Robert Graves, vida y silencio en torno al mito
El escritor est¨¢ bien de salud, a pesar de los rumores
"Mi padre est¨¢ bien; eso es todo Pero no nos extra?an los rumores. Ya lo dieron por muerto una vez el d¨ªa que cumpli¨® 21 a?os, sobre un mont¨®n de cad¨¢veres. La esquela lament¨® la muerte del capit¨¢n Robert Graves a consecuencia de las heridas sufridas en batalla". Luc¨ªa y Tom¨¢s Graves, hijos del segundo matrimonio del poeta, escritor y ensayista ingl¨¦s, autor de obras afamadas por el televisor -Yo, Claudio- o por los extra?os impulsos de los clientes de librer¨ªa -La hija de Homero-, refieren las circunstancias que acompa?a ron el 88 aniversario del hombre de los intensos prop¨®sitos. "Nunca estaba sentado. Ha trabajado intensamente en la idea que lo ocupaba. Se alej¨® de la guerra y de las conversaciones triviales con la misma decisi¨®n que aliment¨® toda su obra po¨¦tica". Vive en Dei¨¤, en Mallorca, y apenas ve a nadie ni es accesible a la publicidad.En Dei¨¤, en la casa adquirida por la familia Graves en 1968 y en donde ha sido instalada la maquinaria de la imprenta New Seizin Press -continuaci¨®n del sello editorial fundado por el poeta en 1930 en el mismo pueblo para la publicaci¨®n de su producci¨®n po¨¦tica-, la conversaci¨®n gira lentamente cerca de los recuerdos del hombre-padre y sus haza?as de poeta no vencido, investigador y rastreador de las huellas abandonadas por la madre de la poes¨ªa en el mundo y descubridor de los m¨¢s sorprendentes hallazgos en los lugares m¨¢s dispares -"en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, d¨ªa a d¨ªa quedaba demostrado el poder protector del genio", escribi¨® en cierta ocasi¨®n recordando la atrocidad de la guerra.
BASILIO BALTASAR, Palma de Mallorca
MAYO,
El estigma de los genios que se acercan al sue?o original que anhelaron. El repentino inter¨¦s de la sociedad por todas las peque?as cosas de las figuras consagradas por rito mercantil. La familia debe interponerse para salvar la integridad de un reposo que no oprime. Pero la cautela con los extra?os no ignora las dosis de espanto para las sorpresas insospechadas. Los hijos de Robert Graves cabecean las barbaridades del pr¨®jimo y se?alan las malas costumbres que su padre ya hab¨ªa delatado: "escucha, Luc¨ªa, como braman, pero no hagas caso"; escribi¨® para su hija el d¨ªa de su nacimiento.
Traducciones y canciones
Luc¨ªa Graves, casada con el compositor y m¨²sico catal¨¢n Ram¨®n Farran, ha traducido para distintas editoriales espa?olas algunas de las obras de su padre: Siete d¨ªas en nueva Creta, Colgaron a mi buen Billy, Los dos nacimientos de Dionisio, El Vellocino de oro ... ; ha grabado un disco cantando los poemas de Robert Graves que Ram¨®n Farran hab¨ªa musicado; y es la guionista de Swing, un musical en que se estrena esta semana pr¨®xima en Barcelona, con m¨²sica tambi¨¦n de su marido. Tom¨¢s Graves, responsable y artesano de la imprenta New Seikin Press, est¨¢ preparando una edici¨®n de 100 ejemplares de 11 poemas del escritor, Songs, que ser¨¢n compuestos y encuadernados a mano.
"Puede parecer extra?o -afirma Luc¨ªa- que la magia no tenga ning¨²n significado extraordinario para m¨ª. Pero en Robert esa cosa no ten¨ªa relaci¨®n alguna con la pr¨¢ctica oculta y oscura. Junto a ¨¦l la magia era un asunto cotidiano. Sucesos dispares y lejanos se en cadenaban encaminados a un resultado esperado, pero pocas veces manifiesto. Hemos crecido en esta certeza". "Tiene un juego de peque?as campanas -cuenta Tom¨¢s- que consigui¨® en alg¨²n lugar de ?frica. Cada una de ellas debe ta?er un n¨²mero determinado de veces en beneficio de alguna entidad. S¨®lo Robert recuerda la combinaci¨®n exacta, pero con eso yo he visto como hac¨ªa llover".
Es evidente que el hombre viejo que muestran las fotos dormitando en su silla de ruedas no existe. La falacia de las im¨¢genes ha descubierto aqu¨ª su truco insensato. La obesidad de la t¨¦cnica ha reventado la iconograf¨ªa. La desconfianza sucede a los datos como la olor a tierra a la lluvia. Para desmentir la precisi¨®n de este mundo duro, sucio y sint¨¦tico.
Desde 1929
En Dei¨¤ ha transcurrido la vida del escritor desde 1929, desde poco despu¨¦s de afrontar la decisi¨®n de romper con todo: con su primera familia, con la absurda guerra y con los amigos que cre¨ªan en ella, con los imperativos de la cultura instalada en cada ¨¦poca; ruptura que explic¨® y relat¨® en su ensayo autobiogr¨¢fico Adi¨®s a todo eso.
Paul O'Prey, ingl¨¦s de familia irlandesa nacido en 1956, profundo conocedor de la obra y la vida de Robert Graves, ensayista y autor de una selecci¨®n de la correspondencia mantenida por el escritor desde 1914 hasta 1946 -a?o en que regresa a Mallorca tras 10 a?os de ausencia-, en preparaci¨®n el segundo tomo que abarcar¨¢ el resto de la literatura epistolar hasta 1975. "La selecci¨®n la he titulado In broken images (Im¨¢genes rotas) tomando el t¨ªtulo de un poema de Robert en donde se se?alan las diferencias del mecanismo de su pensamiento. Porque un libro de cartas es un libro, efectivamente, de im¨¢genes rotas que te permiten aprehender la personalidad del escribiente directamente, sin mediaci¨®n".
La selecci¨®n recoge 400 de las 6.000 cartas que componen la intensa y selectiva correspondencia del escritor con el mundo desde su refugio mediterr¨¢neo. Todo su convulso proceso inicial, todas las discusiones que lo alejaron o acercaron de sus contempor¨¢neos, sus rupturas y reconciliaciones, encuentran en sus cartas la s¨ªntesis que esquiva su obra literaria. "Rupert Brookes, el poeta rom¨¢ntico y sentimental muerto en la guerra; Siegfried Sassoon, Jack el loco, el ¨ªntimo amigo, valiente de las trincheras, que al principio glorific¨® la guerra para luego convertirse en ferviente pacifista y abandonar el ej¨¦rcito; Edmund Blunden; son algunos de los primeros personajes que aparecen de alg¨²n modo junto al Robert Graves de esa ¨¦poca de primeras incertidumbres",
La universidad, un chiste
Las cartas describen tambi¨¦n la amistad que uni¨® a Robert Graves con el celebrado Lawrenre T. de Arabia, del que el escritor public¨® en 1927 su primera biograf¨ªa. "Luego -prosige Paul O'Prey- Lawrence gestion¨® para Robert una plaza de profesor en la universidad Real de El Cairo. Ese fue el ¨²nico oficio ejercido por Graves y abandon¨® al poco tiempo con la intenci¨®n de no volver: la universidad es un chiste, afirm¨®".
Thomas Stearns Eliot, el poeta, cr¨ªtico y dramaturgo americano muerto en 1965, fue en 1948 el primer editor de La diosa blanca, la obra de Graves -finalizada en Dei¨¤- que investiga el lenguaje del mito po¨¦tico y su g¨¦nesis hist¨®rica hasta el hallazgo del punto de confluencia entre esa poes¨ªa y la realidad no trivializada todav¨ªa.
"Eliot -explican los hijos- edit¨® la novela de Graves a pesar de la pol¨¦mica que mantuvieron ambos cuando el primero recog¨ªa, un par de a?os antes, firmas para salvar a Ezra Pound de la pena de muerte que le ped¨ªan por su colaboraci¨®n con el gobierno fascista de Musolini. Robert se neg¨® a firmar y explic¨® sus razones en una de esas cartas".
La novela que m¨¢s tarde popularizar¨ªa la televisi¨®n inglesa al producir Yo, Claudio, escrita en. 1934, ya experiment¨® un primer intento de conversi¨®n cinematogr¨¢fica en 1937. Deb¨ªa ser interpretada por Charles Laugthon y Merle Oberon y dirigida por el austriaco Josef Von Sternberg, pero el accidente sufrido por la actriz interrumpi¨® definitivamente el rodaje. "En Estados Unidos, antes de la emisi¨®n de la serie de la BBC, se proyectaron en televisi¨®n los fragmentos rodados como La obra maestra que nunca fue y en cuyo contrato Robert Graves exig¨ªa que no fuera proyectada en las salas comerciales espa?olas. En aquella ¨¦poca su intenci¨®n de pasar desapercibido era f¨¢cilmente, controlable por el escritor, que deseaba ser visto en este pa¨ªs como un vecino de los payeses y pescadores de Dei¨¤".
El pueblo de la cordillera mallorquina es el lugar que m¨¢s trashumancias ha excitado, pero sus piedras de monta?a labradas son el reposo. S¨®lo las islas salvan del mundo. "No tengo televisi¨®n en casa -escribi¨® Robert Graves- y casi nunca escucho la radio o me siento en un caf¨¦ ruidoso". Toda su obra es el recorrido necesario par alcanzar ese clima del pensamiento que cita en sus poemas y que ahora lo ampara en toda su pureza. Ahora el ejercicio literario ha sido colmado. "Vamos a dar una vuelta, dec¨ªa. Eso quer¨ªa decir que ten¨ªamos que hablar -Luc¨ªa Graves recuerda-, pero no ces¨® jam¨¢s el inter¨¦s que lo impulsaba. Ahora descansa".
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