El Athl¨¦tic de Bilbao no tuvo serenidad ante el Lech Poznan
El nervio, y hasta las gotas de casta, que en algunos momentos pusieron ayer los jugadores del Athl¨¦tic no fue suficiente para superar los nervios que atenaza ron a los rojiblancos en las fases decisivas del encuentro. Cuando mejor estaba jugando el Athl¨¦tic, contragolpeando con sentido, un error arbitral -penalti a Sola no se?alado- descompuso a los de Clemente, que ya no recuperaron onda. A la serenidad de la primera media hora sucedi¨® cierto atolondramiento defensivo y un exceso de precipitaci¨®n ofensivo.Fruto de ese atolondramiento de la retaguardia fue el fallo de Urkiaga (pero no solo de ¨¦l: dos polacos estaban totalmente desmarcados en la otra punta del ataque) que posibilit¨® la jugada del segundo tanto local. Poco antes pudo haber marcado Gallego, en disparo cruzado que se march¨® fuera por poco, y tambi¨¦n Urtubi, en un ca?onazo al que respondi¨® el meta polaco con una buena parada Tambi¨¦n Zubizarreta hab¨ªa tenido ocasi¨®n de lucirse desviando a c¨®rner un primer aviso de Okonski que iba directo al rinc¨®n de las ara?as. La claridad de ideas que exhibi¨® el polaco contrast¨® con la precipitaci¨®n de los centrocampistas bilba¨ªnos a lo largo de toda la seg¨²n da mitad, cuando los rojiblancos pasaron a dominar territorialmente si bien de manera bastante in¨®cua. El adelantamiento un tanto inconsciente de las l¨ªneas rojiblancas propici¨® peligrosos contraataques de los polacos, que disfrutaron, en los minutos 64, 65 y 71, de tres ocasiones de oro, incomprensiblemente marradas por el gigantesco Adamiec, que con toda la porter¨ªa para ¨¦l, prefiri¨® entregar el bal¨®n a un espectador del segundo anfiteatro, y por el delantero centro Niewiadomski, que opt¨® por entreg¨¢rsela suavamente a Zubizarreta. Fueron los momentos m¨¢s angustiosos, porque para entonces estaba ya bastante claro que la continuidad de los rojiblancos en la Copa de Europa depend¨ªa, m¨¢s que de su capacidad para marcar alg¨²n gol, de su talento para evitar que llegase el tercero de su rival.
ENVIADO ESPECIAL, Poznan
Por lo dem¨¢s, el Lech, con la excepci¨®n de Okonski, no es gran cosa, y, en condiciones normales, el Athl¨¦tic es perfectamente capaz de superar la eliminatoria en San Mam¨¦s. El campo del Lech no fue el mejor escenario para el estilo cl¨¢sico de juego del Athl¨¦tic: los grader¨ªos como desparramados, alejados del terreno de juego, sin tribunas, con un fondo que da di rectamente a un descampado componen un marco que es todo lo contrario al aspecto compacto de La Catedral, donde los jugadores sienten encima mismo de sus cabezas el aliento del p¨²blico, y don de despistes posicionales como los que ayer prodigaron los disc¨ªpulos de Clemente son ciertamente improbables. El Lech, como suele ser norma en los equipos centro europeos basa su juego en el apoyo en corto y el control de la pelota.
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