Aplicaci¨®n en Francia de la nueva legislaci¨®n sobre trabajadores inmigrados
La nueva legislaci¨®n del Gobierno socialista que afecta a los trabajadores inmigrados fue aplicada ayer por primera vez tres de ellos, un marroqu¨ª, un tunecino y un senegal¨¦s, fueron expulsados en cumplimiento del veredicto del tribunal que los declar¨® sin documentaci¨®n legal. La pol¨¦mica elecci¨®n municipal en la ciudad de Dreux, donde el domingo pasado la extrema derecha consigui¨® cuatro de 39 concejales, acentuando los problemas creados por la inmigraci¨®n, ha recrudecido esta cuesti¨®n, que pudiera unir a la mayor¨ªa gobernante de izquierdas y a la oposici¨®n conservadora liberal para indagar eventuales soluciones de la misma.La elecci¨®n municipal de Dreux, en las afueras de Par¨ªs, va a dejar huellas en este pa¨ªs, no porque los socialistas hayan perdido la alcald¨ªa, que pas¨® a manos de la oposici¨®n, sino porque la extrema derecha, insignificante en Francia, alcanz¨® el 17% de los sufragios en esta ocasi¨®n explotando en su campa?a el tema de la inmigraci¨®n "incontrolada", "salvaje", "proliferante" y "an¨¢rquica".
FELICIANO FIDALGO, Par¨ªs
T.,
El hecho de que al d¨ªa siguiente del escrutinio, que mantuvo en vilo a todo el pa¨ªs, un tribunal, por primera vez desde que los socialistas reformaron la ley sobre la inmigraci¨®n, haya expulsado a tres extranjeros, es probablemente una casualidad, pero muy significativa. En lo sucesivo, todo hace pensar que los extranjeros no podr¨¢n gozar de las intenciones generosas que defendieron los socialistas hasta que se enfrentaron con la realidad que ofrece el poder de Estado.
Ya en 1931, Francia era el primer pa¨ªs de inmigraci¨®n en Europa, con m¨¢s de dos millones de extranjeros en su 'suelo. Hoy, como entonces, las pasiones xen¨®fobas amenazan, y los l¨ªderes pol¨ªticos, de derechas o de izquierdas, al margen de las generosas intenciones de principio, procuran no ponerse en contra de sus conciudadanos.
Hace unos d¨ªas, un diario independiente acusaba a la clase pol¨ªtica de silenciar, por razones electorales, lo que significan los trabajadores en Francia: el 25% de los autom¨®viles que se fabrican en el pa¨ªs lo son por los inmigrantes; de cada tres kil¨®metros de autopista, uno es obra de extranjeros; el paro, seg¨²n las estad¨ªsticas, no ha bajado a pesar de que desde 1974 se paraliz¨® la entrada de inmigrados; los trabajadores del exterior sufren el 20% de los accidentes de trabajo, padecen un riesgo laboral dos veces y media mayor que los del interior y, sin embargo, los extranjeros se hospitalizan menos que los franceses y solicitan menos pensiones que estos ¨²ltimos, a pesar de que cotizan lo mismo. Por ¨²ltimo, el mismo estudio establece que la delincuencia, en condiciones socioecon¨®micas iguales, no es m¨¢s acentuada entre la poblaci¨®n extranjera.
El discurso socialista sobre los inmigrados, cuando el partido del hoy presidente Fran?ois Mitterrand militaba en la oposici¨®n, pon¨ªa el acento en la inserci¨®n de los inmigrados en la sociedad y en las mejoras de sus condiciones de vida. Las ¨²ltimas elecciones municipales, celebradas el pasado mes de marzo, fueron un toque de alarma, al revelar que el tema de la inmigraci¨®n quema en tiempos de crisis econ¨®mica. Hace unos d¨ªas, Mitterrand pronunci¨® una frase que encogi¨® a muchos, pero que aplaude la inmensa mayor¨ªa de los franceses: "Es necesario expulsar a los inmigrados clandestinos.
El l¨ªder de la oposici¨®n neogaullista, Jacques Chirac, sugiri¨® ayer la creaci¨®n de grupos representativos del poder y de la oposici¨®n para que estudien el problema conjuntamente.
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