'Sine die'
Todo est¨¢ a punto de ocurrir, en apenas segundos, hasta que de pronto los pavores se disuelven obscenamente en la nada. Nos obligan a pronunciar esas grandes frases comprometedoras que s¨®lo rigen para los enormes hitos hist¨®ricos, y al cabo la extrema alarma se convierte en digresi¨®n oblicua. Analogamos el derribo del jumbo, con el caso Sarajevo, y cuando la met¨¢fora parec¨ªa irreversible, la actualidad cambia de conversaci¨®n como si tal cosa, dej¨¢ndonos el caracter¨ªstico mal sabor de boca que producen las palabras definitivas y los juicios hiperb¨®licos.El asesinato de Aquino era la sentencia del r¨¦gimen de Marcos, y las manifestaciones populares contra Pinochet han sido fervorosamente vividas y narradas como el ¨²ltimo episodio de la terrible d¨¦cada dictatorial, pero los cad¨¢veres de Manila y Santiago se acumulan y los dictadores aplazan su ca¨ªda inevitable. Jaruzelski, el general Sharon, los militares argentinos, Jomeini y la mayor parte de aquellos impresentables personajes que no hace tanto ten¨ªan las horas contadas despu¨¦s de los decisivos acontecimientos de Gdansk, Beirut, las Malvinas y Teher¨¢n, permanecen en activo. Tampoco las guerras de ahora mismo son precisamente definitivas.
JUAN CUETO
G.-D.,
Hab¨ªamos renunciado al happy-end despu¨¦s de tanta utop¨ªa descalabrada, de tanta may¨²scula escaldada. Por lo visto, ni siquiera est¨¢n los tiempos para un simple the end, sin demasiadas ambig¨¹edades narrativas. Hubo una ¨¦poca en la que los sucesos m¨¢s nimios originaban grandes conmociones hist¨®ricas dotadas de una soluci¨®n final espectacular, a base de gigantescas derrotas o monumentales victorias. Ahora es al rev¨¦s. El acontecimiento irrumpe atronador, volc¨¢nico, pero al instante se diluye en el pantanoso mar de la indiferencia y aplaza sine die su esperado final l¨®gico.
El equilibrio del terror ha degenerado en equilibrio de la transici¨®n. Y es que el terror pasa, pero la transici¨®n permanece. El nuevo orden mundial se logra por el aplazamiento uniformemente retardado de esos graves conflictos que est¨¢n en el origen del desorden cotidiano. Por eso intentan convencernos diariamente de que la principal causa de los problemas son las soluciones.
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