La universidad iberoamericana Pr¨ªncipe de Asturias / y 2
En este segundo art¨ªculo sobre las caracter¨ªsticas que deber¨ªa tener la Universidad Iberoamericana Pr¨ªncipe de Asturias, el autor propone, como primer paso, la creaci¨®n de un grupo de institutos de investigaci¨®n en ramas de punta, con una burocracia m¨ªnima y advierte contra la tentaci¨®n de convertirla en una f¨¢brica de diplomas m¨¢s.
MARIO BUNGE
L. P?REZ REGUEIRA,
En un art¨ªculo anterior propuse que se procediese por etapas para llevar a la pr¨¢ctica el sue?o generoso e imaginativo de la Fundaci¨®n Principado de Asturias de crear la Universidad Iberoamericana Pr¨ªncipe de Asturias. En este art¨ªculo me propongo bosquejar la naturaleza, composici¨®n y organizaci¨®n de la primera etapa, que, en mi opini¨®n, debiera ser la constituci¨®n de un grupo de institutos de investigaci¨®n.Un aut¨¦ntico instituto de estudios avanzados deber¨¢ ser extremadamente selectivo, tanto en lo que respecta a su elenco de investigadores, administradores y estudiantes como en lo que se refiere a las ramas de la cultura que pretenda cultivar. Opino que debiera concentrarse en una docena de ramas de punta en las cuales ya hay investigadores de reputaci¨®n internacional en los pa¨ªses iberoamericanos. Por ejemplo: matem¨¢tica pura, f¨ªsica te¨®rica, astronom¨ªa, qu¨ªmica, biolog¨ªa, filolog¨ªa, fisiolog¨ªa, neurociencia, sociolog¨ªa, estudios iberoamericanos, metalurgia e ingenier¨ªa nuclear.
?Por qu¨¦ aconsejo semejante concentraci¨®n en unas pocas ramas de punta? Primero, porque no tenemos un n¨²mero suficiente de especialistas destacados en todas las disciplinas, y s¨®lo se puede ense?ar a hacer bien lo que se sabe hacer bien. Segundo, porque si se abarcara m¨¢s, se correr¨ªa el riesgo de crear un elefante blanco dif¨ªcil de poner en movimiento y de alimentar.
Recu¨¦rdese que el famoso Institute for Advanced Study, de Princeton, que acogiera a Einstein y Godel, entre otros, s¨®lo tiene dos escuelas: la de matem¨¢ticas (en la que incluye a la f¨ªsica te¨®rica) y la de historia (en la que incluye a la historia de las ideas).
Investigaci¨®n y supervisi¨®n
Los miembros de los institutos avanzados debieran concentrar su trabajo en la investigaci¨®n original y la supervisi¨®n de tesis doctorales y trabajos de posdoctorales. Tambi¨¦n podr¨¢n, si lo desean y si resulta realmente necesario, impartir cursos avanzados, pero nunca m¨¢s de uno por a?o. De proliferar los cursos, los institutos degenerar¨ªan en facultades tradicionales. Si lo que se pretende es construir eventualmente una universidad de alto nivel, uno de los males que habr¨¢ que evitar es la cursitis, enfermedad que agobia al pensador original, al par que da excusas al mediocre.
Otro aspecto que hay que cuidar es la internacionalidad. Para asegurarla ser¨¢ preciso que la mayor¨ªa de los investigadores sean temporarios, no permanentes. Con este recaudo se cumplir¨ªan dos objetivos: el de renovar los problemas, m¨¦todos e informaciones, y el de estrechar las relaciones entre los intelectuales de pa¨ªses que hoy se hallan casi aislados los unos de los otros.
Opino que cada una de las 12 escuelas de la UIAPA debiera ser una pir¨¢mide de cinco pisos. La composici¨®n de cada piso ser¨ªa, como sigue:
1. De 1 a .3 investigadores de reputaci¨®n internacional, capaces de dar problemas de investigaci¨®n y de supervisar trabajos originales.
2. De 2 a 5 investigadores de nivel nacional, capaces de investigar por cuenta propia y de supervisar tesis doctorales.
3. De 2 a 10 visitantes distinguidos por a?o, por per¨ªodos de uno a seis meses.
4. De 3 a 6 investigadores posdoctorales, por per¨ªodos de uno a dos a?os.
5. De 3 a 6 estudiantes de tesis, por per¨ªodos de dos a cuatro a?os.
Dedicaci¨®n exclusiva
Solamente los miembros de las dos primeras categor¨ªas debieran ser permanentes, y debieran ser designados por concursos, en cuyos jurados interviniesen investigadores de reputaci¨®n internacional.
Los dem¨¢s miembros de cada instituto debieran ser temporarios y designados por los miembros de las dos primeras categor¨ªas.
Es obvio que todos los cargos debieran serlo de dedicaci¨®n exclusiva (full time). Para que la gente cumpla efectivamente esta condici¨®n, a¨²n excepcional en nuestros pa¨ªses, ser¨¢ necesario pagarles sueldos superiores a los corrientes: deber¨¢n ganar lo suficiente para no dejarse tentar por ingresos extras o emigrar.
La burocracia del instituto debiera reducirse al m¨ªninio indispensable y debiera estar en manos tan competentes como la direcci¨®n acad¨¦mica. Esta ¨²ltima debiera constar de un director general y de tantos directores como escuelas.
La universidad debiera disponer de residencias adecuadas para alojar a sus visitantes, y quiz¨¢ tambi¨¦n a buena parte de su personal acad¨¦mico y estudiantes. Esto promover¨ªa los contactos entre las personas y aligerar¨ªa los gastos.
Una manera adicional de intensificar las relaciones entre los miembros de la universidad, y en particular entre los miembros de distintas escuelas, ser¨ªa disponer de restaurante y caf¨¦ propios.
Contribuci¨®n de los Gobiernos
Inicialmente, la universidad no debiera poseer laboratorios propios, sino que debiera utilizar los de la Universidad, poni¨¦ndolos al d¨ªa o ampli¨¢ndolos a medida que fuese necesario. (Vicio latinaornericano a evitar: el construir edificios y equiparlos con instrumental antes de saber qui¨¦nes habr¨¢n de utilizarlos y para qu¨¦). Lo mismo vale para la biblioteca.
Por ¨²ltimo, puesto que la nueva instituci¨®n beneficiar¨¢ a todos los pueblos iberoamericanos y propender¨¢ a su uni¨®n, ser¨ªajusto que los respectivos Gobiernos contribuyesen a su sostenimiento proporcionalmente a sus productos intemos brutos. En un comienzo bastar¨ªa, quiz¨¢, que costeasen la mitad de los gastos que ocasionan las becas doctorales y posdoctorales.
Para terminar, resumo mi reacci¨®n a la bell¨ªsima iniciativa de la Fundaci¨®n Principado de Asturias. Ella es un s¨ª entusiasta, pero condicional. La condici¨®n es que se comience por crear institutos de investigaciones, uno de cuyos subproductos ser¨¢ buenas tesis doctorales. Solamente as¨ª se evitar¨¢ la repetici¨®n del viejo error que vienen cometiendo casi todas las universidades de la comunidad iberoamericana: el de no ser sino f¨¢bricas de diplomas, que atestiguan que quienes los obtienen han adquirido algunos conocimientos producidos all¨¢ lejos y hace tiempo.
Una universidad digna de su nombre, y ¨²til al pueblo que, en definitiva, la sustenta, se centra en una comunidad de investigadores empe?ados en ampliar y profundizar el conocimiento. Los cient¨ªficos c¨ªnicos sol¨ªan decir que quien sabe hace, y quien no, ense?a. Nosotros deber¨ªamos decir, en cambio, que s¨®lo quien busca encuentra y puede orientar la b¨²squeda de otros. Y debi¨¦ramos agregar que el buscador solitario nada encuentra, que en investigaci¨®n, tanto como en pol¨ªtica, la uni¨®n hace la fuerza. Investigadores del mundo iberoamericano: ?un¨ªos en b¨²squeda de conocimiento nuevo y en la formaci¨®n de nuevos exploradores!
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