Almagro, entre La Mancha y Flandes
La famosa Plaza Mayor y el Corral de Comedias no son los ¨²nicos atractivos de esta villa renacentista, cuajada de edificios y rincones de gran valor, testigos de su floreciente pasado.
Aplastada, blanca de cal y sol, recubierta toda ella de tejas requemadas con suaves tonos ocres, amplia, con todo el espacio del mundo por delante y por detr¨¢s, Almagro es una poblaci¨®n manchega con todas las de la ley. De las tierras del Norte le vino, sin embargo, una frustrada vocaci¨®n marinera, hecha realidad en su mil veces fotografiada Plaza Mayor, alargada, simulando un paseo mar¨ªtimo en un juego de espejos. Las fachadas de largos frentes, primero con soportales, en sus dos pisos superiores acristaladas, se miran en perpetua nostalgia de un mar inexistente. Eran los a?os veinte del siglo XVI y la familia de los Fugger estaba dispuesta a cobrarse las ayudas que en su d¨ªa prest¨® al emperador Carlos. Consiguieron as¨ª hacerse cargo de la explotaci¨®n de las ya famosas minas de Almad¨¦n, pertenecientes hasta hac¨ªa muy poco a la Orden de Calatrava, y situaron en la floreciente Almagro su sede central. Un arquitecto italiano construy¨® el que seria su ali?ac¨¦n con pretensiones de palacio, y al amparo de sus saneados negocios llegaron hasta La Mancha especialistas mineros y comerciantes alemanes y flamencos. En estos¨¢gitados a?os se restaurar¨ªa la antigua. Plaza Mayor, adquiriendo ese aspecto de mirador.sobre un mar fr¨ªo, y sus vecinos se mezclaron con familias de extra?os apellidos (Gedler, Welser, Ilderosen) que levantaron hermosas casas.Para estas lejanas ¨¦pocas, sin embargo, Almagro era ya una poblaci¨®n notable. Desde que la Orden de Calatrava, despu¨¦s de abandonar sus dos primitivos castillos, fijara su sede en ella no dej¨® un s¨®lo instante de ganar importancia. Siendo la capital del Campo de Calatrava, teniendo bajo su jurisdicci¨®n a 43 pueblos, hace las veces de corte de una orden que igualaba en poder a los mismos reyes. Iglesiasconventos y palacios compiten en hermosura y riqueza, y los dominios calatrave?os funcionan como un peque?o Estado.
ANA PU?RTOLAS
M.,
La vinculaci¨®n, del maestrazgo a la corona, realizada en tiempos de los Reyes Cat¨®licos, no frena en modo alguno el desarrollo de Almagro. Simplemente lo transforma. El poder militar y religioso pasa a ser fundamentalmente civil con el arrendamiento de las minas a esos Fugger, que pasar¨¢n ya a la historia con el castizo nombre de F¨²cares. Carlos V autoriz¨® la fundaci¨®n de una universidad propia, y hasta mediados del siglo XVIII, en que la capitalidad se traslada a Ciudad Real, Almagro sigue siendo el centro econ¨®mico, pol¨ªtico y religioso del Campo de Calatrava.
En la plaza.
M¨¢s all¨¢, de la plaza
Desde que naciera la ciudad en tiempos, de las guerras moras, la plaza ha sido lugar de reuni¨®n y de fiesta, escenario de transacciones comerciales y de corridas de toros. La de hoy se mantiene igual a como la dejaran en el siglo XVI; eso s¨ª, debidamente restaurada, con la ¨²nica falta de la que fue Iglesia de San Bartolom¨¦, destruida totalmente en el siglo, pasado. Y en sus soportales se esconde el famoso Corral de Comedias, oculto durante siglos descubierto hace.tan s¨®lo 40 a?os, devuelto hoy a su primitiva funci¨®n. Aqu¨ª s¨ª que est¨¢ todo intacto, desde los palcos hasta el foso, desde el escenario con decoraci¨®n fija hasta el zagu¨¢n de entrada.
Hermos¨ªsima y ¨²nica la plaza, perfecto el Corral de Comedias, tienen los dos una sola cosa en contra: el haber polarizado en exclusiva la atenci¨®n del visitante. Y no porque no merezcan de por s¨ª solos el viaje, sino porque se presentan pr¨¢cticamente como su ¨²nico objetivo. Almagro, densa, su historia, fuerte su poder, est¨¢ materialmente, lleno de recuerdos, arquitect¨®nicos asombrosos. Como esa irregular plaza de Santo Domingo, quieta y monumental, bordeada de palacios: el del marqu¨¦s de Torremej¨ªa, con una portada espl¨¦ndida; o el de los condes de Valpara¨ªso, igualmente labrado. En ¨¦l estuvo situado el antiguo convento de las monjas, Bernardas -hoy, casa particular-, y en sus alrededores se levantan algunas de las mansiones m¨¢s nobles y blasonadas de Almagro. Escudos en palacios y tambi¨¦n en conventos, asegurando la hidalgu¨ªa. Tantos hay en Almagro que han merecido un cuidadoso cat¨¢logo por parte del cronista de la ciudad, Ram¨®n Jos¨¦ Maldonado y Cocat.
El cap¨ªtulo de iglesias y conventos tambi¨¦n es memorable. La parroquia de Madre de Dios, levantada seg¨²n quiere la leyenda con el oro enviado para tal fin por uno de los m¨¢s ilustres hijos de la poblaci¨®n, Diego de Almagro, adelantado y capit¨¢n general de Chile; el antiguo convento e iglesia de los jesuitas, barroco; el convento de San Agust¨ªn, fundado a principios del XVIII y hoy todav¨ªa en una casi perpetua restauraci¨®n (por lo menos as¨ª estaba este verano); el convento de Santo Domingo.y la universidad, de los que tan s¨®lo quedan los muros de la iglesia, adornados a¨²n con un impresionante escudo imperial; el convento de Santa Catalina, perfectamente. restaurado y convertido en parador, que cuenta con 16 patios, todos diferentes, y, una construcci¨®n casi laber¨ªntica; la ermita de San Blas, renacent¨ªsta con portada plateresca, y esa joya que es, el convento de la Asunci¨®n Calatrava, levantado en el siglo XVI y que guarda una maravilla digna de competir con la fama, de la plaza y el corral: un claustro renacentista de ¨¦sos que, nunca se olvidan. De dos galer¨ªas gemelas, est¨¢ construido en piedr suavemente rosada, sirvi¨¦ndole de apoyo en los dos pisos unas perfectas columnas asombrosamente blancas, de una sola pieza, de m¨¢rmol mandado traer de Carrara.
Desde Almagro
Se puede visitar todo el Campo de Calatrava, meseta llana cuadriculada en vi?as que se extiende pr¨¢cticamente hasta Sierra Morena. Ruinas de los castillos de la orden, iglesias, algunos ejemplos pr¨¢cticamente ?nicos de arquitectura popular y hasta un parque nacional se encuentran en sus l¨ªmites. Aqu¨ª va en forma de lista nada, exhaustiva, a manera de m¨ªnima gu¨ªa, lo que en otro momento merecer¨¢ un tratamiento m¨¢s detenido.
Junto a Almagro, la ermita de Nuestra Se?ora de las Nieves, levantada en el siglo XVI por don ?lvaro de Baz¨¢n.
En Carri¨®n de Calatrava, el castillo de Calatrava la Vieja, la, que fuera, matriz de la orden, hoy pura ruina.
Manzanares: parroquia de Nuestra: Se?ora de Altagracia, con una preciosa portada del siglo XV.
Sacro convento de Calatrava la Nueva, sede de la orden desde comienzos del siglo XIII.
Almod¨¢var del Campo: iglesia parroquial del siglo XIII con un magn¨ªfico artesonado mud¨¦jar.
A siete kil¨®metros de Santa Cruz de Mudela se encuentra el famoso santuario, de las Virtudes, del siglo XVI, que tiene adosada una plaza de toros -cuadrada- del XVII, una maravilla que no, se debe dejar de visitar.
Viso del Marqu¨¦s: en mitad. de. la poblaci¨®n se levanta el palacio renacentista que construyera el marqu¨¦s de Santa Cruz, don ?lvaro de Baz¨¢n.
Daimiel: iglesia de Santa Mar¨ªa del siglo XIV, y de San Pedro, del XVI.
Cap¨ªtulo aparte merece la excursi¨®n a las Tablas de Daimiel, una de las m¨¢s importantes zonas h¨²medas del Mediterr¨¢neo, El acceso m¨¢s sencillo es la carretera, hoy ya asfaltada, que nace de, la carretera que va de D¨¢imiel a Ciudad Real. De todos modos, dados los estragos de. la sequ¨ªa y para conocer en detalle la posibilidad de una visita en estos momentos lo mejor es llamar al Servicio Provincial de Icona en Ciudad Real, Avenida de los M¨¢rtires 31, tel¨¦fono (926) 21 33 02.
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