¢ginas, tan azulado". Palpa el libro con una sensualidad que parece nueva y me pregunto, como lo har¨¦ m¨¢s tarde al verla saborear unas cocochas, si ha redescubierto los placeres del cuerpo despu¨¦s de haber vencido la enfermedad que padec¨ªa. Nunca lo sabremos, puesto que es un tema al que ella no se refiere y que todos soslayan con delicadeza. Al fin y al cabo, ya dijo en un libro todo lo que ten¨ªa que contar al respecto. Fuma bastante, tal vez no tanto como le gustar¨ªa, y al hacerlo, sus largos brazos se despliegan en movimientos precisos.
Amores y matrimonios
Con Sontag hay que hablar, para empezar, de cine, que es lo que la ha tra¨ªdo a Santander: "El cine es para m¨ª una historia de amor. Mi marido es la literatura, y siempre acabo volviendo a ¨¦l, pero hacer pel¨ªculas es una necesidad que experimento de vez en cuando y es como tener un amante. Adoro el cine, y en los a?os sesenta, aqu¨ª en Europa, con toda aquella explosi¨®n de cine de autor, vi que era posible para un escritor dirigir pel¨ªculas. Robbe-Grillet, Pasolini, Alexander Kluge y muchos otros lo estaban haciendo. Permanec¨ª mucho tiempo en los rodajes, vi rodar a gentes como Godard, Resnais, Bresson, Bertolucci. Aprend¨ª lo necesario. Luego intent¨¦ rodar en Italia una pel¨ªcula titulada Duelo para can¨ªbales, con Adriana Asti, pero acab¨¦ haci¨¦ndola en Suecia, con muy poco dinero. Eso fue en 1969; en 1971 rod¨¦ otra, tambi¨¦n en Suecia, Hermano Carl, y tras esto se acab¨®, porque soy muy mala mujer de negocios, no tengo el don de encontrar ni siquiera la peque?a cantidad que necesito. En 1974 rod¨¦ una pel¨ªcula, Tierra prometida, que no era de ficci¨®n ni tampoco documental. La hice en Israel y trataba de la guerra. Y este a?o, en Italia, gracias a una modest¨ªsima suma de dinero obtenida de la televisi¨®n, he rodado Excursi¨®n sin gu¨ªa .Dice que para ella ha constituido toda una experiencia, pero que supone un punto tournant: "Creo que es la mejor pel¨ªcula que he hecho, pero es la ¨²ltima vez que dirijo un cine tan marginal. Las elecciones est¨¦ticas de este filme me han sido impuestas por la pobreza, he tenido que rodarlas sin di¨¢logo sincronizado, con las voces en off, y eso, realmente, no me gusta. Amo las limitaciones, porque son causa de inspiraci¨®n, pero con este cuarto filme he llegado al final de la est¨¦tica de la pobreza".
El cine de autor. Se revuelve la melena: "Yo cre¨ª, en los a?os sesenta, que aquello era el principio de un cambio total. Luego ha resultado no ser as¨ª, y estamos peor que antes. En Estados Unidos s¨®lo se ruedan o bien filmes amateur o bien pel¨ªculas comerciales: no hay t¨¦rmino medio. En Francia, en Italia, no hay nada que hacer. El montador de mi pel¨ªcula, que es uno de los mejores del mundo, que ha colaborado con Bertolucci, los herrnanos Taviani, con Bellocchio, no tiene trabajo en este momento. Para el cine de autor, para el cine interesante, s¨®lo hay lugar en Alemania Occidental, en donde lo paga el dinero p¨²blico a travi¨¦s de la televisi¨®n".
Sontag introdujo a Godard, y Bresson en Estados Urtidos. En su ¨²ltimo libro, todav¨ªa no editado en Espa?a, Bajo el signo de Saturno, dedica un ensayo al realizador alem¨¢n Hans-J¨¹rgen Syberberg, por cuya obra se siente fascinada. "Ver¨¢s, cuando empec¨¦ a dirigir me promet¨ª no volver a escribir sobre cine, porque a m¨ª me gusta analizar aquello que no hago. Nunca en mi vida he tomado una fotograf¨ªa, pero he escrito un libro sobre la fotograf¨ªa. Sin embargo, hace cuatro a?os, entr¨¦ en una sala, la ¨²nica del mundo en donde se estaba proyectando Hider, y qued¨¦ inmediatamente apasionada, por lo que decid¨ª hacer una excepci¨®n. Me interesa mucho Syberberg porque hace pel¨ªculas que est¨¢n m¨¢s all¨¢ del cine, porque es un hombre dif¨ªcil, muy independiente, con muchos enemigos en Alemania Occidental, debido a que no sigue las reglas del juego, a que est¨¢ contra todos. Me gusta su c¨®lera, el hecho de que est¨¦ pose¨ªdo por algo. Creo que las cosas importantes siempre se hacen por oposici¨®n. Para m¨ª, por ejemplo, Cabrera Infante es tambi¨¦n alguien as¨ª, porque va contra todos, incluso contra ¨¦l mismo".
"En la creaci¨®n", prosigue, "hay que ser muy severo con uno mismo, muy severo con los otros. Lo que me interesa en la literatura y en el cine es lo que est¨¢ lleno de pasi¨®n. En Syberberg y Cabrera Infante se da tambi¨¦n el amor por un pasado perdido. Para el primero, es la Alemania rom¨¢ntica arrasada por Hitler y la sociedad moderna. Para el segundo, la esperanza fallida en la revoluci¨®n, la Cuba que ya no existe. Ambos mantienen una relaci¨®n apasionada y desesperada con el pasado".
Despu¨¦s de todo, esta mujer ha escrito -precisamente en el relato Excursi¨®n sin gu¨ªa- que, "finalmente, el pasado no es m¨¢s que la forma m¨¢s dolorosa de amor no correspondido". Afirma vigorosamente: "S¨ª, s¨ª. Aunque no me identifico por completo con la persona que narra ese texto, hay algo de m¨ª en ¨¦l y en esa frase. En nuestros d¨ªas, todos vivimos con la impresi¨®n de estar asistiendo al final de una cultura, lo cual es un momento fascinant¨¦, pero tambi¨¦n penoso, porque todo lo que es moderno resulta demasiado feo. La arquitectura, por ejemplo, sobre todo. Yo siento una enorme fascinaci¨®n por la arquitectura, es una gran pasi¨®n para m¨ª, y cuando se ve lo que se construye, c¨®mo est¨¢ cambiando el mundo, uno tiene relaciones muy equ¨ªvocas con el pasado, porque si te conviertes en turista es una relaci¨®n falsa, pero, al mismo tiempo, uno quiere estar en contacto con la vieja cultura".
Vieja cultura que para Sontag es Europa. De ello trata su relato, su pel¨ªcula y su vida. "S¨ª, siempre vuelvo a Europa. Yo nac¨ª en Estados Unidos, pero me considero una extranjera profesional".
Europa est¨¢ relacionada con lo que es el gran amor de su vida: estos viajes, estos contactos, tratar de hacer que sigan vivas las cosas que siempre est¨¢n en peligro. "En Estados Unidos uno carece de pasado, la gente no tiene memoria. No se interesan por la historia. Es un gran problema, porque cuando hacen pol¨ªtica extranjera creen que la vida empez¨® ayer, y no es as¨ª. Todos tenemos ra¨ªces".
Hablamos, del feminismo, inevitablemente; del paso del furor de los a?os sesenta y primeros setenta a esta involuci¨®n que hoy vivimos. Hablamos de esp¨ªritus norteamericanos. "Un cuento que escrib¨ª hace muchos a?os, tantos que ya ni me acuerdo, y que he visto, al releerlo, que tiene una lectura feminista, y lo hice cuando yo ni siquiera conoc¨ªa esta palabra. Actualmente vivimos un per¨ªodo conservador, de retorno a los viejos clich¨¦s: marido, familia, hogar... Bueno, yo tambi¨¦n tengo un temperamento rom¨¢ntico; estoy por el amor, naturalmente, pero no debemos renegar de lo que descubrimos gracias al feminismo. Hay que conseguir que las viejas metas se cumplan, porque el trato que se da a la mujer en muchos terrenos sigue siendo injusto y el amor amo no tiene nada que ver con ello".
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