La Conferencia de Madrid fue un buen entrenamiento para la pol¨ªtica exterior espa?ola
La democracia espa?ola celebr¨® ayer su puesta de largo en el concierto de las naciones en presencia de 34 representantes de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo al clausurar con ¨¦xito, despu¨¦s de tres a?os de esfuerzos y tensiones, la etapa madrile?a de la Conferencia sobre Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa.
JUAN ROLD?N, Madrid
C.,
Desde la celebraci¨®n a principios de siglo de la Conferencia de Algeciras, en 1907, Espa?a no hab¨ªa sido foro de ning¨²n encuentro pol¨ªtico internacional.Si en el terreno del enfrentamiento Este-Oeste, la CSCE de Madrid ha superado momentos de grave tensi¨®n, como la invasi¨®n de Afganist¨¢n por los sovi¨¦ticos en diciembre de 1980, la ley marcial en Polonia un a?o despu¨¦s, y hasta ¨²ltima hora el incidente del avi¨®n surcoreano abatido por cazas sovi¨¦ticos, en el campo interno espa?ol, la conferencia y, sobre todo, la democracia espa?ola vivieron momentos inolvidables de angustia la noche del 23 de febrero de 1981, con la toma del Congreso de los Diputados y el intento de golpe de estado de Milans del Bosch, Armada y Tejero.
Aunque la din¨¢mica de la pol¨ªtica internacional ten¨ªa ayer pr¨¢cticamente relegado al olvido este evento, cuando los ministros y embajadores de la CSCE se desped¨ªan de Madrid despu¨¦s de tres a?os de convivencia, el pueblo espa?ol recordar¨¢ siempre que, gracias, en una peque?a pero importante parte, a la presencia de esta conferencia internacional, el aislamiento en que se encontr¨® otras veces en su historia no se reprodujo esta vez.
?ste es quiz¨¢ un primer beneficio que ha reportado la reuni¨®n internacional de la capital de Espa?a a esa madurez que ha alcanzado, como dec¨ªa ayer el Rey, "un pa¨ªs que ha apostado por la paz y la confianza". "Madrid ha unido ya su nombre a la idea de la cooperaci¨®n entre todos los hombres y naciones aqu¨ª representadas para buscar un orden internacional m¨¢s justo", dijo el ministro Fernando Mor¨¢n en las ¨²ltimas palabras pronunciadas antes de poner fin a las sesiones de la CSCE. La Conferencia de Madrid ha ayudado tambi¨¦n a los tres Gobiernos espa?oles que han pasado por ella, y en especial al actual socialista, a definir con m¨¢s confianza d¨®nde se encuentra y hacia d¨®nde camina la pol¨ªtica exterior de Espa?a.
A pesar de la ambig¨¹edad que todav¨ªa mantiene el partido en el Gobierno, ha sido precisamente en los ¨²ltimos nueve meses socialistas al frente de la delegaci¨®n espa?ola en los que se puede encontrar una m¨¢s clara defensa de los derechos y obligaciones que nos corresponden en nuestro hueco occidental, frente a los corrimientos mec¨¢nicos de la etapa anterior.
La experiencia adquirida por la diplomacia espa?ola en organizaci¨®n de conferencias de este tipo, que ha merecido la felicitaci¨®n un¨¢nime de las 34 delegaciones, tampoco puede pasarse por alto. Pero es quiz¨¢ la otra diplomacia, la de negociaci¨®n y compromiso, la de dureza y mediaci¨®n, la que ha ganado, si no un doctorado, al menos una licenciatura con sobresaliente.
Como pa¨ªs anfitri¨®n, Espa?a se ha ganado el respeto de las naciones comunistas del Este, de las neutrales y de las no alineadas. Pero sobre todo, se ha ganado la consideraci¨®n de trato igual del amplio grupo de naciones occidentales a las que pertenece por geograf¨ªa, cultura y desarrollo econ¨®mico.
Como descubr¨ªa estos ¨²ltimos d¨ªas el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n, no sin cierta ingenuidad, "en la Alianza Atl¨¢ntica no hay ning¨²n tipo de limitaciones, somos pa¨ªses iguales y soberanos y en el seno de la OTAN se puede ser occidental y al mismo tiempo aut¨®nomo".
Incluso en el terreno bilateral, si la diplomacia espa?ola sabe mantener el aprendizaje adquirido, pueden resultar beneficios a medio plazo el ingreso en el Mercado Com¨²n europeo, la apertura de negociaciones serias para la devoluci¨®n de Gibraltar y la institucionalizaci¨®n definitiva de las relaciones con nuestros dos vecinos, Francia y Portugal.
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