El sue?o de una playa de verano

Es necesaria la referencia a Calabuch, la pel¨ªcula que dirigi¨® Berlanga antes de cambiar el lirismo esperanzado de aquella primera ¨¦poca por el m¨¢s regio humor negro que, desde Pl¨¢cido, ha presidido toda su filmograf¨ªa, para adentrarse en la propuesta de Local hero, la producci¨®n brit¨¢nica que tanto ¨¦xito de p¨²blico obtuvo en la ¨²ltima Quincena de Realizadores, del Festival de Cannes, y que ahora se estrena con el t¨ªtulo de Un tipo genial. Hay que referirse al filme de Berlanga porque lo que en ¨¦l era plausible por su espontaneidad y porque reflejaba la ausencia de otras alternativas en plenos cincuenta espa?oles, herederos del esp¨ªritu de un rom¨¢ntico neorrealismo, hoy puede ser tildado de ingenuo. Roza peligrosamente ese tipo de inocencia que nace antes del desconocimiento del mundo real que de su idealizaci¨®n po¨¦tica.De cualquier forma es una pel¨ªcula sin pretensiones abusivas y que soporta ser vista con reposo, incluso con agrado. Son divertidas a veces las peripecias de ese jovencito enviado por una multinacional norteamericana que debe destrozar el medio ambiente de un pueblecito europeo al instalar all¨ª otra de sus terribles sucursales. Forzosamente enfrentado a la buc¨®lica felicidad de sus nuevos amigos, no encuentra la paz hasta que su jefe se interesa tambi¨¦n por el rec¨®ndito lugar, dado que desde ¨¦l cabe una m¨¢s perfecta contemplaci¨®n de las estrellas, perspectiva que le atrae obsesivamente. Todos son, pues, buenos, simp¨¢ticos, hasta entra?ables. La pel¨ªcula da la espalda a la muy distinta realidad econol¨®gica de nuestros d¨ªas invitando a que todos hagamos lo mismo y recuperemos en la sencillez del campo (y aqu¨ª, de la playa), la ut¨®pica felicidad perdida.

Realizada con correcci¨®n, con espor¨¢dicas ideas brillantes, con una excelente interpretaci¨®n secundaria de Burt Lancaster, interesa m¨¢s cuando sigue las vicisitudes del joven protagonista en sus contactos con los habitantes del pueblo que cuando desliza con suavidad el optimista contenido final de su enunciado. El humor, y esa ternura aprior¨ªstica de la que Berlanga hizo gala, presiden Un tipo genial. Humor ocurrente, sin malicia, que relaja y no inquieta y que sorprende por ello en el panorama cinematogr¨¢fico actual.